Cómo es la escuela intercultural de Comicó: «Así como tenemos inglés, enseñamos mapuzungun que es bien nuestro»

Unos 12 alumnos concurren a la escuela del paraje que está ubicado al pie de la meseta de Somuncura, a unos 75 kilómetros de Los Menucos.

«Esta es mi sangre«, les repite siempre, en lengua mapuche, Guillermina Huenchunao a sus alumnos de la escuela intercultural 209 del paraje Comicó, al pie de la meseta de Somuncura, a unos 75 kilómetros de Los Menucos.

«Así como tenemos inglés en la escuela, tenemos mapuzungun que, es bien nuestro«, sintetizó a RÍO NEGRO.

Allá por 2018 la comunidad mapuche del paraje, la Lof Zungun Curra Tañi Puche (que significa «piedra que habla a través de la gente») solicitó que el colegio sea intercultural.Tras la presentación del proyecto ante el Ministerio de Educación de Río Negro, se aprobó la iniciativa a partir del 2019 y se designó a Guillermina, nativa del paraje, como maestra intercultural y a Yolanda Aguilar como maestra artesana.

«La escuela intercultural reconoce los derechos indígenas para enseñar nuestro cultura, los saberes de nuestros ancestros, su valor y la lucha que continúa mapuche tehuelche al día de hoy. Cuesta superar la historia mal contada sobre el genocidio. Nuestros abuelos lucharon mucho«, plantea Guillermina, de 33 años. Su pasión y dedicación en el proyecto se deja ver en sus palabras.

«En la escuela -agregó-, fortalecemos los contenidos. Trabajamos con una pareja pedagógica de maestras, Rita Costa y Mónica Ramírez. Todos los contenidos son transversales. La seño de grado, por ejemplo, enseña la naturaleza y el cuidado y, yo les enseño que todo tiene vida. En primer ciclo les enseño las vocales que, en nuestra cultura, son seis».

La docente destacó a las familias que acompañan el proyecto intercultural que forma parte de un trabajo conjunto entre escuela y estudiantes.

Actualmente, la escuela 209 tiene 12 alumnos, desde la sala de nivel inicial hasta séptimo grado. «Cuando son más chicos, uso muchas canciones para enseñarles el nombre de los animales o los colores», indicó.

El año pasado, Guillermina propuso elaborar jabones de jarilla -un pequeño arbusto silvestre, con flores solitarias amarillas-. «Hablamos de las plantas medicinales y de todo el lawen, elegimos trabajar con la jarilla para hacer jabones. ¿Por qué jabones? Porque teníamos la jarilla a nuestro alcance y quisimos cuidar la mapu, juntando cajas y reciclando», señaló.

Los chicos juntaron cajas vacías de leche, puré de tomate y jugo, las limpiaron, recortaron e higienizaron. Rallamos jabones blancos y compraron bicarbonato.

Para retirar la jarilla del campo, se hizo una salida fuera del horario escolar, con permiso de los familiares. También «se pidió permiso a la madre tierra antes de retirar la jarilla, explicando para qué se usaría y dejando una ofrenda como azúcar, arroz o lo que se tenga a mano. Quien no sabía hablar mapuche, lo decía en castellano».

«Antes, explicamos las propiedades de la jarilla para curar la tos y los moretones. Es bronco dilatador. Tiene muchos beneficios que los chicos estudiaron. Cuando tuvimos los jabones, hicimos una muestra de cierre de los talleres», dijo.

Este año, Guillermina planea crear un «arbolario» que contendrá información sobre las plantas medicinales del paraje y sus propiedades.

«Los chicos expresan un gran entusiasmo en cada una de las actividades. Si la seño enseña un cuento; yo también, en mapuche. A veces, ellos mismos crean cuentos. Me acuerdo que el año pasado, un nene contó que su familia se había quedado sin ovejas por los pumas. Es una historia real de este paraje. Entonces, traducíamos la palabra puma u ovejas en mapuche», contó. Insistió en que se trabaja de manera articulada en matemáticas, lengua y en ciencias sociales.

Comicó tiene unos 70 habitantes. Muchas familias han migrado por la falta de trabajo. Guillemina nació en Los Menucos pero su familia era oriunda de esa localidad y se crió allí mismo donde hoy enseña y transmite la cultura de su pueblo.

«Me siento muy acompañada para que este proyecto se lleve a cabo. Nuestro pueblo ha sufrido mucho y lo sigue haciendo al día de hoy. Y la historia ha estado mal contada. Hasta para mí era como una negación hasta que comencé a visibilizar mi cultura«, advirtió. Fue su primo Gabriel quien empezó a enseñarle la lengua. Eso la incentivó a estudiar y leer mucho más acerca de su cultura. «Pude sentir ese amor por mi cultura y hoy, la llevo con orgullo y la transmito. Pero sigo estudiando. Aprendemos mucho de los abuelos, ellos son quienes nos transmiten ese conocimiento», concluyó.


"Esta es mi sangre", les repite siempre, en lengua mapuche, Guillermina Huenchunao a sus alumnos de la escuela intercultural 209 del paraje Comicó, al pie de la meseta de Somuncura, a unos 75 kilómetros de Los Menucos.

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