¡Tienes un email! Tamara Tenembaum y Pedro Mairal (se) escriben sobre literatura

El aislamiento dispara el malestar pero puede funcionar también como un pretexto para que se produzcan asociaciones que hubieran resultado improbables en la prehistoria del coronavirus, como el intercambio abierto de emails que los escritores Pedro Mairal y Tamara Tenenbaum mantendrán a partir de mañana con la idea original de presentar su nuevos libros –él “Breves amores eternos”, ella “Nadie vive tan cerca de nadie”- y que tal vez derive en una conversación sobre el concepto de ficción o la vida en tiempos de reclusión.

Se trata de dos de las voces más interesantes de la escena actual: además de narradora ella es licenciada en Filosofía y publicó el año pasado uno de los libros más comentados en redes, «El fin del amor. Querer y coger», donde en clave autobiográfica narra la transformación de las relaciones amorosas y da cuenta de las formas residuales en que se manifiesta hoy el patriarcado.

Poeta, narrador y músico, él también apela a veces a la biografía como insumo de sus ficciones, como en su novela “La uruguaya”, una historia intimista que entrecruza la crisis personal de un escritor que viaja a la otra orilla del Río de la Plata para reencontrarse con una mujer mientras su matrimonio languidece.

El último trabajo de Tamara Tenembaum.

Ambos lanzaron en estos últimos tiempos sus nuevos textos y ante el escenario de librerías cerradas y actividades públicas suspendidas, idearon la estrategia del intercambio epistolar para presentar recíprocamente esos libros y entregarse a las derivaciones imprevisibles del ida y vuelta de emails, intuyendo que terminarán discurriendo también sobre rituales de escritura, composición de personajes o hasta apreciaciones de la vida doméstica durante el encierro.

Tenenbaum presenta por estos días «Nadie vive tan cerca de nadie» (Planeta), una colección de cuentos que a través de pequeños detalles narra los deseos y frustraciones de personajes muy dispares. La idea del desencuentro y del deseo frustrado atraviesa la escritura sin efectismo ni ornamentos innecesarios.

Tamara es una de las personas que mejor está pensando los vínculos de pareja»

Pedro Mairal.

“Tamara es una de las personas que mejor están pensando los vínculos de pareja –define Mairal-. En sus cuentos aparecen parejas que no van para ningún lado: parejas desencontradas. Siempre con esa especie de pie a un costado que le da el haber pertenecido a una familia judía ortodoxa para luego salirse de eso. Hay una especie de orilla en sus relatos: ella siempre está mirando adentro y a la vez desde el afuera ese mundo supuestamente laico que involucra los colegios y las parejas”.

El autor de «Salvatierra» y «Una noche con Sabrina Love» también incursiona en el género del cuento con “Breves amores difíciles”, una antología que indaga en la velocidad del tiempo –uno los grandes tópicos de su narrativa- y en el malestar de hombres y mujeres oprimidos por la moral burguesa que encuentran en relaciones clandestinas una oportunidad para burlar el agobio.

Soy muy fan de Pedro, siempre lo fui. Lo que más me gusta de su obra es que en sus textos hay literatura y trabajo con el lenguaje, pero también hay ficción».

Tamara Tenembaum.

“Soy muy fan de Pedro, siempre lo fui –confiesa Tenenbaum-. Hay muchas cosas que me gustan de su obra pero creo que lo que más me gusta es que en sus textos hay literatura y trabajo con el lenguaje, pero también hay ficción. La literatura de Pedro no es solamente una cosa teórica o abstracta en el sentido de que solo mirás la construcción. En la segunda lectura ya no mirás esa construcción: pienso por ejemplo en “La uruguaya”, en esa caminata que narra… ahí es donde ves la maestría que tiene para escribir”.

Y siguen los elogios al autor de “Pornosonetos”: “Vos te metés en la historia y querés saber qué le pasa a los personajes. Esa idea de meterse en un libro y querer saber qué le pasa porque sentís por un momento que ese personaje es real… desde cierto punto de vista de cierta crítica anquilosada es una forma vieja de leer pero a mí es la que más me gusta”, analiza la escritora.

Tenembaum, que en «El fin del amor» reflexiona sobre los nuevos paradigmas afectivos y cuestiona la imbricación entre violencia y placer que acompaña el derrotero de opresión hacia las mujeres, toma distancia de estas categorías a la hora de relacionarse con los relatos que integran «Breves amores eternos», hombres vouyeristas o misóginos que no saldrían airosos de una disección bajo los nuevos protocolos de género.

«Me divierte mucho este libro de Pedro porque profundiza algo que ya trabajó en ‘La uruguaya’ y que tiene que ver con la subjetividad del varón, con cierto estereotipo del varón pajero, un estereotipo que uno podría criticar o rebatir y que él sin embargo utiliza en su ficción: investiga sus potenciales y lo analiza desde un lugar que no tiene que ver con el juicio, ni siquiera con la provocación o la nostalgia sino con la pregunta de que ver qué sensibilidad se juega ahí», enuncia la autora de «Reconocimiento de terreno».

Cualquiera que lea “»Nadie vive tan cerca de nadie» y “Breves amores díficiles” detectará que el deseo -errático, desatendido o finalmente satisfecho- está en el centro de ambas máquinas narrativas:

«Si hay algo en común entre mis cuentos y los de Pedro es que nuestros personajes están como frustrados por una cotidianeidad, buscando algo que no saben qué es y que cuando lo encuentran no saben si lo encontraron. Son personajes que no saben qué les tendría que pasar para ser felices. No creo que todos los míos sean así –algunos sí saben lo que quieren y cómo conseguirlo- pero sí me parece que hay algo en común que tiene que ver con la cuestión del desencuentro, de eso que no se sabe cómo nombrar», apunta Tenenbaum.

«No quiero forzar el diálogo entre nuestro personajes pero me parece que hay mucha intimidad en los dos libros, hay una posibilidad de sumergirse en la intimidad emocional de los personajes. Me parece que nuestros personajes son honestos emocionalmente, no intentamos ser correctos, ni didácticos ni ejemplares», define a su vez Mairal.

«Y además en los dos textos hay como una imposibilidad: ‘Nadie vive tan cerca de nadie’ sugiere que hay algo ahí que no es como dicen.’Breves amores eternos’ tiene también algo ahí de contradictorio ¿son breves o o son eternos? ¿Cómo es la cosa? –ironiza el escritor-. Tengo que pensar todavía cómo funciona el deseo en el libro de Tamara. En el mío funciona como una construcción, como un invento que cada uno se hace en su cerebro. Son amores, casi inventados que sacan a los personajes de su asfixia».


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