¿Es verdad que el gas viene con menos fuerza?

Las primeras temperaturas bajo cero disparan siempre el mismo reclamo: el gas viene flojo en los hogares donde el servicio llega por redes. «No tira», «la habitación de mi hijo no se calienta», «la llama es más chiquita» o -peor aun- «el gas viene con aire» son las cosas que se escuchan año tras año.

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¿Es verdad que cuando la demanda se dispara cae la presión del gas? Las distribuidoras del servicio responden que no y que todo se debe al frío, que hace bajar la temperatura del agua que sale de la canilla y ponemos en la pava, o hace bajar la temperatura del aire que se filtra por las ventanas.

El gas natural por red tiene caudal y presión, pero también poder calórico: debe llegar con 9.300 kilocalorías por cada metro cúbico. La tarifa incluso es por esa medida y es proporcional. El rango autorizado va de 8.850 a 10.200 kilocalorías por metro cúbico.

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El precio de referencia en el mundo para el gas recién salido del subsuelo («boca de pozo» o «punto de ingreso al sistema de transporte», PIST le dicen en la jerga) es millón de BTU. Quiere decir British Thermal Unit, que es la cantidad de energía necesaria para subir un grado Fahrenheit una libra de agua en condiciones atmosféricas normales.

En algunos lugares (como Bariloche) hay plantas que inyectan a la red una combinación justa de aire y propano (que es un gas con más kilocalorías) para suplir los condicionantes de la falta de capacidad de los ductos, pero es una proporción precisa.

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¿Es verdad que el gas viene con menos fuerza?

«El gas, a medida que circula por grandes distancias, tiene volúmenes de presión mucho más altos y, por supuesto, cuando llega a las ciudades, esos niveles empiezan a reducirse por cuestiones de seguridad. El gasoducto Cordillerano, por ejemplo, opera casi a 70 kilos. A medida que ingresa a las ciudades, se va reduciendo esa presión en distintas etapas, hasta que finalmente llega a presión de distribución; estamos hablando de 1,5 kilo«, explicaron desde Camuzzi.

«Dentro de una casa, todos los usuarios de toda la Argentina tienen exactamente la misma presión 20 gramos», añadieron.

Para eso, en cada nicho de entrada de gas hay un regulador de presión. El consejo es hacer revisar esas instalaciones por gasistas matriculados porque de su correcto funcionamiento dependerá la presión

Como comprobación empírica de la teoría, hay un ejercicio que puede ser útil:

• colocar en una pava una cantidad determinada de agua, con la precaución de medir antes el volumen.

• llevar esa pava a la heladera y dejarla, pongamos, una hora (ojo: el termostato de la heladera deberá ser el mismo).

• encender la hornalla y poner la pava.

• cronometrar el tiempo que tarda en comenzar a hervir.

• si en invierno tarda más, estará demostrada la falta de capacidad del gas.

• este ejercicio puede hacerse durante días con diferencias amplias de temperaturas.

«Otra gran falacia es la inyección de aire en la red. La combinación aire y gas es explosiva. Por lo tanto, por más que quisiéramos hacerlo, no lo podemos hacer. Prueba de ello es que cuando se corta la distribución, cuando tenemos que cortarla por una baja presión generalizada, un accidente, etcétera, nosotros tenemos que ir casa por casa a cerrar el nicho, recomponemos la red, y al momento de rehabilitar esa red, a diferencia de lo que pasa con el eléctrico que levanta la palanca y todo el mundo vuelve a traer electricidad, en gas tenemos que ir a hacer rehabilitación, casa por casa, una por una entrada al domicilio, purgar la cañería y prender una llama. Y eso justamente para garantizar que no haya quedado aire en la cañería, porque esa combinación, en ciertas combinaciones, es explosivo», aportaron desde Camuzzi.