De Las Grutas a Qatar: así cumplió Paula el sueño de ir a trabajar al Mundial y alentar a Argentina

De Río Negro a Doha: con 23 años, fue seleccionada para trabajar en los Fan Fest. Sueño doble cumplido: ya le está haciendo el aguante a Messi y toda la banda de la Selección. Aquí cuenta cómo lo logró, su historia y qué reacciones genera cuando la ven caminar con short y musculosa.

Excursión al desierto al amanecer.

Cuando detectó el primer llamado que convocaba a postularse para trabajar en el Mundial de Qatar 2022 no lo dudó. Nacida en San Antonio Oeste, guía de turismo en Las Grutas y las maravillas del golfo San Matías al norte de la Patagonia en el verano, futbolera de alma, hincha de la Selección y de Boca como aprendió de su querido abuelo Angelo, se prometió que haría la posible por aprovechar la oportunidad. Mientras pasaban las instancias y veía que el sueño estaba cada vez más cerca, rogaba que nada lo interrumpiera. Y nada lo detuvo. Ahora está en Doha, como parte del grupo de 22 argentinos contratados por una cadena internacional de hoteles para los Fan Fest, que con sus pantallas gigantes, recitales y bares serán el corazón de la movida de los hinchas de todo el planeta.

Paula con los cuatro cordobeses que llegaron en bicicleta ayer a Qatar, Leandro, Lucas, Matías y Silvio. Foto: Paula Vincent.

Puede andar por las calles de short y musculosa sin que sienta ninguna mirada que lo objete y ayer estuvo en el banderazo para recibir a cuatro cordobeses que llegaron a la cita en bicicleta. Estaban cerca, alucinados como en todos estos días con tanta pasión llegada desde la bendita tierra del Diego y de Lionel, los turcos, los indios, los de Bangladesh, los qataríes, los libaneses y toda esa legión de hinchas de la Scaloneta de Medio Oriente que caminan al lado, les piden fotos a los hinchas argentinos y ya se están aprendiendo los cantitos.

Paula y sus primeras recorridas en Doha. Foto: Paula Vincent.

Paula fue con su bandera albiceleste y la inscripción Las Grutas, Patagonia. Desde la costa de Río Negro la vieron en la tele su familia y sus amigos, a pura emoción. La misma que sintió ella en nombre de su abuelo, ese gringo venerado en San Antonio, a donde llegó desde la lejana Palombara Sabina (cerca de Roma) para ganarse la vida como plomero, el Tano que trabajó tantos años en el Hospital, que amaba a Maradona pese a no ser del Sur y que pidió adelantar una operación para poder ver el Mundial del 2010. Pero no logró superarla y partió de este mundo en mayo de ese año. Ahora su espíritu entrañable llegó a Qatar en el corazón de su nieta.


Cómo consiguió ir a trabajar al Mundial


Paula Vincent tiene 23 años y en diciembre del año pasado envió su currículum a una empresa internacional de recursos humanos que había publicado que buscaba gente con experiencia para trabajar en el Mundial. Tenía con qué: estudiante de Turismo en Bahía Blanca (le faltan la tesis y unos finales), su papá tiene hotel y emprendimiento gastronómico en Las Grutas y ella fue desde chica moza y recepcionista, además de guía de turismo en el verano. Y habla inglés, portugués e italiano.

Argentina Fans Qatar: tiene 5.000 integrantes. Se suman a los hinchas de la Selección en las calles. Foto: Paula Vincent.

Dos semanas más tarde le respondieron que querían tener una entrevista en inglés y después le mandaron una propuesta laboral de un año en Qatar. «Pero yo quería algo más corto», cuenta Paula. Siguió otra para ir a Montenegro, dijo que sí pero no tuvo respuesta. «Y en agosto, me llega la del Mundial, solo dos meses y con la cadena Marriott, que es la que me contrataría como vendedora. Quedamos preseleccionados 50. Tuve una entrevista de 5 minutitos y quedé», agrega.

Ahí está desde el 28 de octubre y hasta el 23 de diciembre, con los aéreos, el hospedaje y la comida paga y la chance ahorrar el sueldo. Será para ella la primera experiencia laboral por fuera del ámbito familiar. «Me gusta ese desafío. Voy aprender mucho. Y quiero demostrar todo lo que aprendí con mi papá», dice orgullosa.

Mientras se acerca la apertura del Mundial y los 22 argentinos reciben las indicaciones de cómo será el trabajo en los Fan Fest, hay tiempo libre para recorrer, para asombrarse. «Andamos de short y musculosa y nadie nos dice nada. Solo en los lugares cerrados como un shopping podés sentir una mirada, pero siempre con respeto. Ellos tienen su cultura y nosotros la nuestra. No se cómo será después del Mundial, pero ahora está todo bien. Uno viene con miedo pero no hay que tener miedo, la flexibilidad con la que contamos muestra que se han abierto, nos tratan bien, son agradables, se han preparado«, señala Paula.

«Se supone que las demostraciones de afecto en público no se pueden hacer sino estás casado, pero de momento no ha pasado nada. Y cada vez que se acerca uno de seguridad nos pide una foto en vez de retarnos, nos filma. Es reloco lo que generan Messi y la Argentina. Les gusta vernos con los parlantes, saltar y gritar», agrega.


De las Salinas del Gualicho al desierto de Qatar


Entre las excursiones que hicieron, hay una que de momento se lleva todos los laureles: en 4×4 al desierto de madrugada en grupos de máximo seis. Escuchando cumbia primero y después una pegadiza canción árabe. Se aprendieron el estribillo y los anfitriones se alegraron de eso. El chofer era además el guía pero intervenía poco, más bien optaba por dejar que se sorprendieran entre las dunas y el mar. En Las Grutas, ella está al frente de los city tour y las excursiones a las Salinas del Gualicho, pero esto era otra cosa, otro paisaje, otra cultura y ese abismo que tendía a desaparecer compartiendo canciones.

Para Paula, lo más impactante fue el primer día. Lo cuenta así: «Recién llegábamos y salimos a dar un paseo en barco para ver la ciudad desde el agua. Imaginate la escena: no podíamos creer que estábamos en Qatar, que habíamos conseguido venir a trabajar al Mundial, que podíamos alentar a la Selección. Entonces me acordé de mi abuelo en el barco. Porque él me inculcó el amor por Boca, el equipo que eligió cuando llegó de Italia. Y cuando se fue en el 2010 es como que todavía me despertó más pasión por el fútbol. Y estar acá me hizo pensar en él, en aquel Mundial que no pudo ver. Por eso me emocioné tanto. Me gusta este amor que me dejó», dice Paula.

Paula de pequeña en los brazos de su abuelo.
Don Angelo en su querida Bombonera.
Paula en el mismo lugar años después.

Don Angelo tuvo que dar un examen a los 18 años para poder ser plomero en la Argentina y construir un futuro tan lejos de casa. Y aunque después volvió de visita a Italia, supo que su lugar era la Patagonia. Su nieta Paula debió superar los test necesarios para poder trabajar en Qatar, en este Mundial tan lejano que le recuerda a su abuelo y que le puede arrancar una sonrisa o una lágrima según el momento. Suele ocurrir con el fútbol, los italianos y los argentinos: una pelota, una camiseta, las emociones más puras.

Podés seguir su aventura en Qatar en https://www.instagram.com/paulivincent/


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