Bonomi, el enólogo del año: vinos argentinos están en «radar» de los principales compradores del mundo

El mendociono habla del proyecto PerSe, que produce unas 20.000 botellas por año, en una pequeña viña en Gualtallary, departameto Tupungato. "Todo nuestro trabajo es manual y muy dedicada familiarmente. Es imposible separar este proyecto de nuestras vidas", comenta.

El mendocino David Bonomi -calificado como el «Enólogo del año» por el crítico británico Tim Atkin en su informe «Argentina 2020 Special Report»- afirmó que los productos argentinos están en el «radar» de los principales compradores de vinos del mundo.

Bonomi, oriundo de Palmira, una localidad del Departamento de San Martín ubicado 40 kilómetros al este de la capital mendocina, mamó la viticultura desde la cuna, pues su padre y su abuelo eran productores viñateros, y heredó de su tío -Osvaldo Bonomi, uno de los primeros enólogos que tuvo bodegas Orfilan- la pasión por la elaboración y crianza de vinos.

Tim Atkin, en su último reporte, otorgó una calificación de 99 puntos al «PerSe Uni del Bonnesant», un vino fruto de un pequeño proyecto familiar encarado por Bonomi -quien también es enólogo jefe de Bodega Norton- junto con Edgardo del Pópolo.

A continuación los principales tramos del reportaje con Télam:

David Bonomi fue calificado como el «Enólogo del año» por el crítico británico Tim Atkin en su informe «Argentina 2020 Special Report».

– Télam: ¿Qué significa este reconocimiento?

– David Bonomi: Es una gran responsabilidad: significa que estamos en el radar de todas esas personas que quieren probar cada año un vino de Argentina, y de todos los mejores compradores de vinos del mundo. Y esa es la responsabilidad, la de seguir poniendo cada vez mejores vinos en cada una de esas botellas que nos representan, tanto en Argentina como en el mundo.

Es muy especial este reconocimiento, una alegría, un verdadero mimo al alma. Y tiene algo que es que uno pone a veces la cara y la figura de estar liderando un equipo, porque sin un equipo esto no se podría haber logrado, ni en Norton, ni en PerSe. Logramos este reconocimiento porque hay un equipo, porque hay amigos, porque hay colegas, y porque realmente hay gente que a uno lo ayuda y cree en lo que hacemos.

– T: ¿Qué es el proyecto PerSe?

– DB: PerSe es un proyecto encarado con mi amigo y socio Edgardo del Pópolo. El proyecto PerSe es una producción pequeña, producimos no más de 20.000 botellas por año. Y eso es de una pequeña viña en Gualtallary -en el Departameto Tupungato- que tiene aproximadamente 4,2 hectáreas. Todo nuestro trabajo es manual y muy dedicada familiarmente. Es imposible separar este proyecto de nuestras vidas.

– T: ¿Cómo se equilibra este trabajo con el de ser Jefe de Enología de Bodegas Norton?

– DB: Es un desafío muy fuerte, porque en los dos lugares uno quiere lo mejor. Nada más que el tamaño es lo que lo diferencia. Norton es un tamaño realmente muy grande y una responsabilidad tremenda hacer vinos para una bodega líder de la Argentina y también de la exportación, que estamos en 65 países y en los que uno no puede defraudar. Y paralelamente el doble desafío de hacer un proyecto netamente familiar, pequeño, de un lugar muy específico con un trabajo prácticamente artesanal, valorizando un lugar que nosotros queremos muchísimo. Es importantísimo entender que para hacer un gran vino, hay que probar otros grandes vinos que hicieron otros, y esa es la forma de comparar.

– T: ¿Cuáles son las diferencias al trabajar en emprendimientos de diferente porte?

– DB: El objetivo siempre sigue siendo el mismo, nada más que las herramientas son muy distintas. En Norton tengo un equipo enológico y de fincas, con especialistas como María Lis Pérsico, Fernando Puliti, Hernán Marcos, Gonzalo Ortiz Maldonado, de quienes estoy orgulloso. Y rescato esta herencia desde que la familia Swarovski se hizo cargo de la bodega en el año ’89 hasta ahora, que siempre buscó estar en todos lados, en cada una de las mesas de los argentinos, y en 65 países del mundo, tratando de satisfacer y ser un momento de alegría. Por lo tanto, desde lo personal, es un gran desafío tratar de estar detrás de cada una de esas botellas, con lo que algunos enófilos y amantes del vino buscan.

– T: ¿Fueron dos etapas en Norton?

– DB: Allá por el año 2002 pisé por primera vez esta querida bodega, de viñas imponentes y una magia increíble. Allí entendí lo que significa este lugar. Volví en 2014, con el desafío de liderar las áreas enológicas y de fincas gracias a Michael Halstrick por confiar y abrirme las puertas a esta gran familia que es Norton, y empezó esta maravillosa etapa donde proyectamos grandes y nuevos horizontes que hoy ya son realidad. Y en los cuales seguimos poniendo toda el alma.

T: ¿Se puede decir que la relación con el vino esta desde la cuna?

– DB: Toda mi familia siempre estuvo vinculada con la producción de uvas desde que llegaron de Italia, por lo que mi vida siempre estuvo relacionada, porque somos productores de uva desde hace mucho tiempo. En alguna época con mi papá empezamos a hacer algunas pequeñas producciones de vino en casa.

– T: ¿Y quién fue tu «padre enológico»?

– DB: Mi «padre enológico» realmente fue mi tío Osvaldo Bonomi. Fue uno de los primeros enólogos que tuvo la bodega Orfila. Un profesional que también se recibió en la escuela vitivinícola Don Bosco. Y siempre lo vi como un mentor mío en la parte de enología. Yo era muy chico y me llevaba donde él estaba trabajando. La verdad que me hacía compartir momentos que eran impresionantes en vendimia; ese fue uno de los ‘leitmotiv’ que me llevó a hacer vino.


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