Obtuvo el alta después de permanecer internado durante 115 días por Covid en Bariloche

Raúl Barría estuvo 90 días en terapia intensiva en el Hospital Privado Regional pero logró salir adelante.

Después de 115 días de permanecer internado en el Hospital Privado Regional a causa del Covid-19, Raúl Barría consiguió el alta hospitalaria. Su madre murió por coronavirus mientras este hombre estaba en terapia intensiva.

Los síntomas comenzaron el 4 de marzo cuando este taxista de 62 años regresaba de sus vacaciones en Las Grutas con su esposa. Pese a la fiebre, Raúl logró conducir de regreso hasta Bariloche.

El hisopado confirmó las sospechas de un diagnóstico positivo de Covid. Pero como los días pasaban y continuaba con fiebre, su esposa Silvia decidió trasladarlo a la guardia de la clínica.

Los estudios dieron cuenta de que tenía una neumonía bilateral ya declarada. Pero el panorama hasta ahí era favorable. Lo internaron en una habitación común con bigotera y a los pocos días, se descompensó por falta de oxígeno”, detalló Bárbara Barría, su hija.

En ese momento, la “bigotera” ya no hacía efecto y Raúl debió ser trasladado a la terapia de Covid donde permaneció 45 días. “Dio positivo durante 30 días. Al día 32, volvieron a hisoparlo y dio negativo. Pero estuvimos 10 días sin poder verlo”, recordó Bárbara.

Ella y su hermano concurrían cada tres días al HPR, donde se vestían con ropa especial (doble ambo y mascarilla, cofia en los pies y en el pelo) para poder ingresar a la sala Covid a visitar a su padre. La visita duraba media hora. “El panorama no era nada bueno. Los médicos nos decían que lo disfrutemos y que tratemos de estar a su lado. Mi papá pesaba 160 kilos y la gordura era una contra. Pero el gordo le puso garra”, dijo Bárbara con orgullo.

Reconoció que, al principio, visitar a su padre en el área de terapia fue angustiante pero al traspasar la puerta de la sala, solo sentía que tenía que transmitirle fuerzas. “En ningún momento, lloramos. Cuando bajábamos con mi hermano, nos abrazábamos y comentábamos cómo lo veíamos. Es muy feo. Era como entrar a un cuarto oscuro donde uno estaba al lado de otro”, describió.

Como Raúl permanecía sentado en su cama, los enfermeros lo apodaron “el Buda”; el resto de los pacientes estaba intubado. “Nunca me importó contagiarme. Sentía mucha seguridad en cómo nos vestían. Al salir, nos llenaban de alcohol y nos íbamos descambiando por sectores”, dijo la mujer.

Poco después, Raúl logró pasar a la terapia “no Covid” donde permaneció otros 45 días. En ese sector, los hijos podían visitarlo a diario e incluso, llevarle comida. “Ahí se fue destetando de los oxígenos. El primero fue una mascarilla que respiraba por él porque sus pulmones habían dejado de funcionar. Después pasó a usar una mascarilla y hace 20 días, probaron una vez con la bigotera debajo de la nariz”, especificó.

Dos semanas atrás, ante los avances del hombre, lo pasaron a una habitación común y el último sábado finalmente, después de 115 días, accedió al alta hospitalaria.

Bárbara no tiene dudas. Cree que su padre salió adelante por el apoyo de la familia y el acompañamiento de los médicos, enfermeros y camilleros. “Una de las cosas que a nosotros nos dejaba tranquilos era que estábamos apoyados por el personal del HPR. Había enfermeras que lo afeitaban, le ponían crema o le cortaban el pelo. Un día, una me dijo: ‘Hoy tu papá tuvo un día de spa´. Eso es impagable. Por eso, mi papa salió adelante. Por ellos y por nosotros”, manifestó.

La mujer entiende que el hecho de haber acompañado a su padre en todo momento ayudó a que saliera adelante. “Fue una de las cosas que nos dijeron. Mi papá nunca estuvo intubado porque con su gordura, no lo hubiera tolerado”.

Hoy Raúl se recupera poco a poco. Perdió mucha masa muscular y no tiene fuerzas en las piernas. Por eso, se maneja con un andador, con la ayuda de su familia. “Una de las cosas que lo sacó a flote fue volver a ver a sus nietos, Milo y Zoe. Nos ha contado que vivió cosas terribles. En terapia Covid, al estar despierto, vio muertes, emergencias. Por eso, hoy agradece la vida”, planteó.

Su familia considera que su recuperación fue un milagro: “Los médicos y enfermeros le decían: ‘Raúl, te están dando una segunda oportunidad´”.

El reencuentro de Milo con su abuelo Raúl. Foto: gentileza

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