Invap podría comenzar este año a construir el tercer satélite Arsat

En los próximos 45 días se firmará el contrato para el diseño y la construcción, tareas que demandarán no menos de tres años. La expectativa está puesta ahora en el Saocom 1B.

A finales de este mes o a principios de agosto, Invap firmará con la empresa Arsat, del Estado nacional, el contrato para la construcción del tercer satélite geoestacionario de comunicaciones. Una vez que se dé este paso legal, el desarrollo y la fabricación en la sede de la compañía rionegrina de Bariloche durará tres años.

Por ahora, el área espacial de Invap tiene todas sus expectativas en el último de los satélites desarrollados y construidos en nuestro país, el Saocom 1B, que es más pequeño, viajará en una órbita mucho más cercana a la Tierra y tiene como misión la observación de la superficie del planeta.

Ayer los científicos de Invap y de su cliente, la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), entraron por primera vez a la sede de Spacex, la empresa que provee el servicio de lanzamiento, desde Cabo Cañaveral, en el estado de Florida. Debieron realizar un aislamiento de casi dos semanas en un hotel antes de realizarse pruebas de contagio de coronavirus, condición sine que non para poder acceder a la base espacial. Luego de dos test negativos, quedaron en condiciones de trabajar sobre el satélite.

Lejos

Los Arsat son satélites que orbitan a 36.000 kilómetros de distancia y a una velocidad proporcional a la que gira la Tierra sobre su eje, de tal modo que siempre está sobre el mismo punto del planeta.

Esto le permite vender servicios de telefonía, datos y televisión en un amplio espectro del continente. La empresa tiene ingresos constantes de parte de clientes privados, no sólo de Argentina, lo que le permitiría prescindir de aportes del Tesoro para financiar una nueva misión espacial.

El gerente de Proyectos Espaciales de Invap, Gabriel Absi, que lidera la misión de la empresa en Cabo Cañaveral, le dijo a RÍO NEGRO que ambas empresas están puliendo los últimos detalles del contrato para firmarlo entre este mes y el que viene.

Los primeros Arsat tuvieron un costo en torno de los 250 millones de dólares. El “know how” que adquirieron las dos empresas estatales en la construcción y operación de los satélites les permite ahora diseñar una nueva generación de aparatos más livianos.

El Arsat-3 no tendrá propulsión con combustible líquido sino con energía solar. En los dos anteriores, la mitad de su masa correspondió a hidracina y tetróxido de dinitrógeno. Al entrar en contacto se inflaman espontáneamente sin necesidad de oxígeno, que es precisamente lo que falta en el espacio.

La inmensa mayoría de ese combustible se gasta en las maniobras para acomodar el satélite a su órbita porque el cohete lanzador lo deja en un viaje elíptico a unos 300 kilómetros de la Tierra y debe llegar hasta una órbita a 36.000 kilómetros, que es donde puede viajar a 11.000 kilómetros por hora para quedar “quieto” en relación con la velocidad en la que gira el planeta.

El combustible restante se utiliza para corregir de manera periódica la órbita. Y cuando se acaba, se termina la vida útil de un satélite.

El reemplazo por energía solar permite extender la vida útil del Arsat-3 y además bajar el peso del satélite, que en vez de ser lanzado con 3.000 kilos de masa, calculan que saldrá de Bariloche con unos 1.800.

Arriba y abajo

1.900
kilos es el peso máximo que tendrá el Arsat-3, según las estimaciones de los profesionales de Invap.
36.000
kilómetros es la distancia respecto de la Tierra a la que orbitará el nuevo satélite.

La reducción no es mayor porque, aprovechando esta característica, la empresa Arsat pretende agregarle carga útil: la parte del satélite que no forma parte del vehículo: antenas y demás aparatos de comunicaciones.

Absi explicó que, una vez alcanzado el acuerdo sobre las características del Arsat-3, los siguientes 20 meses serán de desarrollo de la ingeniería. La construcción demandará otros 16 meses, incluidos los ensayos.

Arsat e Invap construyeron en el mismo terreno donde está la sede central de la empresa estatal rionegrina el Centro de Ensayos de Alta Tecnología (Ceatsa se llama la sociedad entre ambos), que desde el Arsat-1 permite hacer pruebas a los satélites para someterlos a las condiciones de lanzamiento y de vida en el espacio, además de la medición de la calidad de sus comunicaciones con la Tierra.

El proyecto del Arsat-3 debía comenzar en 2016 pero fue discontinuado por el gobierno de Mauricio Macri.


La nueva área de negocios


La medicina se consolidó como una alternativa de negocios para Invap. Héctor Otheguy, fundador y presidente de la empresa hasta su muerte, hace pocos meses, solía decir que los desafíos no son meramente técnicos ni científicos: para mantenerse en pie también hay que buscar todo el tiempo nuevos clientes.

En reglas generales, los clientes de Invap son estatales, pero diseminados en los cinco continentes.

La construcción de centros de medicina nuclear, como Intecnus en Bariloche, le dio una nueva experiencia a Invap. Hizo 10 en Argentina, 19 en Venezuela y ahora construye 3 en Bolivia.

Invap Sistemas Médicos es la marca con la que, además de estos centros llave en mano, vende equipamiento de radioterapia, braquiterapia y terapia radiante mediante un convenio con tres compañías líderes en el mercado internacional.

Otro de los servicios que ya realiza y promueve con mayor énfasis ahora es el del mantenimiento preventivo de las construcciones y el equipamiento. Su experiencia en este campo también es extensa y se complemente con el perfil nuclear, que fue el primero en desarrollarse en Invap: la venta llave en mano de reactores de fabricación de material médico y de investigación.

Esta nueva área de la empresa, que viene a reemplazar la de TICs, que hacía soluciones para la televisión satelital esencialmente, también ofrece el diseño de búnkers para equipos de medicina nuclear, cálculos de blindaje, construcción de obras civiles e implementación regulatoria según normativas locales. Y programas de capacitación y entrenamiento de personal.


Dólares en tiempos de restricciones


Las exportaciones de Invap tienen un doble impacto en nuestro país: la venta de tecnología, desarrollo intelectual y mucho valor agregado, y el ingreso de divisas en tiempos de restricciones con el dólar.

Los servicios que se venden a partir de estos desarrollos (observación de la tierra con los Saocom y comunicaciones, con los Arsat) también generan la exportación de servicios de alta tecnología. Como contrapartida, la mayor cantidad de material que se precisa para construir un satélite se importa.


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