El sueño de Vaca Muerta también late en Catriel

El enclave rionegrino sostiene parte vital de la actividad hidrocarburífera en la región, aunque atraviesa un momento de parálisis en el segmento convencional. Marcelo Rucci, secretario general del gremio petrolero, advierte que la esperanza está puesta en el desarrollo no convencional.

La identidad de Catriel está intrínsecamente ligada al petróleo. Desde que se perforaron los primeros pozos a mediados del siglo XX, el desarrollo urbano, económico y demográfico de esta ciudad del norte rionegrino estuvo marcado por el pulso de la industria hidrocarburífera. Las torres, los yacimientos, los obradores, los campamentos y las rutas petroleras forman parte del paisaje cotidiano y de la memoria colectiva.

La zona forma parte de la cuenca neuquina, una de las más ricas del país, y desde hace décadas abastece de petróleo a diferentes refinerías nacionales. Incluso antes del auge de Vaca Muerta, Catriel ya era una referencia obligada en la matriz energética del país. Su infraestructura —con caminos internos, plantas de tratamiento y una red de servicios conectada al movimiento de las operadoras— la convirtieron en un nodo estratégico para la producción y logística petrolera.

El secretario general del gremio petrolero participó de la inauguración de un mamógrafo de última generación en Catriel. Foto: gentileza.-

Catriel representa más del 70% del petróleo que se produce en Río Negro, según datos de la Secretaría de Energía de la Nación. En los años de mayor actividad, llegó a producir 10.000 metros cúbicos diarios, y sus yacimientos son operados por empresas de primera línea que han sabido aprovechar el recurso convencional durante décadas. Hoy, este polo histórico de producción, a pesar del freno en las inversiones actuales, mantiene su protagonismo como bastión de experiencia, mano de obra calificada y expectativa ante el desembarco de nuevas tecnologías de extracción.

“Catriel ha sido una localidad histórica en la entidad petrolera de nuestra región”, destacó a RÍO NEGRO Marcelo Rucci, secretario general del Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Río Negro, Neuquén y La Pampa.

La industria enfrenta un presente complejo. Según Rucci, la actividad convencional está prácticamente paralizada por la falta de inversiones, mientras las empresas enfocan sus esfuerzos en la explotación no convencional, principalmente en la formación Vaca Muerta. “Hay trabajadores, hay esperanza también de que la lengua de Vaca Muerta llegue a esta zona”, apuntó el dirigente.

Uno de los principales cuellos de botella que enfrenta el sector es la distribución del petróleo y del gas, lo que impide una mayor producción. “Este año va a ser de transición. Se está trabajando para que los productos puedan salir al mundo desde Río Negro”, expresó Rucci, al analizar el escenario a corto plazo. La incertidumbre por el precio internacional del crudo y el contexto político nacional también juegan su papel en esta etapa de especulación y espera por parte del sector privado.

La formación Vaca Muerta, ubicada mayoritariamente en Neuquén, concentra el interés del mercado energético por su potencial en reservas de shale oil y shale gas. Pero desde el gremio confían en que los desarrollos satelitales podrían derramar actividad hacia Catriel, revitalizando pozos inactivos o reactivando áreas limítrofes.

Rucci reconoció que, en medio de la retracción, hay un aumento en la llegada de personas de otras provincias, donde la desocupación creció tras la retirada de algunas empresas. Desde el sindicato promueven que se priorice a los trabajadores locales. “Las necesidades primarias tienen que cubrirse con la gente de la región”, remarcó. Y añadió que existe una migración histórica y natural dentro del triángulo productivo que forman Río Negro, Neuquén y el sur de La Pampa.

El dirigente también destacó el diálogo constante con el gobierno provincial y con las intendencias, más allá del color político. “Hay una comunicación muy cercana. Lo que planteamos es escuchado y podemos trabajar en conjunto”, valoró.

La transición hacia el no convencional exige una actualización tecnológica y una reconfiguración del modelo productivo. Pero el territorio ofrece ventajas competitivas: cercanía con rutas de evacuación, personal especializado, y una cultura de trabajo forjada en condiciones adversas. “Somos una ciudad que vive y late con el petróleo”, resumen desde el gremio.

En Catriel, la palabra petróleo no es solo una fuente de empleo. Es también identidad, pertenencia y proyecto de vida. La ciudad fue modelada por los turnos rotativos, los campamentos, las guardias de 14 días y los oficios aprendidos en plena meseta. Frente al nuevo escenario energético, se prepara para seguir siendo protagonista.


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