Duro cuestionamiento de obispos patagónicos por los datos del censo sobre personas en situación de calle

Para el Indec son apenas unas decenas en la Región. "Este ninguneo estadístico es una marginación más, es un obstáculo más que hay que sortear", dijeron los prelados.

Los obispos de la Región Patagónica hicieron público un duro cuestionamiento a los datos provisorios del censo 2022 referido a las personas en situación de calle que «por no aparecer, terminan siendo olvidadas, descartadas de un adecuado abordaje del Estado».

Mediante una carta abierta los prelados indicaron que «si un censo es la posibilidad científica para luego tener abordajes multidisciplinares, nos preocupa que los números esbozados por el censo se expresen en la ausencia de gestiones del ámbito público –a nivel nacional, provincial y municipal– con las personas en situación de calle».

Recordaron que «infinidad de parroquias y espacios eclesiales, ONG y particulares, viven con enorme preocupación la situación de estos argentinos y argentinas» en especial «en nuestras zonas tan frías» y subrayaron que «este ninguneo estadístico es una marginación más, es un obstáculo más que hay que sortear».

Agregaron que ahora «tocamos las puertas de las instancias gubernamentales» y «no pedimos un espacio concreto para personas concretas, con historias dolorosas, ahora sólo pedimos que al menos sean un número en el censo».

Consideran que «si ni eso son, entonces seguiremos clamando cada invierno por una pieza, por una colcha y un plato de comida caliente; seguiremos poniendo remiendos sobre cada situación, simplemente porque alguien en nombre del Estado salió la noche anterior y no los encontró».

Para los obispos «esos no encontrados son el centro del corazón de Jesús, se hacen espacio –con mucho esfuerzo– en la vida de nuestras comunidades» por eso piden «que sean entonces, alguien contado por el Estado. Porque sólo así será alguien atendido y contemplado, alguien que tras un número y un nombre carga junto con sus pocas pertenencias, horas de soledad y dolor».

La carta está firmada por Esteban Laxaque (Obispo de Viedma), Alejandro Benna (Alto Valle), Jan Branco (Administrador Diocesano de Bariloche), Fernando Croxatto (Obispo de Neuquén), Jorge García Cuerva (Río Gallegos), Joaquín Gimeno Lahoz (Comodoro Rivadavia), José Slaby (Esquel), Roberto Álvarez (Obispo Auxiliar de Comodoro Rivadavia), Fabián González Balsa (Obispo Auxiliar de Río Gallegos), Virginio Bressanelli (Obispo Emérito de Neuquén), Néstor Navarro (Obispo Emérito de Alto Valle) y Juan Carlos Romanín (Obispo Emérito de Río Gallegos).


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