Día del estudiante: el año que aprendieron en soledad

Qué es ser estudiante en este raro 2020, de cursadas en soledad en la habitación, frente a una computadora, lejos de los profesores y de los compañeros. Hablan ellos, los que tuvieron que reinventarse.

Martín, Mora, Ramiro, Santiago, Joaquín, Agustina, Lucía, Matías, Victoria, Ivana, Alfredo, Milagros, son estudiantes.
Martín está cursando el tercer año de ingeniería agronómica en la Universidad de Córdoba. El 2 de marzo hizo las valijas, se despidió de su familia en la estación de colectivos de Roca para lo que sería otro año en la carrera que eligió. El 17 de ese mismo mes volvió. Trajo unas pocas cosas: tres bermudas, cinco remeras, dos pares de zapatillas. Pensó que serían 15 días, un mes como mucho. Pero el coronavirus está ahí afuera todavía.


Pasaron seis meses enteros. Martín sigue siendo estudiante. Cursa de modo virtual. Extraña su vida, su independencia, el ambiente de la Universidad, todas las cosas personales que quedaron a 1.200 kilómetros. Dice que cree estar aprendiendo igual. Pero lo otro, todo lo otro, le resulta irremplazable.
La pandemia declarada por la Organización Mundial de la Salud el 11 de marzo de este extraño 2020, cambió las costumbres de la noche a la mañana.
Mora empezó 5to año este 2020. Alcanzó a ir una semana, a lucir la campera de egresados, a reírse con sus compañeros y a planear las travesuras que sí, claro, iban a hacer esta última temporada en el colegio secundario. Fue todo. Ahora ve a sus compañeros por zoom.

“Lo peor de no haber ido físicamente al colegio es que se perdió la cotidianeidad. Eso de que si tenías un mal día, veías a tus amigos, o hablabas con un profesor, y tenías la posibilidad de cambiar tu humor porque tus compañeros te hacían reír. Lo peor también es no estar en el aula, que el profesor explique físicamente en el pizarrón y que si no entendés algo levantás la mano o te acercás al profe y le preguntás. Eso, y todas esas cosas pequeñas como los momentos de estar en el pasillo, hablando con gente más chica, más grande, con profesores; esas cosas que cuando estás en la escuela no las valorás mucho. Y eso fue lo mejor que me dejó la pandemia: valorar los momentos que vivíamos antes. Muchas veces nos pasó de no tener ganas de ir al colegio y preferir quedarnos durmiendo. Eso, hoy se valora y te empezás a replantear por qué no aprovechaste todos esos días en los que se podía ir. Eso lo extraño mucho”.

“Muchas veces, antes, me pasó de no tener ganas de ir al colegio. Eso, hoy en día se valora y por ahi te replanteás por qué no lo aproveché”

Mora, estudiante de 5to año, Roca.

Ser virtual, esa es la cuestión


Ser estudiante , en este 2020, es ser estudiante virtual. El zoom es el aula, el whastapp entre amigos es la charla que antes interrumpía las explicaciones del profesor, y también el modo de reunirse a estudiar. Todo lo que era ya no es. Profesores y estudiantes se reinventaron rápido. Pantallas de por medio, hicieron del estudiante y la enseñanza una conexión distinta, eléctrica, mediatizada.
De acuerdoa la Evaluación Nacional del Proceso de Continuidad Pedagógica, presentado en agosto de este año, en las provincias de Río Negro y Neuquén, el 14,7 y el 12,5% respectivamente de los chicos no tiene conexión a internet. Para ellos, ser estudiante este año, fue desparejo y desigual.

Los amigos “físicos”

Alfredo cursa segundo año del secundario y dice que nunca en sus 14 años extrañó “tanto la escuela, con todo lo que implica:el aula, los compañeros, el recreo”. También se da cuenta de ”es muy difícil incorporar todos los contenidos virtualmente sin el docente en frente en forma presencial, además de los problemas de conectividad que hace que las clases se corten”.

“Esto me hace valorar todo lo que perdimos. Extraño a mis compañeros, a mis profesores, a las escuela, las clases y los recreos”.

Alfredo, 14 años, Roca.


A Milagros le tocó empezar primer año de la secundaria con la pandemia. “Fue un cambio muy grande. Sobre todo porque lo que más me gusta de la escuela es ir, estar con mis compañeros, compartir cosas con ellos en el recreo. Eso es lo más lindo e importante, además de estudiar, claro, pero estudiar lo puedo hacer desde mi casa. Estudiar en casa, incluso, es cómodo. Lo complicado es que si hay cosas que no entiendo, es difícil que me las puedan explicar desde la pantalla, aún cuando los profesores se empeñan mucho en trasnmitirnos las enseñanzas”, dice.

«Esto fue como una revolución porque a partir de ahora hay muchas cosas que van a cambiar, no sólo con la escuela, sino muchas cosas”.

MIlagros, estudiante de primer año, Roca.


Para Eugenia, la experiencia de cursar desde la casa fue “muy cómoda”. “Me gusta porque lo llevo a mi ritmo, como hayuna plataforma con actividades, me permite organizarme. Lo que extraño es estar con mis amigos, juntarme con ellos. Ya es demasiado tiempo sin verlos”, se lamenta.

“La escuela se me hizo más cómoda, porque me pud prganizar. Pero extraño estar con mis amigos. Ya es demasiado tiempo”

Eugenia, estudiante secundaria. Roca


Ramiro, que arrancó el año en Francia, en un intercambio estudiantil y que tuvo que regresar en uno de los vuelos de repatriación en medio de la pandemia, y con el aislamiento riguroso de 14 días, está convencido de que “fue un año diferente a todo lo que esperábamos”. Pero él prefiere no quejarse: “lamentarse es al pedo porque no sirve de nada, no aporta nada”.
De lo que también está convencido es de que el “nivel de exigencia bajó muchísimo. ¿Qué resultará de todo esto? El tiempo lo dirá el año que viene cuando tengamos que afrontar la universidad. También supongo que las universidades tendrán que considerar esto”, supone.


Agustina repasa todo los sueños truncados que quedaron en el camino: la despedida, la bajada, el acto académico. Terminar quinto año en estas circunstancias tiene poco de bueno. “Fue un año difícil, aunque todos tratemos de ponerle lo mejor, los alumnos y los profesores”.
Para los más chicos del colegio secundario, y también para los que están en primaria, estar en casa, estar todos en la casa, es un punto a favor. Incluso a nivel educativo.


Lisandro fue una semana a clases, a quinto grado. Pero no vivió como un drama el aislamiento. De hecho, para él, “lo mejor de esto es que estamos todos juntos en casa”. Lo que sí extraña son los amigos, y los recreos.
Lo mismo le pasa a Emiliano, de Cipolletti, que también va a quinto grado y que solía cursar doble jornada presencial y ahora lo hace en forma virtual. Aunque lamenta que “la seño no le puede corregir tan rápido”, le encontróla vuelta a ver a sus amigos. Aprendió a generar sus propias reuniones por zoom con sus compañeros y hacen las tareas mientras van charlando. Pero aún así, dice que “extraña pasar el tiempo con ellos en persona”.

“Estoy más cómodo porque la silla de casa es mejor que la de la escuela. Pero es más complicado porque la seño no me puede corregir tan rápido”.

Emiliano, Cipolletti, quinto grado


Quedarse en casa, en familia es un plus para Santiago. “Antes, en la vida normal, común, la casa era como una estación de paso, llegábamos para irnos a otros lugares; ahora en cambio como estamos más adentro, pasamos más tiempo juntos”, define con precisión. Pero la cercanía familiar, implica la distancia con la escuela y sus compañeros: “Lo peor es no ver a mis amigos. Extraño ir a la escuela, ver a mis amigos, socializar”.

“Hacer casi todo un año online es muy extraño y no se aprende de igual manera, aunque los profesores se esforzaron”.

Santiago, estudiante de secundaria, Roca


Para Matías, no sólo es un plus quedarse en casa; es más cómodo. «Aunque me resultó un año raro, tiene cosas negativas y positivas. Como negativo, no verme con mis amigos, haber perdido los recreos y las actividades extraescolares. Como positivo, estoy más cómodo en mi casa. No tengo que madrugar y puedo tener las clases cómodamente sentado, sin ponerme la ropa de la escuela. Podría seguir con esta dinámica; tengo más tiempo libre».

«Para mí fue un año perdido. No aprendemos nada y con las clases virtuales es mucho más difícil aprender, aunque entiendo que no hay otra manera por la situación que estamos viviendo»

Valentín, estudiante de tercer año, Roca.

Joaquín dice que en el primer momento, quizás por lo novedoso, las clases por zoom fueron “divertidas”. Pero a esta altura del año, conectarse para cursar alguna materia le resulta “agotador” y que extraña a sus amigos.

“Al principio me parecía divertido conectarme por zoom. Hoy ya me cansa, y extraño ver a mis amigos en la escuela”.

Joaquín, estudiante secundario, Roca

Aquellos momentos


Los estudiantes universitarios consultados, rionegrinos y neuquinos que estudian en Buenos Aires, Córdoba, La Plata no sienten que se hayan retrasado “tanto”, aunque les haya tocado cursar desde alguna habitación de su casa y kilómetros de los departamentos o pensiones donde vivían.
La incomodidad de este 2020 pasa por otro lado. Pasa sobre todo por eso que la universidad, como la escuela, lleva implícita: el contacto con los otros y con otras realidades, que resulta tan nutritivo como el plan de estudios en general.


Lucía, que estudia Licenciatura en Psicología en la Universidad Nacional de La Plata, y que este año cursa su segundo año de carrera, asegura que “teniendo en cuenta que mi carrera tiene en su mayoría materias teóricas, no tuve grandes dificultades con la virtualidad. Lo que tengo que hacer es leer mucho, intentar comprender y luego escuchar la explicación del profesor. Tanto yo, como mi facultad pudimos adaptarnos muy bien a la modalidad virtual”, asegura. Y sobre ella, dice que logró organizarse, poner empeño y aprovechar las herramientas que le da la facultad (“encuentros por zoom, foros de consultas, actividades semanales para no perder el ritmo de las materias, y videos explicativos que suben al aula virtual para que podamos verlos en los horarios que más nos convengan y cuantas veces queramos”).
Pero – y este es el pero de casi todos-, “considero que esta nueva modalidad tiene muchas cosas negativas: principalmente que muchas personas lamentablemente no tienen acceso a internet, o no tienen los medios para hacerlo, por lo tanto, no pueden estudiar, se atrasan y quedan en desventaja con respecto a sus compañeros. Por otro lado, se perdieron también las relaciones sociales que te brinda la universidad: Charlar, debatir y trabajar con amigos y compañeros; conocer gente, y escuchar a los profesores», dice.

Si bien mi experiencia es buena, prefiero la modalidad presencial, y tener el profesor en frente que me explique, y a mis amigas al lado para reírnos, debatir y pensar juntas. Eso no se compara con estar en casa frente a una computadora”.

Lucía, de Roca, estudiante de segundo año de Psicología en La Plata


Ivana está a un paso de recibirse abogada. Es de Neuquén y estudia Derecho en la U.B.A. Volver a su casa no estaba en sus planes.Pero el 2020 lo impuso. “No me puedo quejar porque tuve profesores muy piolas que hicieron que llevemos la cursada virtual de la mejor manera. El problema es que estoy cursando la única parte práctica de la carrera y al no ser presencial creo que no llego a aprovecharlo al máximo. Para los exámenes me pongo más nerviosa en casa ya que en la facu siempre hay algún compañerx para repasar antes de rendir o simplemente distraerte. Igualmente me sigo juntado a estudiar por Zoom”, explica.

«Lo que más se extraña es el intercambio con el otrx, conocer gente, ver a mis amigxs, juntarme a estudiar, las birras después de rendir. Mi experiencia en la cursada virtual en general viene siendo buena pero no veo la hora de volver a la normalidad»

Ivana, de Neuquén, estudiante de derecho en la U.B.A,

Algo parecido le pasa a Matías, estudiante de tercer año de Ingeniería, en Córdoba. También regresó a su casa de Neuquén, y también tuvo que adaptarse. “Por mi experiencia, siento que no todos los profesores se organizaron del todo bien, algunas materias juntaron todas las comisiones, y otras no tuvimos clases hasta un mes después. A la hora de rendir, claramente la mayoría delos profesores no tenia experiencia evaluando de esta manera, y al saber que te podes comunicar con otras personas te acortan mucho el tiempo de los parciales, por lo tanto es más difícil rendir”.

A mi me costó mucho ordenarme; me cuesta más concentrarme estudiando en casa, y organizar el material que te envían es difícil.

Matías, de Neuquén, estudiante Ingeniería en Córdoba.


Martín pudo rendir las materías del primer cuatrimestre. Dice que no se retrasó. Pero está pendiente de las novedades para ver cuándo puede volver al departamento que comparte con un amigo, allá en Córdoba. “Ser estudiante -dice- además de estudiar es todo lo demás. Y yo extraño eso: todo lo que acompaña la universidad”.


Apareció para cambiarlo todo…

Arabella L. Bazán, estudiante de 5to año.

El 2020 estaba lleno de expectativas, y no sólo nuestras, sino de miles de personas. Algunas empezarían una carrera, otros la finalizarían, algunos tenían planes para viajar, conocer el exterior, otras culturas, lugares, etc., Llenas de sueños que se llevarían a cabo. Pero las cosas tomaron un rumbo distinto… Una nueva enfermedad apareció para cambiarlo todo.
Al comienzo me sentía enojada, como cualquier nena egoísta pensaba “¡justo en mi último año de secundario tenía que pasar esto!”, sin ver más allá de mi realidad. Sí, es difícil no poder compartir con mis compañeros, convivir 24 horas 7 días a la semana encerrada con la familia, y no poder compartir las risas con los amigos; pero ahora entiendo que más difícil es perder a alguien que amas, que conocías o con quien en algún momento de tu vida pasaste un instante agradable.
Ante estas circunstancias he reflexionado mucho acerca de mi círculo, pero más he pensado en todo el esfuerzo que estaban haciendo los médicos, científicos, políticos, enfermeros, entre otras personas por nuestra seguridad, cosa que antes nunca había hecho. Solemos ver películas, series, etc., donde se conoce a los héroes porque poseen capas, pero estas personas también son héroes y cada uno lleva algo distinto y característico.
En cuanto al estudio… bueno, eso es todo un tema. Nadie pensaría que una cosa así podría suceder, no obstante no importa si estaban preparados o no, debiamos seguir.
Los profesores, maestros, docentes y todos aquellos que luchan para que nuestro aprender sea eficiente están dando lo mejor de sí para que podamos adquirir el conocimiento que en un futuro nos servirá.
En un comienzo fue difícil, tanto para ellos (pues tenían que aprender a utilizar plataformas, aplicaciones, entre otras cosas) como para nosotros (ya que no es lo mismo aprender a través de una clase presencial que una vía internet sea la aplicación mediadora que se esté utilizando).
Hay momentos en los que me siento desmotivada, frustrada, cansada, agobiada, estresada, pero sigo haciendo valer las responsabilidades que cargaron en mí porque tengo gente a mi alrededor que da todo de sí para que yo pueda seguir estudiando y ampliando mi conocimiento, (ya sean los profesores, la junta directiva de la institución educacional a la que voy, mis padres que desde que nací trataron de darme siempre lo mejor, entre tantas otras personas).
Así que hoy no me quejo, hoy no me pregunto ¿por qué nuestro último año de secundario? ¿No se suponía que nos divertiríamos?.
Hoy le agradezco, a través de estas palabras, a todas aquellas personas por no rendirse ante esta situación; algunos que seguramente quisieron bajar sus brazos, pero no lo hicieron, no sucumbieron ante la desesperación y siguen luchando contra el COVID-19.


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