Un feedlot con 4.600 cabezas en Río Negro logra una conversión sorprendente con una particular práctica
Junto a su hermano Nelson, Claudio Segatori encabeza un sistema integrado que combina tradición familiar, manejo preciso y producción forrajera propia. La excelente eficiencia cárnica del proyecto tiene un condimento extra.
Claudio Segatori no necesita grandes palabras para contar su historia, porque sus campos en el Valle Medio del río Negro hablan por él. Junto a Nelson, su hermano y socio, es uno de los pioneros en la implementación del feedlot en la provincia de Río Negro. “Tuvimos que ir a Buenos Aires para buscar información de cómo se hacía, porque acá casi no se conocía”, recuerda Claudio.
Han pasado 25 años desde el inicio del proyecto, que hoy no solo destaca por su vanguardismo, sino también por su escala: en total manejan 4.600 animales en corral y otros 800 en campos de secano ubicados entre Choele Choel y Río Colorado. Todo el sistema se apoya en una lógica de eficiencia, planificación y trabajo familiar.
Los Segatori no solo tomaron una decisión firme a comienzos del milenio, sino que la llevaron al máximo, recuperando tierras que alguna vez fueron un salitral, incorporando tecnología y armando una estructura que hoy funciona como un verdadero engranaje. “Lo que me pone techo es no querer salir del circuito”, dice, con la tranquilidad de quien sabe que alcanzó un equilibrio productivo difícil de replicar.
Sangre ganadera en Río Negro
Los Segatori son productores ganaderos de toda la vida: la pasión por la actividad agropecuaria y buena parte de los saberes fueron heredados de su padre, Abel, que falleció en 1999. Fue entonces cuando los hermanos se hicieron cargo del rumbo del emprendimiento, que hasta ese momento estaba enfocado en pastoreo.

Los desafíos no tardaron en llegar. En el año 2000, una sequía los obligó a repensar el modelo productivo. “Nos volcamos a lo que es feedlot porque no se pudieron terminar los novillos de exportación a campo. Todo lo que era recría y destete precoz tuvo que venir a terminarse a los corrales”, relató Claudio.
La tradición continúa con los hijos de Nelson (Leonel, Lautaro y Emiliano) y los de Claudio (Abel y Segundo), que los fines de semana acompañan y en verano se suman de lleno a las tareas. “Uno ya hace rollos conmigo, y el otro también está arrancando”, cuenta Claudio sobre Abel y Segundo. Aunque les dio libertad para estudiar lo que quisieran, la pasión por la maquinaria y el trabajo en el campo parece haber calado hondo. “Le gustan los fierros, los tractores, las cosechadoras”, dice sobre uno de ellos. El legado está en marcha.
Integrados en Valle Medio
El sistema ganadero de los Segatori está dividido en unidades especializadas. En Darwin está el feedlot principal de terminación; en Luis Beltrán, el módulo de recría; en Coronel Belisle, 100 hectáreas sembradas con alfalfa; y en Lamarque, están montando otra unidad forrajera de 100 hectáreas, de las cuales 20 ya están operativas. En el secano hacen la cría, y además alquilan campos en Buenos Aires, próximos a las localidades de Trenque Lauquen y Fortín Olavarría, donde siembran y cosechan 300 hectáreas de maíz destinado exclusivamente a alimentación de sus animales en Valle Medio.

En Río Negro también producen maíz, que se destina a silo y picado verde, alcanzando rindes de 35 a 40 toneladas de materia verde por hectárea y de 10tn/ha de grano. La base forrajera del sistema es la alfalfa, con rendimientos por corte de 4.200 kilos de materia seca por hectárea, un muy buen valor. Los Segatori rotan la alfalfa con avena y mijo.
El sistema está pensado para minimizar la dependencia externa. “Siempre tratamos de producir nosotros la mayor cantidad posible de comida”, explica Claudio. Cuentan con sus propios silos, riego por manto con manejo de pendientes y prácticas de siembra directa para mejorar los suelos. Desde que incorporaron nivelación láser, lograron mejorar progresiva y sustancialmente suelos salinos y pesados.
Eficientes cárnica y futuro próspero
Uno de los aspectos más destacados del sistema de Claudio y Nelson Segatori es que logra una tasa de conversión de 5,5 a 1, es decir, necesita solo 5,5 kilos de alimento para producir un kilo de carne. Es un valor que sorprende aún más si se considera que no utiliza monensina, el aditivo comúnmente empleado en feedlots para mejorar la eficiencia alimenticia.

“La clave está en lograr buen desarrollo del rumen en la recría, haciendo trabajar las bacterias y evitando que el animal se vuelva monogástrico”, explica. En lugar de monensina, utiliza levaduras vivas en los concentrados proteicos, que estimulan la flora ruminal de manera natural. “Nunca usamos monensina. La clave está en la dieta, en la calidad del silo, en el manejo. Con levaduras bien trabajadas, también se puede lograr una buena conversión, cuidando el bienestar animal”, agrega Claudio.
Ese resultado no es casual: es el fruto de una estructura sólida, con un equipo de 8 a 9 personas y un esquema productivo donde cada etapa está planificada. En la recría, buscan ganancias diarias de 600 a 700 gramos, con dietas restringidas para evitar engrasamiento. “Queremos terminar con un novillo de 400 kilos promedio. No es solo engordar rápido, es engordar bien”, resume.
«La clave está en lograr buen desarrollo del rumen en la recría, haciendo trabajar las bacterias y evitando que el animal se vuelva monogástrico.»
Claudio Segatori, productor agropecuario en Río Negro.
La ración diaria de los animales en el feedlot está cuidadosamente formulada. Se compone en un 50% de grano de maíz partido, 12% de rollo de alfalfa molido o cuteado, 10% de agua, 8% de burlanda, y el resto es silo.
A la hora de analizar el contexto ganadero, Claudio tiene una visión clara. Cree que los valles del río Negro tienen gran potencial, pero que necesita previsibilidad: “Hace falta un plan ganadero a 10 años, esto no es vivir el día a día. Uno invierte mucha plata, un kilo de comida cuesta 200 pesos, y yo tiro 30.000 kilos por día”.
También reclama una política inclusiva, que no discrimine por escala, y cuestiona la entrada de capitales especulativos: “No sirve el negocio financiero en la ganadería. Una persona con plata entra mientras sea negocio. Cuando deja de serlo, se va, y todo eso desvirtúa el circuito”.
Finalmente, insiste con una meta clara: exportar. “El mercado exterior es más estable, mucho más firme. Sería bueno trabajar, al menos, con un cupo. Eso le va a dar firmeza y garantía al sistema”.
Tanto Claudio como Nelson saben que la continuidad de tan buenos resultados es factible y que para la consecución de esas metas aún hay tiempo. El equilibrio y el orden están: Abel, Segundo, Leonel, Lautaro y Emiliano tienen el camino allanado para seguir dando pasos firmes.
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