Víctimas de los cambios y las alianzas

análisis

Cualquiera de los partidos políticos que perdió ahora su personería en Río Negro obtuvo en las últimas elecciones provinciales de legisladores –en 2007– muchos más votos que el número de afiliados que posee. Esto es evidencia de los cambios en la cultura cívica del país desde los años en que la afiliación –igual que la adhesión a un equipo de fútbol– se adquirían desde el nacimiento y por tradición familiar. Hoy, sólo una baja proporción de la ciudadanía en el país –que el analista Manuel Mora y Araujo ubica en un 15%– está afiliada o simpatiza con un partido político, contra el 75% que exhibía tales preferencias en 1983. Algunos de los partidos políticos que acaban de perder su reconocimiento tuvieron un período de relativo éxito. Algunos, como la Democracia Cristiana, el Partido Demócrata Progresista y el Partido Comunista, se crearon en los orígenes institucionales de Río Negro y participaron ya de las primeras elecciones como provincia, en 1957. También el Partido Intransigente –aunque con su anterior denominación Unión Cívica Radical Intransigente–, que obtuvo el mayor número de votos en la elección de convencionales constituyentes de aquel año. Luego, la política de alianzas de varios de ellos contribuyó a desdibujarlos en la imagen pública. Así sucedió con el PI que perdió integrantes primero en favor del Movimiento Patagónico Popular y luego hacia el Frente Grande. En 1983 fue una de las pocas elecciones en que concurrió solo con candidato a gobernador. El mayor cisma se originó cuando, en 1985, Julio Salto –quien lideraba el frente que lo incluía– eligió como compañera de fórmula a la peperreísta Graciela Campano, originando que el PI se escindiera y reagrupara, aunque nunca logró la fuerza pasada. La Democracia Cristiana fue sola a los comicios en 1983 y en 1991 –en ambas ocasiones, con la candidatura de Edgardo Bagli– y en alianza con el PJ en el Frente para la Victoria en 1987 y, en los últimos años, se alió con la UCR al menos en una oportunidad. El Movimiento de Integración y Desarrollo llevó como candidato a Mario Larreguy en 1983 y a Luis Lutz en 1987, realizando alianzas luego con el PJ y más recientemente con la UCR. La mejor época electoral del partido Humanista, en tanto, fue en 2001, cuando la imagen de Lía Méndez empujó sus resultados. El Partido Comunista presentó candidato propio en 1983 –Francisco Tropeano– y en ocasiones posteriores acudió en frentes con otros sectores de izquierda. El Partido Demócrata Progresista, por su parte, concurrió en frente con la Ucedé en 1987 y nunca recuperó fuerza propia. (*) Con datos de Ana María Alonso, Archivo “Río Negro”

ALICIA MILLER (*) amiller@rionegro.com.ar


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