Más de 700 pobladores estrenaron la capitalidad de Neuquén

Según las estadísticas de 1904 en la ciudad de Neuquén había casi la misma cantidad de argentinos que extranjeros. Funcionaban 34 comercios, un consultorio médico y una botica.

Mérito insigne adquieren los primeros pobladores de estas tierras patagónicas, no solo por haber impreso en ellas con su posesión, el sello de la propia soberanía, sino porque constituyen los orígenes de las ciudades del porvenir”, dijo en 1904, Joaquín V. González, ministro del Interior y férreo impulsor del traslado de la capital al entonces Paraje Confluencia.


¿A quién le hablaba cuando se inauguraba una nueva sede administrativa del gobierno del Territorio? Las estadísticas impresas en papeles ya amarillentos dan una idea de cómo estaba conformado aquel poblado.

En el total de habitantes que a fines de 1904 estaban radicados en estas tierras, había casi la misma cantidad de argentinos que extranjeros. Los registros históricos contabilizaban 396 pobladores que habían llegado de algún lugar de nuestro país. La comunidad chilena era la más grande, con 198 vecinos que vinieron del país trasandino. Inmigrantes italianos eran 47 y otros 43 eran de origen español. El resto de los primeros vecinos de la nueva capital tenían otras nacionalidades, entre ellos uruguayos y franceses. En total había 722 personas que estrenaban en ese entonces, el título de capitalinos.


El nivel de analfabetismo era alto, el 50% de la población no sabía leer ni escribir.


Eran tiempos de todo por hacer y comenzaron a aparecer las primeras actividades económicas para cubrir la demanda de quienes estaban destinados a forjar la ciudad del porvenir.

A tres meses de inaugurada la nueva capital funcionaban 34 emprendimientos comerciales. Había 10 despachos de bebidas o bares, uno de ellos con billares, 5 puestos de venta de frutos y 2 de verduras. Los almacenes eran 4, misma cantidad de “fondas hoteleras”; la primera fue “Grand Hotel” que tenía como anexo el comercio de ramos generales “La Nacional”, perteneciente a la familia Linares. La ciudad contaba además con 3 panaderías, 2 peluquerías y 2 carnicerías de propiedad de la familia Rosa, quienes construyeron el primer matadero municipal.

La primera farmacia se inauguró en octubre de 1904.


A fines de 1904 la atención primaria de la salud era muy precaria. Existía solo un consultorio médico, atendido por el doctor Julio Pelagatti y una farmacia, propiedad del químico farmacéutico Ferrucio Verzegnassi, que funcionó en la actual calle Sarmiento al 400, en la casa de don Arsenio Martín. Luego se trasladó a un local construido en la intersección de avenida Argentina y Roca, frente al actual monumento a San Martín.


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