Los 10 hábitos que sumamos en este año de pandemia

A un año del comienzo del aislamiento social, preventivo y obligatorio; repasamos algunas situaciones que se repitieron en todo el mundo durante la cuarentena. Desde el boom por la comida y el pan casero hasta las videollamadas, una revisión de todo lo que nos permitió atravesar una época difícil de nuestras vidas.

Redacción

Por Redacción


El boom de la cocina casera… y los panes de masa madre



Durante aquellos primeros meses de cuarentena, una de las actividades más repetidas, al menos por los argentinos, fue la de cocinar. Nos arriesgamos a decir que no debe haber quedado practicamente ni una persona que no haya intentado al menos una receta durante este año que pasó.

Dentro de esta fiebre por la cocina, una de las experiencias más repetidas fue la de hacer pan casero, sobre todo la receta que cuenta con masa madre, uno de los grandes boom de estos meses.


Claro, no se trató únicamente de hacer pan, aún cuando una exploración rápida por las redes en cualquier momento parecía indicar que si. También hubo tiempo para otras “etapas” de la cocina.

Por ejemplo, la instancia de la comida saludable, donde mucha gente comenzó a consultar a especialistas para ordenar su alimentación y comenzaron también a usar ingredientes más variados, con mucha presencia de cereales o de comida orgánica.

Así como creció el interés por las recetas y la cocina, también creció considerablemente la venta de distintos utensilios y electrodomésticos.


Para dar un ejemplo, alrededor de junio, Google Trends mostró un aumento de un 300% en relación al mismo mes de 2019 en términos como “recetas caseras”.

Algo parecido ocurrió con la masa madre, que de golpe se transformó en un furor (aún no entendemos cuál fue el disparador para esto) y que pasó a ser protagonista absoluta: al menos una vez seguramente leíste una nota sobre qué es, para qué sirve y cómo se utiliza la masa madre durante el año pasado.


Un retorno a las bases: a leer en la cama



Ya que hablamos de retorno, bien vale aclarar previamente que nunca se dejó de leer, pero si es cierto que habitualmente reemplazábamos el hábito de la lectura por otros consumos, sobre todo considerando que la rutina nos dejaba espacios más reducidos para darnos “un descanso”. Es así que muchas veces el tiempo que años atrás se destinaba a leer quedó para ver una serie, o para algún consumo multimedial.

Ahora si, continuamos. Hubo un crecimiento notorio del hábito de la lectura desde que comenzó la cuarentena, en parte porque el estar en casa nos posibilitó tener más tiempo para tomar esa novela que hace rato queríamos leer.

Uno de los ejemplos más notorios fue el aumento de clubes de lectura y concursos de escritura, otro hábito que se retomó y que incluso mucha gente incorporó sin haber tenido antes, en parte por la necesidad de expresarse.


Meses atrás en España, la Federación de Gremios Editores realizó una interesante investigación, cuyo resultado final arrojó que entre otras cosas, el tiempo medio de lectura por día aumentó de unos 45 minutos a alrededor de 72, con un notorio aumento también en el número de lectores frecuentes.

También hubo un aumento notorio de la lectura digital, con mucha venta de e-readers y descarga de títulos digitales (si, todo legal, no busquen nada por acá).

La firma Ghostwriter Argentina realizó una encuesta con más de 7800 sujetos durante marzo y agosto, y más del 45,7% reconoció que aumentó considerablemente su tiempo con la lectura. Una noticia más que positiva.


Series y películas para maratonear



Si hubo ganadores en estos meses, sin dudas fueron los servicios de streaming como Netflix, HBO Go, Amazon Prime y demás.

Es que con todo el tiempo en casa que pasamos, era inevitable no caer en ver series y películas, sea para cumplir pendientes o para maratonear novedades… o también clásicos, por qué no.


Para muestras basta un botón: durante 2020, se superaron los 1.000 millones de suscriptores en todo el mundo para las plataformas, en la misma medida en que cayó un 70% la taquilla de los cines.

Por ejemplo, el cine llegó a registrar ganancias por 42 mil millones de dólares en 2019, mientras que en 2020 apenas superó los 12 mil millones.

En una de las encuestas más grandes al respecto, realizada en Estados Unidos, un 55% de los adultos confesó haber consumido televisión a través de plataformas digitales; mientras que un 85% del público joven aseguró que vio al menos una serie o película en streaming.


Hubo series que, en estos meses, tuvieron un público que explotó de forma impresionante. Por ejemplo, en esas primeras semanas de cuarentena durante 2020, “Poco Ortodoxa” fue tendencia durante varios días. Algo similar ocurrió con “You”, “El Presidente”, “El último baile” (el espectacular documental de Michael Jordan), “Casi Feliz”, “Tales from the Loop”, “13 Reasons Why” y muchos otros títulos más.

Además de las plataformas más tradicionales, servicios como Flow (de Cablevisión) registraron un gran crecimiento de usuarios, con un 35% en el segundo semestre del 2020.


Ejercicio en casa, una alternativa saludable



No habían pasado ni dos semanas de la declaración de la cuarentena y ya se habían viralizado cientos de videos de gente en balcones haciendo rutinas de ejercicios… y claro, su contrapartida también, la de gente que se había dado golpes considerados graciosos haciendo alguna rutina.

Más allá de esta última apreciación, esto sirve para poner en contexto cómo la actividad física en cuarentena se convirtió en un mini escape del encierro, aún cuando se realizaba en casa.


Basta con pensar en los beneficios que el ejercicio trae a nuestra salud para comprender por qué se puso tan de moda y fue tan necesario, sobre todo en meses donde aumentó también la frecuencia con la que la gente se alimentaba.

La necesidad de “quemar energía”, acostarse más tranquilos, mantenerse en movimiento y en forma, divertirse o simplemente sumar un nuevo hábito llevó a que mucha gente comprara (o alquilara) elementos de gimnasio, o que armara sus propias mancuernas, por ejemplo.

A esto se sumó también la fiebre por el ciclismo, tanto cuando se liberaron algunas actividades y mucha gente sacó la bici a la calle, como de forma interna, con los rodillos (los elementos que más se compraron por fuera de las bicicletas).


Las aplicaciones para celulares con rutinas de ejercicios o cronómetros por estaciones también crecieron considerablemente, para la gente que iba monitoreando lo que hacía.

Algo similar ocurrió con las reproducciones de videos de distintos profesionales de todo el mundo, que se dedicaron a armar nuevas rutinas para todo público.


Las huertas en el patio, una sana costumbre



Sin dudas, otro de los grandes “vicios” que se volvieron masivos durante esta cuarentena fue el armado de huertas en la casa.

Muchísimos argentinos se volcaron a una actividad que combinaba relajación con sustentabilidad y cuidado del medio ambiente, por lo que se transformó en tendencia de forma inmediata.

“La jardinería y la huerta ocuparon un lugar clave en el país. Esto se reflejó en el ranking ‘En Casa’, donde el interés por llevar a cabo una huerta creció hasta el décimo lugar en la lista”, explicó Florencia Sabatini, gerente de Comunicación para Google Argentina.


«Esta tendencia también se observó a lo largo de todo el año, por ejemplo, en los últimos 12 meses en el buscador donde entre otras consultas se destacó ‘¿Cómo hacer una huerta en casa?, y en YouTube, donde su mayor pico de interés en Argentina se dio cerca de abril”, agregó Sabatini.

“En el contexto particular de la pandemia por el COVID 19, con las restricciones de la cuarentena, la producción de frutas y hortalizas en la huerta propia cobra un sentido aún más importante para las familias. De esta manera, ofrece una alimentación saludable, ayuda a la economía familiar y contribuye a la preservación ambiental mediante una producción sostenible, sin la necesidad de moverse de casa”, afirmaron desde un comunicado del INTA emitido en plena pandemia, donde cerraron asegurando que “fomentamos la producción de alimentos mediante la agricultura ecológica o agroecológica y toda práctica que contribuya a la sostenibilidad y la seguridad alimentaria”.


¿Cuánto sale? Furor por las compras online



Me gustó. ¿Cuánto sale? ¿Cuántos días tarda en llegar? Comprado, enviado, recibido, utilizado. Así, miles de veces. ¿Miles? Perdón, corregimos: millones.

La venta online creció a pasos agigantados durante la cuarentena, y nuestro país estuvo lejos de ser la excepción: según la Cámara Argentina de Comercio Electrónico (CACE), se registraron compras por más de 900 mil millones de pesos, creciendo un 124% en comparación al año anterior a la pandemia.

Es más, para tomar dimensión del furor, es importante marcar que se sumaron cerca de 1,3 millones de nuevos compradores, según los datos de la CACE.


El total registrado durante todo el año 2020 fue de 20 millones de compradores online en el país.

El informe, muy completo por cierto, arrojó que en 2020 se vendieron 251 millones de productos, un 72% más que en el año anterior; y que esto se generó a través de más de 164 millones de órdenes de compra (lo cual representa un 84% más que en 2019).

A esto hay que sumarle que el ticket promedio de compra fue de $5.519, un 23% más que en 2019, por lo tanto, la suba estuvo por debajo de la inflación.


Desde el sector comercial auguran que se viene un año mejor todavía, porque mucha gente encontró precios accesibles, mayor posibilidad de elección de los productos y envíos relativamente rápidos en comparación a lo que uno esperaría.

Un ejemplo notorio de lo bien que funcionó el sistema es observar cómo cambió la distribución en los distintos servicios de correo.


Juegos de mesa, una solución clave



Previo a la cuarentena, ¿cuándo había sido la última vez que nos habíamos sentado en familia a jugar, por ejemplo, al Estanciero? ¿Hace cuánto no jugábamos a la generala o al rummy?

Sin lugar a dudas, entre ratos libres dentro del tiempo libre que la cuarentena nos dejó, los juegos de mesa ganaron muchos adeptos, sobre todo en aquellos meses de temperaturas bajas y mayor encierro.


Hubo grandes juegos que se transformaron en tendencia en búsquedas y ventas durante estos meses. Uno de los primeros fue el Scrabble, que permite armar palabras a partir de una serie de letras y que hace las veces de ejercicio mental.

El UNO también fue un juego muy aprovechado, por el dinamismo (son partidas muy rápidas) y por lo divertido de la premisa, donde los jugadores buscan deshacerse de las cartas en la mano.

El Tutti Frutti es tan viejo como sencillo y rendidor: basta con hoja y papel para pasar un buen rato en familia.


Algo similar ocurrió con el TEG, que en este caso implica la necesidad de tener el juego de mesa, pero que se convirtió en una gran tendencia porque quien juega una partida quiere jugar varias más, aún cuando se hacen considerablemente extensas.

Claro, no siempre es necesario que los juegos de mesa sean si o si de grandes marcas o de renombre: basta con que sean divertidos.

Por eso, las cartas son un accesorio infalible, porque podemos pasar desde el truco al póker, rummy de por medio, con tan solo un mazo en la mano y ganas de jugar.

Claro, a esto se suman actividades menos competitivas pero también lúdicas, como llenar cucigramas o jugar sudoku.


Pijamas, pantuflas y comodidad



Si hay que quedarse en casa más tiempo, hay una cuestión infaltable: la comodidad. Necesitamos estar más cómodos, porque ya suficiente castigo es no poder salir de las paredes como para encima pasarla mal adentro…

Así, al menos, se lo planteó gran parte de la población, porque la venta de pijamas creció de forma increíble a lo largo de estos meses y se transformó en un elemento constitutivo de la cuarentena.


“Luego de este año agotador, imposible e improbable, ¿por qué no habríamos de volcarnos a dormir y a la ropa de dormir? Las pijamas son una parada más allá de la ropa deportiva, nuestro uniforme de home office. No son tanto un símbolo de que abandonamos el teatro de una adultez responsable como un rendirse a nuestro confinamiento. Son el equivalente en ropa a la comida calórica que buscamos cuando necesitamos un apapacho”, escribió Karen Heller en un interesante artículo del Washington Post.


Al mismo tiempo, Heller agregó que en realidad “nadie necesita pijamas. Una camiseta vieja, calcetines abullonados, un bloque de cobijas y con eso tienes. Pero tampoco nadie necesita joyería. Las pijamas son una cuestión de solaz y deseo. Ofrecen el regalo de parecer mucho más organizados de lo que somos en realidad. Podremos ser un desastre emocional, pero al menos nuestra pijama hace juego”.

Algo parecido ocurrió con las pantuflas, que de repente se transformaron en el calzado oficial de estos meses, muchas veces combinados con el pijama y algún buzo.


Recitales… desde el sillón y por streaming



¡Cómo extrañamos los recitales! No es que no hayamos tenido en estos meses, pero claramente extrañamos la sensación de llegar al estadio, de hacer la fila, de saltar en el pogo y de corear todas las canciones.

Aún así, durante varios meses todo esto se pudo hacer de forma virtual mediante plataformas de streaming, de forma que al menos el público pueda sentir la sensación de escuchar a sus artistas favoritos desde el sillón de casa y con su gente.


Esto también generó que muchas personas que aún no habían logrado ver a sus bandas preferidas puedan al menos tener un primer acercamiento desde la virtualidad.

En un momento de la pandemia, el famoso grupo de k-pop BTS, que es furor entre los jóvenes, lanzó un recital llamado “Bang Bang With the Live”. ¿Cómo les fue? Vendieron entradas por casi 20 millones de dólares. Además, su fan club oficial sumó 10 mil miembros nuevos. Este recital contó con más de 750 mil espectadores de 107 países, una cifra impensada incluso en un tour.


Algo similar ocurrió con el festival Tomorrowland, que se realizó virtualmente y que contó con más de un millón de entradas vendidas, casi 10 veces la cantidad de gente que asiste al show presencial en Bélgica.

En lo relativo a Argentina, se espera un crecimiento del casi 20% de los espectáculos musicales. Es algo difícil de creer por el momento, cuando varios shows comenzaron a hacerse presenciales, pero que podría completarse en los próximos meses si llega un eventual cierre o si se pone mayor protocolo en eventos.


Zoom, Meet, WhatsApp y mil videollamadas



Si de acá a diez años hablamos de cuarentena y aislamiento, probablemente una de las primeras imágenes que se nos vendrán a la cabeza es una pantalla con una videollamada.

Es que en estos meses, entre el teletrabajo (con la comunicación necesaria entre compañeros) y la nostalgia de ver a familiares y amigos que hace rato no podíamos ver, las videollamadas asomaron como una solución para todos o gran parte de nuestros problemas.


Claro, no es que fueron tampoco una solución perfecta, porque tuvieron sus inconvenientes: desde la configuración hasta las filtraciones y los problemas de seguridad, hubo algunas cuestiones que preocuparon porque una gran cantidad de usuarios a nivel global se sintieron desprotegidos.

Desacoples, desconexiones, problemas con el video… son cientos los inconvenientes sufridos. ¿Quién no escuchó al menos una vez en estos meses la frase “tenés el micrófono apagado”? Y aún así, no sabemos cómo podríamos haber atravesado la etapa más dura de la cuarentena sin las videollamadas… pero tampoco queremos sostenerlas durante toda la vida.


“Lo que ocurre con las videollamadas no escapa a lo que nos pasa con otras actividades de la cuarentena. Al comienzo, son motivadores, como por ejemplo salir al balcón y comunicarse con los vecinos. Pero después, eso se vuelve algo monótono y carente de motivación. Con las videollamadas está ocurriendo un poco eso. Uno tiene varias veces al día varias llamadas. Al principio tenía un factor de novedad, suplía la falta de contacto, pero con el tiempo se volvió abrumador”, explicó meses atrás el director académico de la ONG Fundación INECO.


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