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Nico, el biólogo que bucea y fotografía el mundo submarino de Las Grutas

¿No podemos viajar? No importa, acá está Nicolás Cetra para llevarnos de paseo con sus imágenes y su relato a lo profundo del golfo San Matías en la costa de Río Negro. Que disfrutes tanto como nosotros de esta maravilla de la Patagonia.

Aunque se volvió viral la fotografía que tomó de una manada de orcas, y no pierde oportunidad de retratar ballenas, el biólogo y buzo deportivo Nicolás Cetra ama los animales pequeños. Especialmente los invertebrados.  De hecho, es especialista en babosas marinas, y descubrió que existen mucho más que 4 variedades de la especie en el Golfo San Matías. La tesis para terminar su carrera se basó en eso, y, ahora, obtuvo una beca que le permitirá seguir investigándolas. 

Un hipocampo o caballito de mar, descansando en el fondo del mar Foto: Nicolás Cetra

Nico, que tiene 27 años, nació en Urdanpilleta, una localidad de la Provincia de Buenos Aires, cercana a Bolívar. Pero bastaron los veranos que pasó junto a su familia en las playas de Monte Hermoso para torcer su destino, que parecía decidido a unir su vida al campo. Y, pese a que cursó la secundaria en una escuela agrotécnica, a los 19 quiso estudiar la licenciatura en biología marina que se dicta en San Antonio

Colores de lo profundo: cangrejo púrpura. Foto: Nicolás Cetra

Lo demás se dio de manera natural. Y él, que gracias al campo heredado de uno de sus abuelos se había familiarizado con los cultivos y con la cría de ganado, se convirtió en un hombre de mar. Hoy, pasa gran parte de sus días bajo el agua, buceando e investigando la diversidad marina. Y, cuando emerge, divulga lo que sabe sobre ese hábitat, del que logró formar parte. 

Los nubranquios o babosas marinas son la especialidad de Nico. Descubrió variedades desconocidas en la zona Foto: Nicolás Cetra

“Todo pasó al llegar a San Antonio, en el primer año de cursada de la carrera” recordó Nico. “Estaba arrancando la licenciatura y me sumé a un curso de buceo que empezaron algunos de mis compañeros. Después hice otro para perfeccionarme, y, durante el verano, uno de los dueños de la firma que nos capacitaba (que es para la que actualmente trabajo) me convocó para ayudarlos. Durante esas vacaciones no pude porque había planificado volver a mi pueblo. Pero, al regresar, comencé a trabajar con ellos, algo que agradezco y que, hasta ahora, nunca se interrumpió” destacó. 

Con su color llamativo, este pez llamado gobio se destaca como pocos . Foto: Nicolás Cetra

El contacto con el mar reavivó otra de sus pasiones, la fotografía. “Me gustó desde siempre. Supongo que me la contagió mi mamá, porque de mis dos hermanos mayores (un varón y una mujer) yo soy el único que tiene ese entusiasmo. Acá, cuando llegué, fue inevitable agarrar la cámara. Pasear por la playa, ver los atardeceres y querer fotografiarlos fueron una misma cosa” contó el joven. 

Un lobito “posa” para la cámara . Foto: Nicolás Cetra

Esas ganas se encendieron aún más al comenzar a navegar y ver la diversidad de fauna. Y, cuando se sumó el buceo, lo fascinó la posibilidad de captar la vida bajo el agua. 

“Mi abuela Antonia, que siempre me malcría, me regaló unas cámaras que me permitieron fotografiar esos mundos. Las imágenes que tomo después las utilizo en las charlas de divulgación que doy en las escuelas, o en los congresos a los que viajo y en los que decido presentar algún trabajo” se enorgulleció el buzo. 

Cuatro milímetros tenía la babosa marina más pequeña que Nico identificó y fotografió en una de sus tantas inmersiones submarinas. Foto: Nicolás Cetra

“Me encanta fotografiar invertebrados. Reconocerlos, investigar sobre ellos. Sobre todo los más pequeños. Hay especies que les gustan a todos por lo carismáticas, como los delfines y las ballenas. A mí me deslumbran otras. De hecho, me orienté hacia el estudio de las babosas marinas o nubranquios”

Inquieto por naturaleza, también filma y usa un drone, aunque las fotos le gustan mucho más. “Es que te permiten ir al detalle, y son el disparador para contar lo que busco transmitir. Además, son una forma de hacer muestreos. Así descubrí varias cosas. Si al bucear veo, por ejemplo, un caracol de una variedad que no puedo identificar, al volver a casa analizo la imagen y busco en los libros hasta que doy con él” relató. 

Parecen estrellas, pero son ofiuros. Brillan como arabescos en el fondo del mar. . Foto: Nicolás Cetra

Por ahora no tiene pareja y, aunque adora a los chicos, el contacto con ellos lo encuentra en sus sobrinos, y en las charlas que da en los colegios. “Soy tío desde hace años. Por eso cuando me preguntan digo que me encantan los nenes, siempre y cuando no sean míos” dice, entre risas. 

Un delfín común captado en el momento justo . Foto: Nicolás Cetra

La beca de investigación, su trabajo como buzo deportivo y las clases que da como docente de apoyo en la sede local de la Universidad del Comahue (Unco) ocupan todo su tiempo. Pero siempre hay lugar para disfrutar de los atardeceres. “Ésa es la magia de vivir en estas playas” remató. 

Los colores del atardecer captados por Nico. “Son momentos únicos” dice. Foto: Nicolás Cetra

Aunque sus ganas de conocer otros mares son tan fuertes como su amor por Las Grutas. “Esa chispa siempre está” reconoció. 


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