El drama de los alquileres en Bariloche también repercute en los sindicatos
Gremios estatales y privados reciben a diario las problemáticas de sus afiliados para conseguir dónde vivir. Aun con trabajo y salarios, muchos se tienen que ir de la ciudad.
Los trabajadores de diversos rubros sienten el impacto de la falta de alquileres en Bariloche. Archivo
Las organizaciones sindicales funcionan en muchos casos como ámbitos de contención para las demandas sociales de sus afiliados y en el último tiempo se convirtieron también en caja de resonancia del encarecimiento y la acuciante escasez de alquileres permanentes que reina en Bariloche.
Si bien nadie lo cuantificó, los dirigentes consultados reconocieron que a diario les llegan casos de personas en necesidad extrema porque se vencen sus contratos de locación o les piden la vivienda que habitan y no tienen adonde ir. Dieron por sentado que “hay personas aun con trabajo que se fueron de la ciudad, o están a punto de hacerlo”. Otros también hablaron de un “goteo” silencioso que engrosa las tomas de tierra.
“Es gravísimo”, dijo el secretario general de la Asociación de Empleados de Comercio, Walter Cortés, sobre el problema de los alquileres. En ese sindicato tiene registro de que “no hay lugar para la gente y aun teniendo trabajo se tienen que ir”, aseguró Cortés.
Los pocos que consiguen vivienda, apuntó Cortés, deben pagar por dos ambientes una cifra que varía entre los 80.000 y los 140.000 pesos, con salarios que no superan los 200.000.
La secretaria general del Soyem, Brenda Morales, se manifestó en términos parecidos. “Se hace muy complicado porque uno escucha la situación de los afiliados, unos tras otros, y es poco lo que puede hacer”, afirmó.
Los sindicatos en general tratan de abordar el tema con proyectos habitacionales propios, pero chocan con la dificultad del acceso a la tierra. En los hechos las soluciones que han ofrecido en los últimos años son ínfimas en relación con la demanda.
Morales dijo que con gran esfuerzo completaron hace poco un plan de 121 viviendas y tienen más de 200 familias en espera. Admitió que esa no es una salida viable porque “lleva mucho tiempo” y la urgencia para muchos trabajadores es resolver su necesidad hoy mismo.
“Nos preocupó mucho el caso de una parejita que se presentó hace poco, ella estaba embarazada, y buscamos cómo ayudarla desde Acción Social, pero no se pudo. Al final se arregló volviendo con los papás”, contó la referente del Soyem.
Otro de los gremios más numerosos de la ciudad es el que agrupa a los trabajadores hoteleros y gastronómicos. El secretario general de la Uthgra, Nelson Rasini, dijo que se trata de “una situación límite” y que algunas personas con ciertos recursos “construyen algo chiquito en el terreno de los padres, u otro familiar, y se acomodan ahí”, Pero el que no puede “tiene que irse de Bariloche”. Entendió que las soluciones obligadamente “tienen que salir del Estado”.
Competencia desigual para pagar el alquiler
La retracción abrupta de alquileres permanentes tiene que ver principalmente con el auge de la demanda turística. Los dueños de propiedades se vuelcan a ese mercado, donde en tres o cuatro días pueden obtener una renta similar a la de un mes completo con un inquilino estable.
Rasini observó que “se viene la temporada alta de invierno y esto se va a agravar”. Dijo que en el cerro Catedral, por ejemplo, “se va a ver gente a la que emplean por estos meses no más y los acomodan a dormir en cualquier rincón”.
Observó que la oferta masiva para turismo pone en graves aprietos a los residentes que necesitan vivienda y uno de los fenómenos nuevos es que “ningún barrio queda al margen”. Según apuntó Rasini, “antes esta competencia con el turismo se daba más que nada en el oeste”, donde hay concentración de departamentos y bungalows, pero ahora también hay alquiler turístico “en cualquier lado, hasta en El Frutillar”, un barrio tradicional del Alto barilochense.
Aseguró que desde hace unos meses el escenario es peor que el de hace un par de años porque “ni aun pagando una fortuna se consigue alquiler. Con recibo de sueldo y todo es imposible acceder”.
A su juicio, Bariloche sufre más que otras ciudades la crisis habitacional porque “no hay planificación. Alientan la formación de cooperativas, pero no hay tierras, o están reservadas para otra cosa”.
Adriana Lizaso, secretaria general de Unter Bariloche, señaló que un relevamiento reciente de ese gremio demostró que el 50% de los docentes que trabajan en Bariloche no son propietarios y necesitan alquilar. Afirmó que los salarios bajos son el primer factor de distorsión. Dijo que ese sindicato sigue con atención la problemática y trabaja con el gobierno provincial en nuevos planes de vivienda, “pero es algo para el mediano o largo plazo”.
“No criticamos el aumento del turismo, pero acá hay una consecuencia y hay que atenderla. Nos atraviesa a todos -dijo Lizaso-. Y el salario bajo es el principio del problema”.
Falta de políticas de Estado por la crisis habitacional
El secretario general de la CTA de Río Negro, Jorge Molina, dijo que el problema de los alquileres “es serio desde hace años”, y que en Bariloche se agrava más por “los valores siderales y la especulación turística”.
Entendió que la forma de enfrentarlo sería con planes de vivienda, en cantidad suficiente y con la necesaria continuidad, pero “el ajuste impuesto por el FMI se siente también en ese tema”.
Recordó que desde esa central obrera operaron hasta hace un tiempo con un programa de créditos del banco Hipotecario, pero se interrumpió por el contexto macroeconómico. “Faltan políticas serias del Estado” se quejó. Dijo también que los gobiernos “aplican mano durísima con las ocupaciones de tierra, pero no tienen una política para generar lotes sociales, con expropiaciones si hiciera falta”.
También Walter Cortés (de la AEC) dijo que el gobierno municipal y el Concejo en particular “deberían evaluar cómo y dónde se puede expropiar”, ya que el municipio “tiene ahorros, y paga deuda por otras cosas”. Según Cortés la adquisición de tierra con destino social “sería un buen motivo” para que el Estado asuma deuda de largo plazo.
Dijo que “a la gente si le dan un terreno a pagar, con los servicios básicos, agua y luz, se arregla como puede. Pero ni a eso pueden acceder”. Cifró en “varios miles” las familias sin solución y calificó ese déficit como “impresionante”.
Molina dijo que los municipios “no pueden permanecer ajenos al negocio inmobiliario” y la provincia también se debe involucrar. “Hay que trabajarlo en conjunto, es algo muy complicado”, evaluó.
«Los entes gubernamentales tienen que dar solución»
Los sindicalistas sostuvieron que la falta de alquileres alcanzó un nivel de gravedad que desborda a las organizaciones de trabajadores y hacen falta acciones urgentes del Estado.
Brenda Morales (Soyem) dijo que el Instituto Municipal de Tierras y Viviendas “no ha dado respuesta durante años” y la demanda acumulada de viviendas “es cada vez mayor”. Dijo que el municipio debería brindar respuestas sostenidas en ese campo y también “regular mejor las habilitaciones turísticas”, para que no resten opciones al alquiler permanente.
Desde la Uthgra, Nelson Rasini dijo que “los entes gubernamentales tienen que dar solución”. Señaló que desde su gremio tienen un indicador que es el reparto de leña que efectúan todos los años en esta época. “Nos ha tocado distribuir leña a gente que se fue a vivir en lugares peligrosos, como una toma al fondo de Vivero Municipal, debajo del tendido eléctrico de media tensión, se están asentando en cualquier lado” dijo Rasini. Y lo relacionó en forma directa con la falta de alquileres.
Jorge Molina, de la CTA, también opinó que “esto solo se modifica con un gobierno que tenga políticas diferentes”. Dijo que “uno recorre Bariloche y ve tierras aptas. El Estado tendrá que negociar con los dueños y si no apelar a medidas más extremas”.
También Walter Cortés (AEC) observó que el problema de alquileres “siempre existió, pero no a este nivel”. Dijo que la multiplicación del turismo “va a seguir” y la situación no se arregla sin que el Estado se muestre más activo, “si es necesario con expropiaciones”.
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