Manzanas, en una posición complicada
La estructura comercial de la producción de manzanas argentinas exhibe muchísimas falencias. Los resultados, teniendo en cuenta la estructura productivo-comercial en cada uno de los países del hemisferio sur, muestran retornos para la producción argentina del orden de los 0,122 dólares por kilo de fruta producida. La cifra representa casi la mitad de lo que percibiría un productor en Nueva Zelanda y el 60% de lo que obtendría un chacarero en Chile. En este sencillo análisis –expuesto con mucha más profundidad en la edición del Rural del 30 de enero pasado– no se tienen en cuenta los costos de producción en cada uno de los países mencionados. Los grandes desfases entre los retornos de los distintos países son consecuencia de la estructura comercial de cada sistema. Pero, recapitulando la fría estadística: los 0,122 dólares por kilo que se obtienen en nuestro país están dados por el hecho de que el 50% de la producción se destina a la industria, que paga sólo 0,015 dólares por kilo. Está claro que, si no se disminuye el volumen de fruta que se destina a la industria y en forma paralela crece la que se orienta al mercado en fresco, difícilmente el sistema frutícola del Valle pueda salir de la crisis estructural en la que se encuentra.
La estructura comercial de la producción de manzanas argentinas exhibe muchísimas falencias. Los resultados, teniendo en cuenta la estructura productivo-comercial en cada uno de los países del hemisferio sur, muestran retornos para la producción argentina del orden de los 0,122 dólares por kilo de fruta producida. La cifra representa casi la mitad de lo que percibiría un productor en Nueva Zelanda y el 60% de lo que obtendría un chacarero en Chile. En este sencillo análisis –expuesto con mucha más profundidad en la edición del Rural del 30 de enero pasado– no se tienen en cuenta los costos de producción en cada uno de los países mencionados. Los grandes desfases entre los retornos de los distintos países son consecuencia de la estructura comercial de cada sistema. Pero, recapitulando la fría estadística: los 0,122 dólares por kilo que se obtienen en nuestro país están dados por el hecho de que el 50% de la producción se destina a la industria, que paga sólo 0,015 dólares por kilo. Está claro que, si no se disminuye el volumen de fruta que se destina a la industria y en forma paralela crece la que se orienta al mercado en fresco, difícilmente el sistema frutícola del Valle pueda salir de la crisis estructural en la que se encuentra.
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