Ejercicio después de los 40: cómo moverse para tener más energía y menos dolor
Con el paso de los años, el cuerpo cambia. Pero moverse bien —sin matarse— puede marcar la diferencia en cómo te sentís cada día.
A partir de los 40, muchas personas notan que el cuerpo ya no responde como antes: duele más la espalda, hay menos fuerza, más rigidez y el cansancio aparece rápido. Pero eso no significa que haya que resignarse al sedentarismo. Al contrario: una rutina suave y constante puede ayudar a tener más energía, dormir mejor y evitar dolores crónicos.
No se trata de entrenar como a los 20. El objetivo cambia: ya no es verse flaco o marcar abdominales, sino moverse para vivir mejor, con menos molestias y más vitalidad.
¿Por qué es clave moverse después de los 40?
El sedentarismo empieza a pasar factura. Si no hacés nada de ejercicio, los músculos se debilitan, el metabolismo se enlentece y aumentan los dolores articulares. Además, disminuye la masa ósea, lo que puede derivar en lesiones y osteoporosis.
El movimiento ayuda a oxigenar el cuerpo, mejorar el ánimo, estabilizar el peso y prevenir enfermedades como la diabetes o la hipertensión.
Cómo empezar sin lesionarte ni frustrarte
- Menos es más: no hace falta hacer una hora por día. Con 20 minutos bien hechos, podés cambiar tu estado general.
- Cuidá tus articulaciones: ejercicios de bajo impacto como caminar, nadar, hacer yoga o entrenamiento funcional adaptado son ideales.
- La clave está en la regularidad: no en el esfuerzo desmedido. Tres veces por semana es mejor que una sola sesión intensa y dolorosa.
- Escuchá tu cuerpo: si te duele, si te cansa de más, si te incomoda… ajustá. A esta edad el entrenamiento es más diálogo que imposición.
Consejo final
Moverse no es una moda. A los 40 o 50, es una inversión en tu salud física y mental. Para levantar energía, prevenir enfermedades, dormir mejor y sentir que el cuerpo te acompaña, no que te frena.
Y no, no es tarde para empezar. Es el mejor momento.
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