¿Somos adictos a las malas noticias? Evitemos el «doom scrolling»

Se llama “deslizamiento fatalista”. Es un hábito adquirido durante la pandemia y que por lo general atenta contra nuestro descanso y nuestra salud mental. ¿Qué es?, ¿cómo se evita?

Durante una noche en vela de abril, mientras revisaba las noticias desde mi celular me topé con una tira cómica graciosísima y vergonzosamente acertada. Comenzaba de manera inocente: las dos primeras viñetas mostraban a una mujer metiéndose en su cama, aparentemente rumbo a un sueño pacífico. Pero la tercera y última viñeta la mostraba acostada en su cama, rodeada de fuego, con una expresión de terror en su rostro mientras observaba su teléfono con ojos desorbitados. La frase “Deslizamiento fatalista hasta el amanecer” estaba garabateada arriba.


La caricatura, creada por Tommy Siegel, ilustra lo que se ha convertido en una realidad para muchas personas durante la pandemia. Aunque mi cama no tenía llamas, yo también estaba acostada, con los ojos bien abiertos y pegados a mi pantalla, a pesar de mis buenas intenciones.

Soy consciente de que el tiempo nocturno frente a la pantalla obstaculiza el sueño reparador y que pasar el dedo por la pantalla mecánicamente todas las mañas puede iniciar nuestro día con una nota negativa. Yo ya había implementado varias estrategias de salud mental y sueño: apagué las notificaciones, eliminé la mayoría de redes de mi teléfono, intenté prácticas de meditación, limité la cafeína y más. Sin embargo, desde los primeros días de la pandemia, frecuentemente me descubro atiborrándome de malas noticias.

Si te ha pasado lo mismo, te tengo una noticia alentadora: “No es tu culpa caer en el deslizamiento fatalista”, escribió en un correo electrónico Anne McLaughlin, psicóloga de factores humanos y profesora de la Universidad Estatal de Carolina del Norte. Según McLaughlin y varios expertos en salud, adicciones y tecnología con los que he conversado, no es una inclinación al dolor o falta de autodisciplina lo que causa que las personas caigan repetidas veces por la “madriguera del conejo”; es la compleja relación entre los instintos de supervivencia humana y el diseño tecnológico, amplificada por la pandemia. Y podemos controlarla si entendemos cómo funciona.


¿Por qué estamos atrapados en el ciclo?



“Podría parecer contradictorio que seamos adictos a las malas noticias”, escribe vía correo electrónico Ned Presnall, trabajador social clínico certificado y director de un centro de tratamiento para adicciones. “Sin embargo, el cerebro humano ha evolucionado para afrontar jerárquicamente los estímulos, y lidiar primero con aquellas cosas que tienen mayor nivel de relevancia para su supervivencia”.

Muchas veces, además del “scrolleo” que realizamos a la noche, también nos sobrecargamos de información durante el día. (Foto: Gonzalo Maldonado)


Sun Joo Ahn, directora del Laboratorio de Juegos y Entornos Virtuales de la Universidad de Georgia, afirma que es probable que las personas no estén buscando recibir noticias desalentadoras; sino que estén simplemente recopilando información. “Buscar información es algo que solemos hacer incluso en circunstancias normales para poder tomar decisiones bien fundamentadas. Desafortunadamente, mucha información es negativa estos días, y estamos motivados a prestarle más atención a las noticias negativas -y recordarlas por más tiempo- porque tienen un vínculo directo con nuestra supervivencia”.

Además, de acuerdo con Presnall, el contenido está cada vez más diseñado para “detonar hiperexcitación al apelar a nuestras emociones primitivas de miedo e indignación”, las cuales activan las zonas en nuestro cerebro relacionadas con la supervivencia. Ahn explica que por eso seguimos buscando respuestas cliqueando en contenidos recomendados en vez de buscar por separado cada trozo de información. Al hacerlo, “reforzamos a la inteligencia artificial o el algoritmo detrás de la plataforma a que piense que este es el tipo de noticias que queremos”.

De hecho, el cliqueo continuo es parte del plan. “La tecnología se ha vuelto más adictiva (a propósito)”, escribe Presnall. El nuevo contenido que se carga de forma continua al final de la pantalla, una técnica de diseño web conocida como “scroll” (el famoso deslizar con el dedo) infinito, “elimina esos breves momentos en los que podríamos dirigir la atención a otra actividad”.

McLaughlin explica que el diseño del “scroll” infinito también explota el fenómeno psicológico conocido como automaticidad. “Todos tenemos comportamientos automáticos”, escribe McLaughlin. “No es accesible a través de tu conciencia, por lo que, cuando estás allí, es casi imposible detenerlo”. De manera similar, “el doom-scrolling es un comportamiento automático, donde no decides continuar de manera consciente”.

A veces no es necesario repasar las noticias sobre el Covid que sabemos que no nos harán bien. (Foto: Gonzalo Maldonado)


Esto se complica aún más por otro elemento del diseño de las aplicaciones: las recompensas. “Cuando te deslizas, ocasionalmente recibes recompensas”, escribe McLaughlin. “Puede ser una bonita foto de un bebé o un cachorro, pero incluso emociones como la indignación pueden sentirse como recompensas”.

Si bien el deslizamiento fatalista ilustra cómo la tecnología ha sido diseñada para trabajar en nuestra contra, dice McLaughlin, comprender nuestros límites cognitivos básicos puede ayudarnos a diseñar tecnologías que nos apoyen de mejor manera. Por ejemplo, colocar la opción para que el “scroll” infinito tenga que ser activado sería mejor para los usuarios.


Hackear la tecnología y romper la tendencia



“Hay mucha información disponible, y la manera como esa información es curada para ti puede ser muy diversa”, afirma Ahn. “Si conoces lo que estas plataformas te ofrecen y cómo funcionan los sistemas de recomendaciones en el proceso final, puedes buscar la información activamente”.

No necesitas romper por completo con la tecnología para liberarte del doom-scrolling; de hecho, puedes aprovecharla para combatirlo. La clave es asumir un rol más activo y consciente de tu consumo. Un truco sencillo: cambia tu pantalla a escala de grises para reducir el atractivo.

Otras medidas: reentrena los algoritmos cliqueando en contenidos que cubran una variedad de tópicos en los que estés interesado. Elige tus noticias de varias fuentes. Instala una app que limite el tiempo de pantalla.


“Rompe el ciclo con positividad”, recomienda Vasan. Prepara un arsenal de opciones que sean fáciles de acceder desde tu teléfono o computadora: “Coloca en ‘Favoritos’ algunos sitios o cuentas de redes que te hagan sentir bien, y cuando empieces a notar que estás cayendo en el doom-scrolling, abre ese link positivo”. Vasan también sugiere colocar en tu teléfono las aplicaciones con alternativas saludables, como las de meditación o de entrenamiento físico, al lado de las apps de redes, para que puedas reemplazar una potencial sesión de doom-scrolling con algo más gratificante. “Intentar detener el ciclo por sí solo es difícil, pero añadir algo positivo incrementa la probabilidad de éxito”, escribe Vasan.

Desconectarse por completo de vez en cuando también es una opción. “Cuando jugamos, bromeamos y nos reímos, nuestro cerebro recibe un mensaje de retroalimentación de que todo está bien. Si queremos permanecer sanos mentalmente, necesitamos tomarnos el tiempo para jugar y disfrutar de las cosas lindas”, afirma Presnall.



Por Sunny Fitzgerald, The Washington Post

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