Sapag y Parrilli, la última palabra en la elección del quinto vocal del TSJ

Se termina la feria judicial, sigue el incumplimiento de un artículo de la Constitución Provincial sin que a nadie le importe. Los autorizados a negociar son pocos, los nombres que circulan son demasiados.

Desde hace 180 días el Tribunal Superior de Justicia de Neuquén funciona con cuatro integrantes. Eso triplica el plazo que la Constitución Provincial le otorga al gobernador para proponer un candidato o candidata cuando se produce una vacante. ¿Alguien se escandaliza por esta situación?

El Poder Judicial de Neuquén, que mañana vuelve a la actividad después de la feria de enero, entra y sale de la agenda pública según el volumen de los escándalos que genera.

Pero hay otro plano en el que se mueven intereses más allá de la coyuntura, con actores que dibujan estrategias políticas de más largo alcance y en varios tableros a la vez. De eso se habla menos.

Sobre el nombre del o la futura vocal no hay pistas ciertas por más que circulen muchas versiones. Los autorizados a negociar son pocos, hay que cuidarse de los vendedores de ilusiones.

El gobernador Omar Gutiérrez ingresa en la última mitad de su mandato sin reelección y su poder para imponer condiciones es limitado. Hay cierta resignación a que nadie llegará al cargo sin el visto bueno de Jorge Sapag y Oscar Parrilli.

Dato

23 votos
son necesarios para designar a un o una vocal del Tribunal Superior. El MPN y aliados reúnen 18.

El MPN está obligado a negociar porque le faltan votos en la Legislatura para llegar a los dos tercios que necesita para designar a un vocal. Y a un defensor general, puesto también vacante.

En el mejor de los casos será, como tantas veces, una moneda de cambio con otras fuerzas políticas. Lo más probable es que sea parte de la negociación de un paquete más grande que incluya el apoyo a leyes que le interesen a los gobiernos nacional y provincial.

El actual Tribunal ha demostrado acompañamiento y lealtad a la política del gobierno provincial, es decir, al Movimiento Popular Neuquino. Intérprete exclusivo del texto constitucional, ni se le ocurriría plantear que el Poder Ejecutivo está en mora porque aún no propuso un nuevo o nueva vocal; ni que el mismo Tribunal está en falta ya que no designó a un interino como manda la Constitución.

Los vocales del Tribunal Superior de Justicia, su fiscal y defensor (…) deberán ser designados dentro de los 60 días de producida la vacancia del cargo. Si (…) transcurriera el término indicado sin ser provista la vacante, el Tribunal Superior procederá a efectuar la designación correspondiente con carácter interino».

Artículo 236. Constitución de Neuquén

Por el contrario, el TSJ funciona en lo esencial como cualquier gobierno desearía: sin contradecirlo nunca. No lo altera con ningún fallo inesperado, se ajustó al presupuesto acotado por la menor recaudación en el año de la pandemia, y surfeó una de las medidas de fuerza sindicales más prolongadas.

Menos no podía esperarse, dados los antecedentes de sus integrantes.

De los designados por Jorge Sapag, Evaldo Moya, presidente subrogante, estuvo afiliado al MPN y pasó por varios cargos oficiales; Soledad Gennari, otra ex afiliada, fue electa diputada provincial para cumplir la ley de cupo pero renunció para asumir como asesora general del gobierno de Sapag; Alfredo Elosu Larumbe es íntimo de Alejo Bolan Reina, de la fiscalía de Estado; José Gerez (vocal subrogante) a veces actúa como un ministro sin cartera. Germán Busamia, futuro presidente, también dejó la ficha de afiliación para asumir en el Tribunal (es el único propuesto por Gutiérrez).

Con este panorama, ¿hay espacio para una designación disruptiva?


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