Viene el debate: ¿se discute por los bonos o por las obras?

por Marcelo Fernández Dotzel, especial para "Río Negro"

En estos días, comienza en Neuquén uno de los debates más importantes de los últimos 20 años: cómo acelerar la reconversión económica provincial, para saltar cualitativamente del monocultivo hidrocarburífero a la diversidad de recursos que posibilite la sustentabilidad y el progreso permanente y me parece oportuno que todos acerquemos a los señores diputados nuestros puntos de vista.

Este debate tendrá como eje el proyecto de ley de emisión de bonos, presentado por el Poder Ejecutivo provincial. El proyecto contempla la emisión de bonos a 10 años, por hasta un total de 250 millones de dólares, con la garantía de las reservas petroleras y gasíferas. Con estos bonos, que se prevé emitir en series de 50 millones de dólares, se financiarán obras de infraestructura, como el tendido de vías férreas para el Ferrocarril Trasandino del Sur, canales de riego para incrementar las áreas irrigadas para cultivar, carreteras, y otros emprendimientos fundamentalmente relacionados con el turismo.

La discusión política que ya se ha anticipado, gira alrededor del incremento de la deuda pública provincial. Efectivamente, con la emisión de estos bonos, Neuquén hará trepar su deuda pública –en el caso de que emita la totalidad de bonos– a 2.250 millones de pesos. Según han anticipado algunos sectores opositores al actual gobierno, esto pondría en serio riesgo a las generaciones futuras.

Sin embargo, no parece que discutir el monto total de la deuda sea un argumento valedero ni principal en este caso. Más importante aparece, por el contrario, debatir la oportunidad y necesidad de ejecutar la obra pública que se propone hacer con el financiamiento de los bonos. En concreto, quienes se oponen a la financiación por bonos, ¿se oponen también al trasandino, a los canales de riego, a las carreteras, etc.? ¿O sólo creen que es posible realizarlas en el corto y mediano plazo mediante otros recursos?

Por lo que se ha esbozado hasta ahora, la oposición al actual gobierno no tiene una única postura cuando se les consulta sobre la necesidad o no de concretar las obras que propone el Ejecutivo. En buena medida, porque –con pocas diferencias– las obras de reconversión económica, que posibiliten el desarrollo económico alternativo o complementario de los recursos petroleros, tienen un mayoritario aval ciudadano, ya que desde el principio de la organización política y social de Neuquén se trazó como modelo a futuro este objetivo.

Las diferencias en la oposición son poco claras en este sentido. No se oponen al Trasandino, por ejemplo, pero prefieren que esta obra se haga desde la Nación, aunque se demore otros 100 años (es la posición del intendente de Zapala y titular del Frente Grande, Raúl Podestá).

Otros, como Horacio Quiroga, esgrimen un argumento que puso de moda Ricardo López Murphy, el de los fondos fiduciarios sostenidos por recursos propios. Este argumento financiero –respetable, por cierto– tiene el inconveniente que permite financiar después del ahorro. Es decir, para hacer la cantidad de obras que se proponen, Neuquén debería ahorrar primero durante unos 10 ó 20 años. Para ese momento, ya no tendrá petróleo.

El intendente radical de Cutral Co, Eduardo Benítez, situado en la oposición, coincide con el gobierno de la provincia en la ejecución rápida del proyecto denominado Acueducto Los Barreales y ha participado en la generación del mismo, pero también fracasó en la búsqueda del financiamiento a nivel nacional, en las gestiones ante el ministro De Vido y el presidente Kirchner, a pesar de su apoyo al Frente para la Victoria, en las últimas elecciones.

Otros –como el justicialismo kirchnerista– prefieren no hablar de modos de financiamiento, por lo que se deduce que se acudiría para hacer las obras a mecanismos ya utilizados, como por ejemplo, tomar créditos. Así se han construido obras en la provincia como la Terminal, que se hizo con créditos del Banco Mundial.

Pero es difícil que se consiga financiamiento barato y rápido para el cúmulo de obras que se pretende hacer. Un ejemplo de lo difícil que es obtener financiamiento externo lo da la negociación establecida para financiar el Trasandino: el mundo no cree en la Argentina y por lo tanto, si presta dinero, lo presta caro y con condiciones realmente exigentes. El actual gobierno nacional, con sus posiciones erráticas en política exterior, no ayuda.

El meollo de la discusión o debate que comienza en Neuquén, en conclusión, no pasa tanto por discutir los mecanismos de financiamiento, sino por la real necesidad y oportunidad de concretar obras que permitan una rápida reconversión económica de la provincia, que consoliden el proyecto iniciado en 1999 y cuyos resultados comienzan a verse en toda la geografía provincial.

Es decir, no se trata de discutir el cómo, sino el cuándo. ¿Hay acaso tiempo para seguir demorando la generación de producción y trabajo alternativo al petróleo y al gas?

Si no se entiende la necesidad de la urgencia, y la oportunidad de utilizar el petróleo y el gas que queda para reconvertir la economía, es posible que se condene a Neuquén (por incomprensión o por simple ingenuidad) a un futuro lleno de incertidumbre.

Como ministro de Producción y Turismo de la provincia, responsable de dos áreas tratadas como políticas de Estado por el gobierno y la población neuquina, apelo a la sensatez de todos los comprovincianos para acelerar el proceso económico que nos transporte definitivamente al desarrollo sustentable, en el menor plazo posible.

 

(*) Ministro de Producción

Turismo del Neuquén


En estos días, comienza en Neuquén uno de los debates más importantes de los últimos 20 años: cómo acelerar la reconversión económica provincial, para saltar cualitativamente del monocultivo hidrocarburífero a la diversidad de recursos que posibilite la sustentabilidad y el progreso permanente y me parece oportuno que todos acerquemos a los señores diputados nuestros puntos de vista.

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