¿Cuáles son las emociones esperables en cuarentena?

El brote de la pandemia del coronavirus (COVID-19) ha dado lugar en Argentina al cierre de escuelas y negocios, confinamiento familiar, aislamiento y vulnerabilidad económica. Esto puede generar en los ciudadanos diversos efectos en sus emociones.

Hace unos meses, millones de personas en el mundo vivían inmersas en un ritmo intenso de estímulos permanentes que funcionaba como un exoesqueleto. Es decir, estaban sostenidos por una estructura social conocida que de pronto, desapareció o cambió drásticamente.


Para nuestros contemporáneos, adecuarse a una nueva realidad no es fácil y las dificultades emocionales que plantea la cuarentena generan consecuencias en la salud mental. Las conductas habituales se han ido modificando por el brote del virus. Es por esto que se plantean serios desafíos relacionados a cómo asumir los cambios relacionados a actividades, a la pérdida de espacios personales y a la disminución o pérdida del ingreso económico.

En este sentido, las reacciones de estrés más habituales que surgen en la población a raíz de los efectos de la cuarentena son el miedo al contagio propio y preocupación por la salud de los seres queridos; sensación de incertidumbre e inseguridad por no poder proyectar; impotencia por el aislamiento; cambios en los patrones de sueño o alimentación; agravamiento de problemas de salud crónicos; y aumento del uso de alcohol u otras drogas.

Todas estas reacciones son esperables y adecuadas a la situación que se está atravesando, en tanto no se extremen o excedan.

Cada individuo y grupo social reacciona de diversas maneras a la cuarentena. La respuesta va a depender de los antecedentes personales, el momento histórico individual y el tipo de vínculo.


Repasamos posibles escenarios de estrés:

– Las familias que habitualmente poseen rutinas y que conviven en espacios pequeños, ahora se encuentran 24/7 teniendo que asumir las mismas responsabilidades que antes pero con imposibilidades de acción.

Eso puede generar fastidio, disminución de la tolerancia, mayor demanda de cada uno de los integrantes y, en casos extremos, se pueden observar situaciones de violencia. La violencia no se justifica y es imprescindible evitarla.

Se recomienda a los padres brindar tranquilidad, incentivar el diálogo y ampliar los temas de comunicación para llegar a entendimientos, respetando puntos de vista y necesidades de los demás.

– Quienes viven solos y antes solían tener múltiples actividades, una agenda de salidas, encuentros con otras personas y frecuentaban diversos lugares, ahora se encuentran en sus casas más horas de lo habitual.

Puede generar aburrimiento, desorganización, incremento de pensamientos negativos, falta de voluntad, sentimiento de culpa por no estar más cerca de personas queridas.

Se recomienda generar nuevas rutinas adaptadas a la nueva realidad, flexibilizar posibilidades de vínculos, “neutralizar” las fantasías catastróficas con actividades, generar acciones nuevas que incluyan el arte, acciones lúdicas, ejercicio físico y comida saludable. Establecer horarios y cumplirlos.


– Las parejas que acostumbraban a moverse de manera independiente y compartir algún momento del día, al estar todo el tiempo juntos pueden comenzar a notar diferentes criterios en las decisiones de la vida cotidiana, revelando las diferencias más sutiles de temperamento.

Puede generar irritabilidad por falta de privacidad, maltrato por problemas de competencia, ansiedad por sentirse observado y evaluado por el otro. En situaciones extremas, la violencia extrema puede convertirse en situaciones de abuso.

Se recomienda intercambiar roles, incorporar nuevos patrones de horarios en común y momentos para cada uno, proponer temas para conversar, comprender las necesidades del otro y no anteponer las necesidades propias, logrando entendimiento y buen trato.


En los casos de violencia o abuso, aún en cuarentena, la policía y los servicios de emergencia siguen funcionando. Es importante comunicarse a la brevedad para efectuar la denuncia.

Marina Rovner. 
Licenciada en Psicología, especialista en trastornos de ansiedad y pánico. Prof. Titular de la Universidad Abierta Interamericana.  


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