Mientras crece la fiebre por las bicicletas, se complica conseguir stock

Desde que se flexibilizaron las actividades al aire libre, la venta de bicicletas creció a un ritmo imparable. Sin embargo, cada vez cuesta más conseguir stock y repuestos. La demanda superó cualquier expectativa y las bicicleterías buscan soluciones.

Aunque atravesamos una extraña relación con el tiempo en estos últimos meses, donde todo parece estar detenido y en paralelo pasan las semanas a una velocidad increíble, pensar en “el comienzo del aislamiento” nos remonta a un período ya ciertamente lejano.


Bien vale situarse en aquellos primeros días de confinamiento para recordar la necesidad de la gente de poder realizar actividad física, con rutinas en casa, por ejemplo. Apenas comenzaron a liberarse las primeras actividades, los paseos en bicicleta fueron la elección número 1 de la gente, y se desató una fiebre pocas veces vista por andar en dos ruedas.

Pedidos de bicis, arreglos, repuestos, rodillos de entrenamiento… todo, absolutamente todo, voló. Las filas en las bicicleterías se hacían cada vez más grandes, y los pedidos llegaban de a miles. Las calles de la región y los espacios verdes (el bicentenario de Roca, por ejemplo) se transformaron en un desfile de ciclistas, ocasionales, dedicados, del tipo que sean.

Así como se dio esta situación a nivel regional y nacional, ocurrió también a nivel global: en Estados Unidos, las ventas de bicicletas aumentaron un 75% en abril, en relación al mismo mes de 2019. Ni hablar de las bicicletas a precios “accesibles” (allí se considera como tales a las que cuestan menos de 200 dólares), que se triplicaron en ventas durante 2020.

Hace tres meses charlamos con algunos representantes de bicicleterías de la región para conocer cómo los había afectado esta situación, y en todos los casos habían asegurado que se notaba un aumento considerable, y todavía teníamos días fríos y tardes cortas. Ahora que las flexibilizaciones crecen y que el calor empieza a asentarse, lógicamente se ve cada vez más usuarios pedaleando en la calle, y nos surgió la inquietud: ¿se siguen vendiendo muchas bicicletas?

Los talleres de las bicicleterías siguen a pleno, aún cuando a muchos se les complica conseguir ciertos repuestos. (Foto: Juan Thomes)


“El ritmo de consultas es impresionante. A ver, lo que pasó en invierno fue una venta fuera de lo normal. Y ahora sigue el ritmo, pero lo que pasa es que no hay reposición de stock. No es que no podemos traer cosas por la pandemia: no las quieren traer los importadores”, comenta Daniel, de la bicicletería Sorensen, una de las que se encuentra trabajando en Roca.

Lo que explica el bicicletero es que, básicamente, no se consiguen los repuestos. Y con ello, lo que se vende no se vuelve a stockear. “Todo lo que vendí desde que empezó la pandemia y pudimos abrir, hace unos cuatro meses, no lo he podido reponer”, afirma.

Para colmo, la situación no parece cambiar a corto plazo. “Algunos importadores te hablan de febrero o marzo para reposición. Y los más optimistas, eh. Los menos optimistas te hablan de dos o tres años. Lo que pasa con esto es que en muchos casos están armando las bicicletas con accesorios nacionales. Por ejemplo los cuadros, pero en estos casos son cuadros de acero”, relata Daniel.

Desde la Cámara Industrial de la Motocicleta, Bicicleta, Rodados y Afines (Cimbra), aseguraron que la demanda de bicicletas creció el triple en relación a 2017, el mejor de los últimos cinco años en cuanto a registros. En aquella oportunidad se vendieron un millón y medio de unidades, para dar un ejemplo.

Los cuadros son uno de los más difíciles de obtener. Se analiza utilizar de fabricación nacional. (Foto: Néstor Salas)


El tema es que a medida que crece la demanda, los fabricantes se encuentran cada vez más saturados y se complica cubrir los pedidos… y lo que ya mencionábamos de los respuestos no es más que un dolor de cabeza añadido.

“La consulta se mantiene, pero no hay stock. Para que te des una idea, hoy han venido desde Neuquén, porque allá no consiguen. Llamaron de Regina y de Choele. Y eso solamente hoy. Están desesperados, especialmente en los pueblos más chicos, porque no queda nada” suma Daniel.

El tema tomó trascendencia mundial, puesto que en otros países se da una situación bastante similar. Esta misma semana, el dueño de la bicicletería “Monkey Bike” de Corona (Queens, Nueva York), mencionó su situación en el podcast del Washington Post y explicó que “cuando la gente empezó a circular, comenzaron a solicitar bicicletas para no utilizar el transporte público. Trenes, autobuses, eso quedó como una segunda opción. Entonces vino una demanda grande de bicicletas, y por eso comenzaron a escasear. Si nosotros vendíamos unas 10 bicicletas a la semana, ahora se estaban solicitando unas 25, y quizás nosotros teníamos 4 o 5. Muchas veces no teníamos que ofrecer, porque ni siquiera las compañías tenían. Estuvo un poco difícil la situación, recién ahora está empezando a restablecerse. Igualmente no hay una gran variedad todavía. Esperemos que esto se regularice para seguir adelante”.


Queda claro: sin importar el clima o las condiciones, el uso de la bicicleta afronta quizás uno de sus mejores años en las últimas décadas. Ocurrió durante el invierno aquí, y ocurre ahora que el verano se acerca. Ocurrió con pocas flexibilizaciones, y ocurre ahora que van creciendo. La fiebre sobre dos ruedas está muy lejos de detenerse.

A nivel regional, la gran incógnita pasará por cuándo podrán reponer su stock las distintas bicicleterías, tanto de bicis como de repuestos; pero las consultas de la gente continúan en aumento a medida que pasan los días. ¡A ponerse el casco!


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