Las causas de la falta de médicos residentes en Río Negro: el impacto de Vaca Muerta
El sistema de residencias cada vez tiene menos médicos recibidos que se postulan. El problema afecta a tanto al sistema público como el privado.
En los últimos años una tendencia encendió las alarmas en los sistemas de salud, tanto público como privado. Décadas atrás no se concebía recibirse de médico y no hacer una especialización o postgrado a través de una residencia en un hospital público o una clínica privada. De hecho, los médicos de mayor experiencia recuerdan que entrar en este tipo de residencias era una lucha porque los lugares se tornaban escasos por la alta demanda. Hoy esta ecuación se invirtió.

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En la salud pública de Río Negro se abren entre 70 y 80 vacantes para médicos residentes por año y se cubren sólo unos 50 cargos.
En distintos etapas de las residencias médicas hay actualmente 123 profesionales.
La formación de postgrado se realiza en los centros de salud de Viedma, Luis Beltrán, Bariloche, El Bolsón, Sierra Colorada, Roca, Cipolletti y General Conesa.
El mix de hospitales grandes y chicos se debe a que los residentes deben aprender a trabajar en ambos ámbitos.
“Ha mermado la cantidad de postulantes” a las residencias, describió Renata Scalesa, coordinadora provincial de desarrollo del recurso humano del ministerio de Salud de Río Negro. “No todos los que terminan su carrera de grado optan por una especialización ”, indicó.
“La realidad hoy que es casi el 45% de los médicos que se reciben no hacen o no completan la formación con residencias”, señaló Santiago Bonfiglio, de la clínica privada Roca.
“La dificultad para que los médicos hagan residencias es progresiva. Cada año es más difícil conseguir residentes que el año anterior”, indicó a su turno Andrés Sabalette, gerente del Sanatorio Juan XXIII de Roca, otra institución privada.
Las razones de la escasez de médicos residentes son múltiples y en el caso específico de Río Negro, tiene además sus propias particularidades. Una vez más Vaca Muerta también influye.
La formación neuquina de shale tiene su impacto en el sistema de salud porque las empresas petroleras deben contratar profesionales médicos para las locaciones en las que desarrollan su actividad.
En palabras de un profesional de la salud, “Vaca Muerta también se está chupando a los nuevos médicos”.
En estos casos, la formación académica de un médico puede quedar trunca en un trailer en un campo petrolero, pero la remuneración es por demás tentadora para los nuevos médicos.
El impacto del crecimiento de Neuquén también se lleva una parte importante de los médicos recién recibidos, principalmente los de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional del Comahue.

Durante el tiempo en que son residentes los médicos reciben una remuneración como tales, pero que no equipara lo que ganarían si trabajaran directamente.
Fuentes de centros privados de salud señalaron que el monto que cobra un residente es aproximadamente la mitad de lo que cobra un médico recién recibido que se dedica, por ejemplo, a hacer guardias.
Cuando se enumeran las causas de la falta de residentes una de las primeras es la longitud de la formación académica. Y allí entra en juego el facto generacional. ¿Puede un ingresante a medicina o más específicamente un estudiante que esta cerca de recibirse pensar en una carrera de más de diez años en los tiempos que corren?
Hay un cambio generacional que influye. Los estudiantes y nuevos médicos no necesariamente se proyectan a futuro como lo hacían los profesionales décadas atrás.
Una de las consecuencias de que los médicos recibidos hagan cada vez menos residencias de especialización es justamente la falta de profesionales especializados en la amplia gama en que se divide la medicina. Sin embargo hay especialidades que sí tienen demanda, pero con ellas se obtiene un aspecto que pasó a ser preponderante en los últimos años: el rédito económico.
Las especialidades con menos postulantes pero que paradójicamente son la base de los sistemas de salud son: medicina clínica, medicina general, pediatría, ginecología y médicos clínicos, médicos generalistas, pediatras, ginecólogos y terapistas.
Entre las que siempre hay oferta de residentes se encuentran anestesiología, cirugía e imágenes.
Residencias médicas: el costado económico
Como se mencionó, un médico recién recibido que empieza una residencia cobra un sueldo. Pero en comparación con un médico que entra directamente al mundo laboral el monto queda en franca desventaja. Es allí donde entra en juego la visión a largo plazo. La residencia o postgrado es el camino largo pero da prestigio y puede ser más redituable a largo plazo.
“Los médicos recién recibidos necesitan tener un trabajo, necesitan empezar a ganar dinero para sostenerse. Entonces, en la medida que sale la posibilidad de ingresar al sistema laboral ingresan y la residencia queda ahí”, señala Scalesa.

En el caso del sistema de salud pública de Río Negro, Scalesa remarcó que el aspecto económico hubo un cambio cualitativo años atrás cuando se equiparó lo que gana un residente con un profesional que ingresa al sistema de salud. “Hoy sí, lo que sucede, es que las condiciones de vida son muy duras y todo el sistema de salud está haciendo su reclamo respecto de los sueldos”, destacó.
Agustín Pochat, del sanatorio Juan XXIII de Roca, se ha hecho demasiado larga “la carrera universitaria. Cada vez son menos los aspirantes a medicina y cuando salen buscan salidas laborales que ya les dé un rédito económico rápido, porque es esto, tener que subsistir otros cuatro años más dentro de un esquema de residencia les resulta muy largo”.
“Esos cuatro años de formación, además de lo extenso, desde lo económico son difíciles. Al bolsillo de los residentes es cierto que el valor que les llega es un valor relativamente magro. Entonces es difícil siendo ya profesional sostenerse así por cuatro años más”, explicó por su parte Sabalette.
Juan Carlos Salvitti, médico cirujano y coordinador de la residencia de cirugía general en Bariloche, reconoce que en “la salida laboral en privado se gana mucho más”. Y reflexiona: “Entonces ahí empieza a jugar: uno se recibe de médico y es profesional, y al profesional se le define como al que de su trabajo vive”.
Otros dos factores
Bonfiglio puso sobre la mesa otra dos causas de por qué hay menos residentes.
Por un lado el rechazo a la la dureza de las residencias años atrás, a las que describió como estrictas a un nivel militar y con mucha carga horaria. Valoró que las nuevas generaciones no se quieran someter a malos tratos como sí soportaron generaciones anteriores.
Por otra parte indicó que muchos médicos recién recibidos pasan a trabajar directamente en labores de auditoría, sin llegar a ejercer prácticamente lo que estudiaron.
Una carrera demasiado larga y la necesidad de una reforma
“La carrera de medicina es muy larga, necesariamente es larga. Se podrá acortar y se está viendo esa posibilidad, pero hay que ajustar los programas. Son seis años de carrera, con un año de preingreso. Más cuatro años de residencia, ya tenemos 11 años y si quieren hacer una postbásica (una segunda especialización) son dos años más”, resumió el cirujano Juan Carlos Salvitti, de Bariloche.
Agustín Pochat, del sanatorio Juan XXIII, señaló que en distintos ámbitos se habla de la necesidad de una reforma profunda en el sistema de residencias. Y que en este sentido se apunta de acortar los tiempos de la carrera y la residencia. “Pero eso ya se nos escapa un poco a nosotros las instituciones, tiene que ver con una cuestión de política de salud nacional y provincial”, advirtió.
Para Santiago Bonfiglio “es una locura” que los médicos que hacen residencias deban esperar 11 años para salir al mercado laboral.
Considera que así como está planteada “es imposible que la residencia sea obligatoria”, como sostienen algunos. “Sin embargo, creo que tiene que ser obligatoria, ¿pero de qué forma?: Formación de grado en facultades de medicina cuatro años y medio, y tres años de residencia obligatoria”, precisó.
Por qué son importantes las residencias médicas
Todos los referentes consultados fueron categóricos en afirmar que el sistema de residencias, con marcados aspectos para mejorar, es la mejor forma que tiene un médico para especializarse.
“La calidad se viene de la mano con la especialidad, no importa si es público o privado”, fue rotundo Pochat. Y remarcó que “la calidad y la seguridad siempre va de la mano de la especialización”.
Bonfiglio destacó por su parte que “la residencia como método de enseñanza aprendizaje en la formación del médico es esencial y la mejor”.
Qué dicen los estudiantes
Estudiantes de cuarto año de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNCo, que realizan parte de su formación en la Clínica Roca, hablaron sobre si piensan hacer residencias cuando se reciban.
“Yo hoy sí tengo pensado hacer una residencia, aunque no sé qué va a pasar de acá al momento de que me reciba. La idea sería seguir especializándome”, señaló Micalea, de Cipolletti.
Victoria, por su parte, señaló que ve que la mayoría de los compañeros tienen ganas de hacer una residencia. Pero advierte que en la UNCo a la mayoría les preocupa la edad.
“En la UNCo el promedio de años de la carrera frente a otras universidades es más largo”, indicó. Y junto a sus compañeras señaló que se tarda entre nueve y diez años en terminar la carrera.
Micaela agregó que entran al “mundo laboral ponen en tela de juicio el tiempo, las condiciones y la parte económica”.
Por su parte, Lucía indicó que hay casos en que los médicos ya tienen familias formadas y no hacen residencias porque es mucho tiempo al que se les iría la carrera.
En los últimos años una tendencia encendió las alarmas en los sistemas de salud, tanto público como privado. Décadas atrás no se concebía recibirse de médico y no hacer una especialización o postgrado a través de una residencia en un hospital público o una clínica privada. De hecho, los médicos de mayor experiencia recuerdan que entrar en este tipo de residencias era una lucha porque los lugares se tornaban escasos por la alta demanda. Hoy esta ecuación se invirtió.
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