Península Valdés en peligro: limpiar las costas para liberar a la fauna de los plásticos

La fauna convive con toneladas de cajones rotos, baldes, guantes y redes, producto, en su mayoría, de la falta de regulación sobre la industria pesquera que arrasa con el Mar Argentino.

Las imágenes de residuos plásticos en las costas de Península Valdés desde hace un tiempo, preocupan e indignan. Se trata del área protegida de la provincia de Chubut que posee uno de los ecosistemas marinos más ricos del mundo. Cajones, baldes y restos de redes de pesca que tiran los barcos que surcan el sur del Océano Atlántico en busca del preciado langostino o calamar patagónico, están sobre la arena como una bomba de tiempo para la fauna que allí habita.

La Península Valdés es un accidente costero sobre el mar Argentino, en la provincia del Chubut. Desde 1999, es Patrimonio de la Humanidad declarado por la Unesco en Argentina. Recibe la mayor población reproductora de ballenas francas australes, anidan pingüinos, es hábitat de elefantes y lobos marinos, delfines, orcas y un sinnúmero de aves.

La noticia sobre estos residuos en la playa estalló en octubre del año pasado después de denuncias de Yago Lange ex deportista olímpico argentino de vela, y embajador de Parley of the Oceans.

El mes pasado el país volvió a hablar del tema por las demoras en la limpieza. “por la repercusión que tuvo la noticia, me convocaron a una reunión por parte del gobierno, tanto provincial como nacional. Nos prometieron desde la administración de Chubut que, a partir de marzo, se comenzarían a limpiar y nos otorgarían permisos para colaborar”, pero hasta hoy nada de eso sucedió, dijo.

La cuestión es resolver el fondo del problema ¿por qué hay tanta basura de la industria pesquera en el océano?

El mar de plásticos se acumuló durante meses en Punta Delgada, Estancia El Pedral, Bahía Cracker, Punta Cormoranes y en las islas Tova y Tovita, que forman parte de las 887.000 hectáreas marinas y terrestres declaradas Patrimonio Natural.

La península es un santuario de la naturaleza. “Vi animales lastimados encima de los plásticos y, en Tovita hay pingüinos que anidan dentro de las cajas y también se ven algunos muertos en la costa rodeados de basura”, dice Yago Lange el embajador de la organización internacional que trabaja por el cuidado de los océanos en el diario El País.

Lange propone intervenir con mayor profundidad en esta temática, hablar de lo que está pasando en el Mar Argentino. Por qué está sucediendo esto, por qué contamina la industria pesquera. Hablar de la pesca de arrastre que está destruyendo el fondo marino y de amplificar las áreas de mar protegidas, que son vitales para todos los animales y seres vivos que habitan la región.

«Debemos visibilizar la problemática para frenarla de raíz para que la industria pesquera deje de contaminar nuestros mares y tenemos que hablar de cómo actuamos y cómo actúa la política en el aspecto ambiental frente a la emergencia climática. Tenemos que aprender a accionar y colaborar entre todos», decía el Yago en medios nacionales.

Al menos el 80% de las playas de Puerto Pirámides, en la costa de la Península Valdés, está contaminada con residuos de la industria pesquera, según pudo constatar durante una recorrida de 8 kilómetros que realizaron especialistas del Ministerio de Ambiente de Nación y de la provincia de Chubut.

El problema de los barcos pesqueros es recurrente. Miles de cajones sin identificación, para evitar las denuncias o multas; redes, sogas y residuos plásticos de comida que se consume en los barcos, se acumulan en el agua y luego en las playas.

Las autoridades provinciales, nacionales y la industria pesquera reconocen el problema. El viceministro de Ambiente, Sergio Federovisky, ha asegurado que urge identificar a los autores de lo que definió como una “acción criminal contra el ambiente” y sancionar a los responsables.

“Hay que entender cuál es la mecánica por la cual hay una actividad que decide externalizar brutal y aviesamente sus costos ensuciando un recurso natural tan valioso como son las zonas costeras de la provincia de Chubut”, dijo el funcionario.

“Este problema existe hace como 30 años. Lo bueno es que ahora se visibiliza. Quizás también porque es mucho más grave que antes. Es muy triste ver a los animales entre plásticos. Sólo porque el ser humano no sabe cuidar el planeta”, explicó el año pasado Alejandro Ferro, que nació y se crió en un campo frente a estas playas y es integrante de la organización Playas limpias Patagonia.

Lo que buscan los defensores del ambiente, es que no solamente lleven adelante la limpieza prometida en esas playas, sino que se elabore e implemente un plan de manejo que regule y controle efectivamente el impacto negativo que deja la industria pesquera en el Mar Argentino y su biodiversidad. Como dijo Lange en sus redes «Las razones fuera de tiempo son solo excusas. El momento de actuar es ahora».


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