Los food trucks en Bariloche crecen como salida laboral y amplían sus rubros

Es una tendencia que empezó focalizada en los puestos de comida al paso y se diversificó. Ofrecen embutidos, frutas, macetas, entre otros. El municipio los regula y habilita.

Alquilar un local comercial en Bariloche es una misión casi imposible. Muchos encontraron en la venta en food trucks un nicho de trabajo que no solo aumentó desde la pandemia sino que diversificó la producción.

Hoy se pueden encontrar carros en la entrada a Bariloche, sobre la avenida Juan Marcos Herman, en las avenidas Bustillo y Pioneros, en el ingreso a Villa Los Coihues, en el Llao Llao y en el cruce del kilómetro 8.

“Picadas Argentinas” es el emprendimiento de Daniel Valansi y Daniel Andreani. Todos los días de la semana, de 10.30 a 20.30, venden berenjenas, escabeches, dulces, miel, olivas, dulce de leche, pasas de uva y mixes “energéticos”.

Lo definen como “un carro federal” porque traen productos de varios puntos del país.

Valansi es electricista, pero decidió incursionar en la venta dos años atrás, al término de la pandemia. Su socio es pintor.

“Vengo de Buenos Aires donde está lleno de buscas que venden de todo. Arranqué vendiendo mangueras, pero cuando se terminó el verano, pensando cómo podría seguir, conseguí el contacto de productores de queso. Así me fui contactando con productores de San Luis, Chubut, La Pampa, Córdoba, Mendoza”, comenta Valansi y agrega: “Hago una compra directa en cantidades. Por eso, tengo los mejores precios: vendo a la mitad de lo que vende el centro. Por eso, la gente vuelve”.

En un principio, vendió quesos en su camioneta hasta comenzaron las presiones del municipio para que habilitara un carro. “Lo hice y hoy pago un canon más que importante. Por eso, antes éramos como 10 o 12 y ahora quedamos unos pocos. Hasta el 2022 pagué 30 mil pesos; ahora se fue a 60 mil”, explica.

En dos años, logró “una linda clientela” en la costanera, frente al barrio Las Victorias, el ingreso a la ciudad, con muchos barilochenses y turistas.

“Trabajando todo el día entre mi socio y yo logramos que funcione, pero conlleva mucho sacrificio. Venimos aunque haya viento, llueva o nieve. En Navidad, Año Nuevo. Siempre estamos”, asegura Valansi.

En el verano del 2022, Verónica Tignanelli comenzó vendiendo hamburguesas, pero reconoce que no le resultaba muy rentable. Luego, probó con la venta de artículos de limpieza y desde noviembre, vende productos regionales (chocolates, bufandas, ollas y macetas de arcilla y laja de Jujuy). Su carro también está ubicado frente al barrio Las Victorias.

“¿Cómo me va? No es de locos pero puedo mantenerme. Hay meses que va mejor; otros, peor. Los turistas que se van en avión no compran mucho por el exceso de peso; pero vienen muchos de Chile o del Valle”, señala la mujer de 49 años.

No trabaja todos los días porque la lluvia arruina el material de las macetas y las ollas.

“Quise buscar un rubro que no tuviera tanta competencia. Lo cierto es que hoy poner un negocio es imposible y entrar en el mercado laboral también. Hay que buscarle la vuelta”, admite.

La hora de producir.- “¿A full hoy?”, pregunta una mujer que se acerca al food truck ubicado sobre la avenida Juan Marcos Herman, a metros de Pasaje Gutiérrez. “Y sí, con este día la gente sale”, le responde Paola Cid mientras pone a cocinar dos hamburguesas.

La mujer no para. En solo cinco minutos, se suman otros tres clientes en busca de sándwich de milanesa, hamburguesas y conos de papas fritas. “Arrancamos con mi hijo en agosto del 2022 por una cuestión de necesidad. Hasta ese momento, era ama de casa. Mi idea era poner un chulengo en la calle, pero una amiga de mi hijo nos prestó el carro”, reconoce la mujer que prefiere trabajar por las noches porque, según ella, es “cuando más se mueve”. Pero en las últimas semanas, como los números no cierran, comenzó a abrir más temprano.

Calipso es el emprendimiento de Paola Cid en la avenida Herman. Foto Alfredo Leiva.

Food trucks en Bariloche: un trabajo de día completo y mucho sacrificio


Las historias de los vendedores son similares, con trabajo por largas horas frente al público y detrás de escena en la producción.

Desde hace seis meses, Maximiliano Liberati ofrece hamburguesas, milanesas, bondiola, con pan de papa y facturas en su food truck ubicado en la avenida Juan Marcos Herman, justo frente al destacamento de la policía. Un lugar estratégico para evitar malos momentos, admite.

“No te dejan usar corriente así que tenemos un grupo electrógeno que no se banca muchas horas. Compramos un panel solar pero todavía lo estamos pagando y es caro”, indica.

El emprendimiento, reconoce, funciona. De hecho, explica, hoy da trabajo a tres personas. “El objetivo es no cerrar nunca. Funcionamos de 7 a 2 de la mañana. Somos los únicos y esa es la clave para que funcione”, remarca.

Valentina Han aguarda paciente en su carro ubicado sobre la ruta provincial 82, a pocos metros del ingreso a Villa Los Coihues.

Cuenta que con su jubilación no llegaba a los 10 días del mes. Tampoco pudo continuar con los trabajos de costura por el estado de sus huesos. “Esto me salvó la vida. Pude ponerme al día y hoy tengo una vida digna. Mi dignidad está en el trabajo”, se enorgullece.

Esta inmigrante paraguaya comenzó vendiendo chipá con el baúl de su auto abierto en el cruce de la avenida Pioneros, hasta que logró habilitar su cocina domiciliaria. Hoy ofrece budines, scones, tortas fritas, dulces y sandwiches ”para los obreros”, aclara.

“La ecuación es económico, fresco y rico. Todo lo hago yo. Me prestaron este carro que reformé. Si el municipio nos deja trabajar, podemos pagar el canon”, comenta esta mujer de 69 años que comienza a producir sus delicias a las 5 de la mañana. “No tengo tiempo ni de envejecer”, bromea.

También abundan los puestos de frutas y verduras. Foto Alfreedo Leiva.

Food trucks en Bariloche: el ordenamiento municipal y una proyección en ascenso


Cuando Sebastián Rodríguez asumió la Secretaría de Fiscalización de Bariloche, uno de sus objetivos fue el ordenamiento de los carros callejeros ya que durante la pandemia, no hubo controles debido a la compleja situación económica.

“En 2021 cuando se reactivó el comercio y el turismo nos propusimos regularizar los food trucks sin habilitación”, explicó el funcionario municipal.

En 2018 había 19 carros habilitados; al año siguiente ese número creció a 40. Durante 2020, a causa de la pandemia, quedaron solo 17. En 2021 se reactivó y subió a 25. Y con el comienzo de los controles, ese número ascendió a 51 en 2022.

Durante los tres primeros meses del año se habilitaron otros 20.

“La proyección para este año es llegar a 90 o 100. El objetivo es ordenar la avenida Juan Herman pero tenemos que esperar a que varias obras terminen (el pluvial y la cisterna para abastecer el riego)”, señaló el secretario de Fiscalización


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