Mansas Bodegas: la nueva forma de recorrer Mendoza entre vino, historia y paisajes
Bajo la campaña “Manso”, reconocida como la mejor del país, invita a recorrer más de 50 bodegas con degustaciones a precios accesibles.

La palabra manso en Mendoza no es una descripción: es una filosofía. Puede ser una montaña, una tarde de sol cayendo sobre el viñedo, o una copa de malbec que atrapa la luz. “Manso” es todo lo grandioso, lo inmenso, lo que conmueve y al mismo tiempo serena. Con esa idea nació Mansas Bodegas, la nueva propuesta turística que desde octubre invita a recorrer el corazón vitivinícola del país con una mirada más cercana y accesible.
“Comenzamos en mayo con la campaña de promoción del destino Mendoza bajo el término manso, que es muy nuestro”, cuenta Cristina Mengarelli Directora de promoción turística. El proyecto tuvo un arranque cinematográfico: el actor mendocino Mike Amigorena, un tema de los Enanitos Verdes y una estética que cruzó orgullo local con humor y belleza. La campaña fue tan exitosa que recibió el premio FIT a la mejor publicidad turística del país.
A mediados de agosto llegó Manso Menú, una propuesta gastronómica que permitió disfrutar de platos mendocinos completos, entrada, principal, postre y copa de vino, por menos de 30.000 pesos. “Nos fue muy bien en septiembre y las bodegas mismas nos pidieron sumarse. Así nació Mansas Bodegas”, explica.

La idea es simple y poderosa, ofrecer recorridos con degustación por menos de 15.000 pesos. En tiempos donde viajar parece un lujo, Mendoza decidió abrir las puertas de su tesoro más querido para todos. Ya son más de 50 bodegas las que se sumaron, desde los íconos del Valle de Uco y Agrelo hasta pequeñas casas familiares escondidas entre álamos y montes.
Pero Mansas Bodegas es más que una promoción, es una forma de volver a conectar con el paisaje. Porque en Mendoza, el vino no se bebe solo. Se acompaña de historia, de música, de conversaciones largas y de atardeceres. “Queremos que la gente entienda que Mendoza no es cara, que hay opciones para todos los bolsillos, y que la calidad no depende del precio”, dice Cristina.
La experiencia se completa con las bodegas que ofrecen almuerzos bajo pérgolas, caminatas entre hileras de malbec, talleres de poda o cosecha, y actividades para quienes buscan más que una cata tradicional. “Las bodegas entendieron que el visitante quiere algo más. Ya no alcanza con mostrar el proceso de elaboración. Ahora te invitan a recorrer el viñedo, reconocer las uvas o cosechar alguna si es época. Cada visita tiene un plus.”

Pasear es tan preciso
El turismo del vino, en Mendoza, es casi una religión. Familias, parejas y grupos de amigos eligen celebrar cumpleaños, aniversarios o escapadas cortas entre copas y risas. “Hay gente que viene por un fin de semana y termina quedándose una semana. Porque cada bodega tiene su propia historia, su propio ritmo”, explican desde la organización.

Y cuando el día baja, el vino se transforma en música. Mendoza florece con los sunsets, esos encuentros al caer la tarde donde el vino se mezcla con la gastronomía, la música en vivo y las vistas a la cordillera. “Son eventos que están muy de moda,cuentan, y se hacen en parques, terrazas o bodegas, a partir de las 19. Son una postal mendocina: vino, paisaje y cordillera”.
Durante el día, los visitantes pueden recorrer el Parque General San Martín, uno de los más grandes de Sudamérica, con más de 500 hectáreas, conocer su historia y subir al Cerro de la Gloria, donde el monumento al General San Martín mira el horizonte como quien brinda por el futuro.
Así, Mendoza vuelve a brillar, con una propuesta que no solo impulsa el turismo sino también una manera distinta de mirar el vino. Mansas Bodegas no es una visita guiada: es una invitación a quedarse y a descubrir que “manso”, en realidad, es la forma más intensa de disfrutar.

Precios para tus vacaciones en Mendoza y más
Además del vino y las montañas, Mendoza invita a descubrir su esencia desde otro ángulo: a bordo de su bus turístico hop-on hop-off, que parte todos los días desde la Plaza Independencia, en pleno centro de la ciudad. El recorrido, tan clásico como encantador, atraviesa teatros, museos, el imponente Parque General San Martín y culmina en el Cerro de la Gloria, donde el monumento al Libertador se alza sobre el horizonte cordillerano.
El sistema permite subir y bajar en cada parada, caminar entre los árboles centenarios, tomar algo o almorzar y volver a subir para seguir viaje. Los buses, de doble piso y sin techo, ofrecen audioguías en varios idiomas que narran la historia y los secretos de la provincia.

En lo que respecta a precios de hotelería Mendoza cuenta con más de 45.000 plazas de alojamiento, entre hoteles, hostels y alquileres temporarios, con precios que comienzan en torno a los 20 o 30 dólares por noche.
En cuanto a conectividad, Aerolíneas Argentinas tiene un vuelo directo entre Mandoza y Neuquén, que sale aproximadamente $100.000 ida y vuelta, dependiendo la fecha y la anticipación con la que se saque.
En Mendoza, cada paso, o cada copa, puede ser el comienzo de un nuevo recorrido.
Consultar las opciones en el sitio oficial turismo.mendoza.tur.ar o en sus redes sociales @turismo.mendoza, donde se actualiza a diario la oferta de actividades, gastronomía y experiencias.

La palabra manso en Mendoza no es una descripción: es una filosofía. Puede ser una montaña, una tarde de sol cayendo sobre el viñedo, o una copa de malbec que atrapa la luz. “Manso” es todo lo grandioso, lo inmenso, lo que conmueve y al mismo tiempo serena. Con esa idea nació Mansas Bodegas, la nueva propuesta turística que desde octubre invita a recorrer el corazón vitivinícola del país con una mirada más cercana y accesible.
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