¿Cuáles son las causas de la tartamudez y cómo acompañar a las personas con alteración en el habla?

Se estima que el 1% de la población tiene tartamudez. Conocé cuáles son las causas y cuáles son las herramientas que se pueden tomar en el aula y en el hogar para mejorar la afección en niños, niñas y adultos.

La tartamudez o disfluencia es una “alteración en la fluidez del habla que se caracteriza por repeticiones de sílabas, sonidos o bloqueos y lo más común es que se presente cuando los niños empiezan a desarrollar su lenguaje, entre los 2 y 5 años de edad”, aunque puede aparecer en una edad más avanzada según la Asociación Argentina de la Tartamudez.

La disfluencia puede revertirse o mejorar si se interviene con un tratamiento fonoaudiológico especializado antes de los 6 años. En caso contrario, se puede mejorar y aprender a convivir con esta alteración en el habla.

Algunas personas que han hecho una larga carrera y lograron convivir con la tartamudez son, por ejemplo: Jorge Luis Borges, Wado de Pedro, Bruce Willis, Ed Sheeran, Mark Anthony, Julia Roberts y Joe Biden.

Pero, ¿cuáles son las causas de la tartamudez?
El origen de la tartamudez es muy discutida entre el campo científico y los profesionales y familiares que tratan esta afección diariamente.

Desde el punto de vista de la salud, por ejemplo, la disfluencia en los niños y niñas puede aparecer por trastornos respiratorios, factores hereditarios, problemas psicológicos, disfunciones neurológicas o una insuficiencia del pensamiento linguoespeculativo (capacidad de pensar en palabras y no en imágenes).

Por otro lado, la Asociación Argentina de Tartamudez (AAT) indica que suele decirse que las causas son originadas por nervios o algún factor emocional, pero en realidad la condición es consecuencia de la convivencia con la tartamudez sin tratamiento alguno. Por ende, “la dificultad se produce por una incoordinación de los músculos del habla en presencia de cierta demanda externa”.

Por su parte, Claudia Bayramia, fonoaudióloga e integrante de la comisión directiva de AAT, señala que la disfluencia “no es una patología, ni una enfermedad, sino una condición del neurodesarrollo en niños pequeños y que es algo que se da y se instala definitivamente alrededor de los seis años”. Por esta razón es importante utilizar herramientas y asesoría profesional para prevenirla y desarrollar fluidez en el habla.

Según los especialistas, la primera medida que hay que tomar es asistir a un fonoaudiólogo especializado en tartamudez y comenzar un tratamiento adecuado para el adulto, niño o niña. La segunda instancia será acompañar a la persona que tiene la alteración en el habla con herramientas diarias y el tratamiento específico.

Herramientas para padres según la AAT


– Comportarse igual que cuando se está escuchando a un niño o niña que habla fluido.
– Mantener la calma y escuchar lo que el niño o niña tiene para decir.
– Interesarse en lo que está diciendo, importa más el contenido que la forma.
– Si el niño o niña está apurado, decirle “tengo tiempo y quiero escuchar lo que tenes para decir”, esto no es lo mismo que decirle que tome aire o hable más lento.
– Si el niño o niña pasa por un período en que aumenta la disfluencia, tratar de proveer situaciones donde pueda vivir experiencias positivas del habla, por ejemplo, que hable al unísono, recite una canción infantil, hable rítmicamente, use títeres o cante.

Consejos para docentes (etapa pre-escolar):


– Saber escuchar al niño o niña disfluente sin apurarlo.
– Darle tiempo para hablar y que pueda expresar cómodamente su mensaje.
– No interrumpirlo cuando habla ni dejar que él interrumpa a los demás. Respetar los turnos para hablar.
– Formular de a una pregunta por vez.
– Explicar a los otros nenes que muchos chicos hacen “saltitos” al hablar y que como todos somos buenos amigos, se les dará más tiempo para hablar.
– Hablarle con frases cortas y con un lenguaje fácil, es decir, adecuado para su edad.
– No decirle: “pará, volvé a empezar”, “no te apures”, “hablá despacio”. Las indicaciones de este tipo aumentan la tensión.

Consejos para docentes (etapa escolar)


– Tener presente que la tartamudez no afecta la capacidad intelectual de las personas.
– Que un niño sea disfluente no significa que no esté capacitado para aprender.
– El niño no debe evitar tartamudear.
– Debe tartamudear lo más natural y cómodamente posible y con la menor tensión. Si evita tartamudear, la autoestima es influenciada por el problema de comunicación y esto desencadena actitudes viciosas.
– No estimularlo a que realice ningún artificio para evitar los bloqueos: golpear con los pies, chasquear los dedos, respirar profundo, etc. Esto lleva a “nutrir” los bloqueos.

Si te interesa, podés leer más consejos de la AAT en este link (ver más).

La tartamudez es cíclica y tiene momentos de mayor o menor fluidez dependiendo del contexto y/o actividad que se esté realizando. Además, es involuntaria por lo que, si tenés un amigo, familiar, alumno o una persona de tu entorno que tartamudee es importante naturalizar su condición y brindarle el tiempo que necesite para acompañarlo/a en su tratamiento.


Este contenido fue originalmente publicado en RED/ACCIÓN y se republica como parte del programa ‘Periodismo Humano’, una alianza por el periodismo de calidad entre RÍO NEGRO y RED/ACCIÓN.  



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