Levantaron la cautelar de la planta fraccionadora de garrafas

La justicia neuquina puso fin a la medida de no innovar que regía desde hace cinco años. Se abre el debate por el destino de las miles de garrafas allí acopiadas. La planta fraccionadora construida por la ex Enarsa nunca entró en operaciones.

La justicia neuquina puso fin a la medida cautelar que desde 2015 mantenía congelada la planta fraccionadora de garrafas que el gobierno nacional construyó a través de Integración Energética Argentina (Ieasa), la ex Enarsa, en el Parque Industrial de Neuquén.


La medida reabre el debate en torno al destino de las miles de garrafas que se encuentran depositadas dentro del complejo y que en numerosas oportunidades se buscó redestinar a los sectores más carenciados de la sociedad.

Según se informó a Energía On desde el Poder Judicial de Neuquén el levantamiento de la medida cautelar de no innovar se dio a raíz de que finalizaron los peritajes y relevamientos que se ordenó realizar en el contexto de la causa penal por la construcción del complejo que tiene a dos actores en posiciones opuestas.

Por un lado desde el Estado se acusó a la firma constructora de incurrir en graves errores que impidieron la puesta en marcha de la planta que debía abastecer a las provincias de Neuquén, Río Negro, La Pampa y el sur de Mendoza.

Pero la constructora también demandó al Estado por no haberle abonado los trabajos realizados. Esas denuncias cruzadas llevaron al dictado de la medida que impedía realizar cualquier tipo de modificación en el complejo ubicado en el norte de la ciudad.

En números

54.845
garrafas de 10 y 45 kilogramos permanecen desde hace siete años en el predio del Parque Industrial de Neuquén.


Desde la justicia se aclaró que si bien la medida cautelar fue levantada la misma aún no se encuentra en firme por el corrimiento del plazos que se dieron por la pandemia de coronavirus.

En tanto que se advirtió que la causa de fondo sigue adelante y que ahora se procederá al análisis de la pericia.El complejo que debió ser inaugurado en diciembre de 2013 demandó una inversión de 12 millones de dólares para el montaje de una planta con capacidad de llenar 50.000 garrafas al día.

Entre su equipamiento se incluyen 54.845 garrafas, de las cuales 48.849 son de diez kilogramos.

Las garrafas se oxidan al sol sin tener ningún destino.

Del anuncio con bombos y platillos, al total olvido durante años

En octubre del 2011, en medio de la campaña electoral nacional, se anunció el inicio de la construcción de la planta fraccionadora que llevaría las garrafas a los vecinos de cuatro provincias.

La obra fue impulsada por Ieasa, por entonces Enarsa, y tuvo como socia para su concreción a la cooperativa eléctrica CALF que aportó el terreno en donde se montaron las instalaciones acorde a su participación del 10% en el desarrollo.

El dato

2.100.000
dólares es el costo de las reparaciones que en 2015 se estimó que se necesitan.


La inauguración estaba prevista para diciembre de 2013, pero ese plazo llegó y pasó sin cambios hasta 2015 cuando la obra se judicializó.

En el interior del predio se apilan y oxidan las miles de garrafas que cuentan con un problema adicional para aquellos que piden su distribución: por tratarse de un complejo industrial las garrafas son nuevas al punto que nunca fueron peritadas y por eso se desconoce si son aptas para su uso.

Los cilindro azules, ahora corroídos por el sol de la meseta patagónica, tienen aún visible la marca de Enarsa Patagonia, el recuerdo de un emprendimiento que quedó en el intento.


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