Subió la demanda de refugios para personas en situación de calle

Las bajas temperaturas intensificaron la concurrencia a estos espacios. Algunos reciben ayuda del Estado, otros se sostienen con aportes de instituciones y de organizaciones sociales.

La demanda de los refugios para personas en situación de calle fue creciendo en la región y con las temperaturas bajo cero, la situación se intensificó más en cada rincón de todas las ciudades.
Las personas que se acercan a estos espacios, en su mayoría, lo hacen por consumo problemáticos, problemas económicos o exclusión vincular de su entorno familiar.

Belén Vásquez está a cargo de la coordinación de enlace del ministerio de Desarrollo Social y Trabajo de Neuquén. Comentó que cuentan con guardias que funcionan las 24 horas a través del 0800-333-0944. Allí se le realiza un cuestionario a la persona que está en situación de calle para luego poder ingresarlo al Centro de Integración Social (CIS), que depende del ministerio y que está destinado para varones entre 18 a 59 años.

Actualmente cuentan con una demanda de 11 personas, aunque el número va fluctuando. En su mayoría, Vásquez comentó que están allí por cuestiones económicas, aunque también hay personas que vienen de otras localidades con alguna propuesta laboral y tienen que esperar a cobrar el primer sueldo para poder acceder a un alquiler, por lo que también se los ingresa al CIS.

En este refugio no sólo se busca brindarles un techo, comida y abrigo a las personas, sino que se trata de realizar un acompañamiento con enfoque de derechos humanos buscando lograr la reinserción laboral, social y vincular.

Por otro lado, Vásquez adelantó que están trabajando para poder abrir un refugio destinado para mujeres.
En Neuquén también funcionan otros espacios, como el Refugio Cura Brochero que se ubica en la calle Echeverría 140 y que está destinado a varones mayores de 18 años. Javier Tarditi es el presidente de esta Asociación Civil, quién comentó que actualmente tienen una demanda de 28 personas, de un total de 36 camas disponibles y que con las bajas temperaturas la demanda crece día a día.

Si bien este espacio comenzó como refugio nocturno donde se les brindaba comida, un lugar para dormir y bañarse, tomaron consciencia de la problemática que existía detrás de cada persona por lo que conformaron la casa de acompañamiento. Allí trabajan con voluntarios para abordar con talleres para aprender oficios, reciclados y trabajar los consumos problemáticos, entre otros abordajes.

Este espacio, si bien cuenta con ayuda por parte del Obispado, la provincia y el municipio, también lo hacen a través de los aportes voluntarios de los socios. Además, realizan campañas para conseguir ropa y calzado que es destinado a las personas que ingresan al refugio. Ahí también buscan poder revincularlos con sus propias familias para poder fortalecer esos vínculos y de esa forma hacer que “vuelvan a sus contextos normales y sanos”. Para Javier, la interacción es la única forma de resolver estas cosas.
Estos refugios se multiplican en otras localidades de las provincias de Neuquén y Río Negro. Son lugares que visibilizan una cruda realidad que muchas veces en las calles, se prefiere ignorar.


Bianchi, el hombre de Bariloche


Estaba con la mirada clavada en el suelo. Su barba canosa y profusa le cubría gran parte de su rostro curtido por el paso del tiempo. Agrietado por los años de soledad. Tres perros descansaban a su lado, mientras el sol les acariciaba el lomo. Bianchi, como lo conocen en el Hogar Emaús, estaba sumergido en su mundo, ajeno a las personas que esperaban en la esquina de Anasagasti y Onelli alguno de los colectivos que suben hacia el Alto de Bariloche.

Es un hombre que ha forjado su carácter en la calle. Sentado sobre unas escalinatas, junto a un comercio de artículos y ropa deportiva, observaba como trascurría la tarde fría de una ciudad sumergida desde hace varios días en una ola polar que cala hasta los huesos. 

Bianchi estaba abrigado con una campera negra, un gorro de lana y un jeans. Tenía su bastón apoyado sobre una de las vidrieras. Solo intercambió dos o tres palabras con Río Negro y cortó abruptamente el diálogo con un “buenas tardes”. No quería ser incomodado.

Tiene más de 60 años, muchos de ellos deambulando por la ciudad. Es una de las 39 personas que pasaron la noche del martes en el Hogar Emaús, ubicado en Otto Goedecke y Chubut. Es una de las pocas instituciones -sin fines de lucro- que asiste y brinda refugio a personas en situación de calle.
Allí, Bianchi pasa las noches después de extensas horas de recorrer calles de esta ciudad o de permanecer sentado en alguna de las esquinas de la calle Onelli.

María Pía Flores es empleada municipal y trabaja desde hace 5 años en el Hogar Emaús, que depende de Cáritas y que se sostiene con apoyo de la Municipalidad de Bariloche, organizaciones de la sociedad civil, de particulares y voluntarios. También, Nación aporta con un programa social. La mujer relató que esta semana atendieron a 39 personas, cuando la población estable el año pasado y el 2020 era de 30.
Explicó que en 2020 y 2021 no permitieron el ingreso de otras personas por razones sanitarias. El covid-19 estaba en su peor momento y era muy arriesgado para las personas alojadas en el Emaús abrir las puertas sin ningún control. Contó que en 2019 tenían 40 personas.

No solo reciben una cama para dormir y comida, sino también contención y apoyo. (FOTO: Alfredo Leiva)

“Cuando llegan acá es porque no tienen un lugar donde dormir”, sostuvo. También, reciben personas procedentes del campo que se mudaron a Bariloche y no se pudieron adaptar a la ciudad o directamente no tienen donde para pasar la noche.

Hasta algunos jóvenes malabaristas, que arribaron a la ciudad y que trabajan ocasionalmente en las esquinas con semáforos, durmieron en Emaús.

“El objetivo es que las personas estén transitoriamente”, sostuvo María Pía. Pero no es fácil conseguir un espacio en Bariloche que desde hace años enfrenta una grave crisis habitacional que se agudizó en el último tiempo. Y la sufren los que menos tienen.

Dijo que entre 15 y 16 personas que asisten al Emaús están en situación de calle. Años atrás debían pasar las noches en cualquier lugar que la calle les brinde como refugio. Desde 2012 tienen el Emaús.
El funcionamiento de esta institución ha logrado que cada vez haya menos personas en las calles de Bariloche, sobre todo, en las noches. María Pía comentó que en Emaús tienen comida, abrigo, atención médica y hasta talleres que brindan manos solidarias. También ofrecen acompañamiento para tratar de fortalecer vínculos familiares. Pero no es una tarea fácil.

Nación ayuda con el programa del Equipo de Calle, donde hay varios jóvenes trabajando, como Agustina Liempe. Aportó un trailer que tiene una ducha móvil a disposición de las personas que no tienen donde bañarse.

María Pía contó que la Municipalidad aporta una combi para hacer recorridos por la ciudad entre las 17 y las 21 para traer a las personas en situación de calle al hogar. “Cuando vemos que alguno no llega lo salimos a buscar”, afirmó.

Para este invierno desde Nación aportaron 80 camperas nuevas. Agustina relató que armaron un listado con las personas que más necesitaban abrigo y les propusieron un trueque. Que aporten alguna prenda vieja o muy usada a cambio de la campera nueva, como una forma de que valoren esa prenda.
María Pía sostuvo que el propósito es ayudar a las personas a resolver su situación habitacional o familiar “para que haya rotación”. Algunos llevan años en la institución y les cuesta mucho irse.

El único registro oficial de personas en situación de calle lo tienen en el Hogar Emaús, reconocieron desde la Municipalidad.


El abrigo de la solidaridad de los vecinos de Viedma


La llegada del invierno visibiliza en Viedma una situación que ocurre todo el año: personas en situación de calle. Durante la primavera y el verano buscan refugios en lugares abandonados, aunque las crudas temperaturas reinante en es esta época, muchas de ellas se vuelcan a la guardia del Hospital de la ciudad o la Terminal de Ómnibus para escapar- no sólo del frío- sino para sobrevivir a temperaturas bajo cero.

Las manos solidarias de un grupo de personas de la Capilla San Cayetano de esta ciudad, decidieron ponerse a trabajar para recibir a la gente en situación de calle y abrieron un albergue con capacidad para 10 personas, bajo la órbita de Cáritas Nacional.

En la noche que se inauguró este espacio ubicado en Mitre 1656, en cercanías al Cementerio, concurrieron dos personas.

“En principio preparamos el lugar para 10 personas y en caso de haber más iremos evaluando. Le ofrecemos una cama para pasar la noche y una ducha”, dijo Valeria Echecura, una de las referentes del proyecto “Gestión Invierno” que es apoyado por la Parroquia Nuestra Señora de la Merced.

Agregó que “el proyecto surgió de charlas, después de una misa, sobre las realidades y necesidades que surgen frente al frío. Lo sentimos en el corazón, lo entramos a proyectar y salió”.

El albergue tiene un horario establecido. “Pueden entrar a las 20.30 o 21 horas hasta las 8 o 9 de la mañana del día siguiente que dejarían el lugar porque tenemos misa y otras actividades dentro del mismo espacio”, detalló Echecura.

Mientras tanto, desde el área social del Municipio de Viedma no hay un registro de personas en situación de calle aunque se atendió durante este año siete casos de personas sin techo, en su mayoría hombres.

La capilla San Cayetano ofrece su espacio por las noches. (FOTO: Marcelo Ochoa)

Esto quiere decir que cuando se detecta un caso, la comuna actúa. Hoy no existe desde el Estado un hogar para las personas en situación de calle.

“Le brindamos un lugar donde estar como el alquiler de una habitación o en otros casos pasajes de colectivos, ya que no todos son de la ciudad”, explicó el secretario de Desarrollo Social del Municipio de Viedma, Mario Sánchez.

Detalló que “abordamos varios casos con diferentes tipos de recursos que en general intervenimos en conjunto con la Provincia con la Guardia de Adultos”.

También expresa que “lo que hace falta es ordenar el sistema. Los casos de situación de calle atraviesan diversas problemáticas” y afirmó que sucede durante todo el año, aunque con “el invierno se recrudece el problema”.

Sánchez entiende que la solución debe ser de fondo y todo pasa por “ordenar los recursos y las intervenciones”. Hizo referencia a la Ley Nacional de promoción de derechos y garantías de las personas en situación de calle y en riesgo de calle que fue aprobada en diciembre del año pasado pero no fue reglamentada.

“Estamos esperanzados de que esa Ley pueda salir, porque ordenaría todo el sistema y pondría todos los recursos en una red nacional que permitiría abordar las problemáticas complejas de cada caso con un equipo interdiciplinario y de todos los niveles del Estado. Porque desde un solo lugar es muy complicado”.

Por otro lado, el Municipio se encuentra refaccionando un hogar de tránsito, un espacio que fue cedido por el Obispado de Viedma en junio del año pasado. “El lugar está bastante deteriorado y nuestra idea es que, una vez que lo tengamos acondicionado, sentarnos con la Provincia para poner ese lugar y que permita un abordaje más integral”.

Les brindamos un lugar donde estar como el alquiler de una habitación o en otros casos, pasajes de colectivos, ya que no todos son de acá”.

Mario Sánchez, secretario de Desarrollo Social del municipio de Viedma.

Dato

39
personas fueron atendidas en una semana en el Hogar Emaús de Bariloche. En 2021 la población estable era de 30 personas.

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