La artista Bárbara Noceda embellece las escaleras de un barrio de Esquel con mosaicos participativos
La artista plástica local lidera un proyecto de instalación de mosaicos en las escaleras del barrio Estación que recupera la memoria social e integra a los vecinos. Como en Río de Janeiro pero en Esquel. Además hace una mentoría on line siembra arte comunitario a distancia.
El barrio Estación de Esquel es el escenario del proyecto de mosaicos urbanos. Foto gentileza Bárbara Noceda.
En la ciudad chubutense de Esquel hay una iniciativa artística inspiradora que busca embellecer los espacios públicos, recuperar la memoria barrial y fomentar la participación ciudadana. La artista plástica local, Bárbara Noceda, lidera un proyecto de instalación de mosaicos en las escaleras del barrio Estación, una propuesta que va más allá de la estética para convertirse en un símbolo de identidad y encuentro comunitario.
Bárbara (en Instagram es Tiempo de Violetas) llegó a Esquel en 1995 desde Buenos Aires. Fue maestra jardinera pero en 2007 decidió volcarse de lleno a su pasión artística. «Sentía tanto disfrute, placer y conexión que claramente quise que sea mi modo de vida y mi estilo de vida también», recordó. Su exploración comenzó con el vidrio artístico, pero el mosaico apareció casi sin querer, como una extensión natural de su trabajo.
«Con el vidrio empezaba a hacer, teselas de mosaico, o sea, formas y figuras para revestir espejos, bachas, todo más bien decorativo. Después aparecío el mundo del mosaico y me aboqué más de lleno a las dos disciplinas de vidrio y mosaico artístico». Se capacitó con grandes maestros en Argentina, Serbia e Italia. Se define como una artista contemporánea que conjuga diversos materiales en su obra personal.
Para Bárbara, el mosaico es una disciplina rica y diversa «en la cual se utilizan distintos materiales como azulejos, piedras, pedazos de cerámicas y vidrios». Distingue entre una vertiente más técnica y figurativa, y otra contemporánea a la que vuelca su impronta personal como artista. Además de su obra individual, Bárbara trabaja en proyectos por encargo y en el «mosaico urbano o el mosaico que tiene que ver con embellecimientos de espacios públicos», donde el material y el lenguaje se adaptan al contexto.
En qué consiste el proyecto Escaleras en Esquel
El proyecto de las escaleras del barrio Estación tiene un importante antecedente en el trabajo continuo de Bárbara con la municipalidad de Esquel a través del programa «Dar por Dar», iniciado en 2014 con la idea de que la localidad sea reconocida como la ciudad de los mosaicos. De esta iniciativa hay embellecimientos en la fuente de la plaza principal y en canteros urbanos.
Uno de los más significativos fue el mural homenaje a los trabajadores de La Trochita que está en la estación, tiene 14 metros cuadrados y fue un encargo de la provincia de Chubut. «Ese trabajo lo hice íntegramente en mi taller. Es un trabajo enorme. Hay un documental que se llama “Pertenecemos a la montaña”, está en Youtube, para que la gente lo pueda ver», recomendó, «donde se cuenta la historia de este trabajo, cómo empezó, por qué está blanco y negro, cómo es la instalación para que la gente pueda entender cómo es el detrás de escena de una obra de mosaico«.
Actualmente, Bárbara está inmersa en el proyecto de las escaleras del barrio Estación, una iniciativa convocada por el municipio dentro del marco de «Dar por Dar». «El objetivo es poner en valor este espacio público urbano para que se conjuguen cultura y turismo», explicó.
El barrio Estación tiene escaleras que conectan los diferentes niveles de la ladera de la montaña. Es un espacio de tránsito constante para los vecinos, especialmente porque está cerca del jardín maternal. «Era un lugar gris cemento que se colocó en su momento y quedó así. Ahora, con el primer tramo colocado el cambio es notorio y bueno», señaló. Otras secretarías municipales colaboran para la iluminación y la colocación de plantas, pero el mosaico sigue siendo la intervención artística central a cargo de Bárbara.
Para la elaboración del diseño de las escaleras, adoptó un enfoque participativo, involucrando a los propios vecinos del barrio. Así lo explicó: «tuvimos tres reuniones con los vecinos, en las que me contaron cuál era su parte más identitaria, cómo nació el barrio, cómo era cuando ellos se instalaron acá, qué plantas reconocían«
«Fue hermoso», recordó, «se sucedían las anécdotas y los relatos sobre cómo eran los terrenos llenos de calafates, el surgimiento de las primeras casas y el camino que los vecinos hacían hasta la estación con baldes para buscar agua potable porque no tenían. Todo eso está representado en el mosaico, el atardecer y el cielo con su montaña atrás, es un paisaje que está inspirado al cien por cien por lo que me fueron contando».
Para el segundo tramo, el diseño se inspira en los pasajes del barrio que llevan nombres de animales como la mara, el cóndor y las bandurrias. «Es una experiencia hermosa, un momento de aprendizaje permanente, no impongo el diseño desde mi taller, desde lo que me gusta a mí, sino que buscamos juntos lo que nos identifique«, expresó.
La participación de la comunidad no se limitó a la inspiración del diseño. Convocó a los vecinos a aportar materiales cerámicos en desuso, logrando reunir una gran cantidad de recursos. «El que pudo aportó material, el otro puso mano de obra, el otro me contó la historia. Yo puse mi trabajo artístico, en diseño y ejecución, pero lo más lindo es socializar, que todos sean parte del proyecto», expresó.
Artistas de distintos puntos del país también participaron enviando sus obras en mosaico para ser incorporadas en un sector de las escaleras, convirtiendo el proyecto en una iniciativa federal y de hermandad artística. Más de 60 personas mandaron su pedacito de mosaico por correo que luego se incorporó al diseño general.
¿Qué pasa con el mosaico en climas como el de la Patagonia con amplias variaciones de temperatura? «Tanto el vidrio como el mosaico se llevan bien en ese sentido, al menos acá en la ciudad de Esquel no tenemos problemas», respondió, «después sí «hay un mantenimiento, pero no como el de una pintura, sino que a veces hay que reemplazar alguna pieza. Está a las claras que es un material que perdura mucho en el tiempo«.
Una mentoría on line: sembrando arte comunitario a distancia
Impulsada por su experiencia en la gestión de proyectos de mosaico comunitario, Bárbara Noceda puso en marcha una mentoría online que conecta a 20 mujeres diferentes puntos del país interesadas en la iniciativa. A través de encuentros virtuales periódicos, comparte sus conocimientos y estrategias para la concepción, desarrollo y presentación de proyectos artísticos en espacios públicos. Este programa de mentoría no solo se centra en los aspectos técnicos del mosaico y el diseño, sino que también aborda las claves para la articulación con instituciones gubernamentales, la participación ciudadana y la búsqueda de financiamiento.
Bárbara actúa como guía y facilitadora, brindando herramientas y acompañamiento personalizado a cada una de las participantes para que puedan concretar sus propias iniciativas de embellecimiento urbano en sus localidades. La mentoría culmina con un encuentro presencial en Esquel, donde las participantes tendrán la oportunidad de trabajar juntas en una nueva instalación de mosaico para la ciudad, además de conocer el entorno que inspira la obra de Bárbara.
Río de Janeiro y su famosa Escalera de Selarón, con miles de mosaicos
La Escalera de Selarón, en Río de Janeiro, es una intervención artística urbana de 125 metros que conecta los barrios de Lapa y Santa Teresa. Esta obra única está compuesta por 215 escalones revestidos con más de 3.000 azulejos cerámicos de distinas partes del mundo. Con el tiempo, el diseño se extendió a las paredes y transformó el entorno en una obra de arte urbana integral. La escalera es un popular destino turístico que atrae a visitantes de todo el planeta para sacarse fotos.
El mosaico: un arte milenario que perdura
El mosaico es una técnica artística decorativa que consiste en la creación de imágenes o diseños mediante la unión de pequeñas piezas llamadas teselas que pueden ser de diversos materiales: piedra, vidrio, cerámica, mármol o incluso caracoles.
Su origen se remonta a la antigüedad, con ejemplos en las civilizaciones de Grecia y Roma, donde se usaba para adornar pisos, paredes y bóvedas de edificios públicos y privados y también para transmitir mitos o leyendas.
A lo largo de la historia, el mosaico evolucionó tanto en sus técnicas como en sus materiales, adaptándose a diferentes estilos artísticos y contextos culturales. Durante la época bizantina, alcanzó su máximo esplendor con la creación de impresionantes composiciones religiosas en iglesias y basílicas.
En la actualidad, el mosaico sigue siendo una técnica viva y versátil, utilizada tanto en la creación de obras de arte contemporáneo como en el revestimiento y embellecimiento de espacios arquitectónicos y urbanos.
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