Encuentro de 300 mujeres que reman en bote Dragón: «Somos sobrevivientes de cáncer y celebramos la vida»

Bariloche recibió la sexta edición del Encuentro Nacional Rosa, un evento que promueve la detección temprana del cáncer de mama.

«¿Qué es lo que estamos celebrando hoy en Bariloche?», preguntó eufórica una de las mujeres en un micrófono. El grito de muchas otras se hizo oír: «¡Que estamos vivas!». Los aplausos estallaron, hubo más gritos y abrazos. De inmediato, comenzó a sonar bachata. Una profesora tomó el micrófono y muchas mujeres se dispusieron justo enfrente para imitar los pasos de baile. Minutos después, los botes Dragón se dispusieron en la costa del lago Nahuel Huapi y tras varias fotografías, algunas mujeres se subieron a ellos con remo en mano y poco a poco, fueron desapareciendo en el lago.

De esta manera, Bariloche recibió la sexta edición del Encuentro Nacional Rosa, un evento que celebra la vida y promueve la detección temprana del cáncer de mama, del que participan 300 mujeres de todo el país. Las actividades se extenderán hasta este domingo y contemplan clases de zumba, talleres de maquillaje, RCP, nutrición, arquería y remo recreativo y competitivo en bote Dragón. 

«Somos sobrevivientes de cáncer, aunque hay algunas voluntarias y remamos por la vida, a través de distintas instituciones«, contó Rossana Epuñan, integrante de la asociación civil Nahuel Rosa.

La sexta edición del Encuentro Nacional Rosa en el complejo Cagliero. Foto: Marcelo Martínez

Recalcó que, después de una operación de cáncer de mama, «te sacan la cadena ganglionar y eso hace que pierdas el drenaje linfático. Este tipo de remo hace que se active y no se formen los linfomas». 

Años atrás, el médico canadiense Donald McKenzie comprobó que los movimientos cíclicos y repetitivos del remo actúan como drenaje linfático natural para prevenir el linfedema post mastectomía, una hinchazón en el brazo que puede aparecer tras extirpar ganglios linfáticos como parte del tratamiento oncológico. De esta forma, nació la técnica Bote Dragón, una variante de remo.

En Argentina, hay 27 grupos que practican la actividad y 2500, en el mundo. 

Epuñan destacó que, en Bariloche, adquirieron dos botes Dragón de China: «Antes lo usaban en China para cosechar arroz. En este caso, van 10 remadoras -5 de cada lado-, una drummer lleva el ritmo con los tambores y la timonel dirige hacia dónde va el bote». 

La actividad tiene una técnica: «Para agarrar el remo, se levanta el brazo y se empuja con todo el cuerpo. Se trabaja de un lado y luego del otro en la misma distancia, para tener nivelado el uso de las energías. En realidad, trabaja todo el cuerpo de la cintura hacia arriba. Por eso, también ayuda a rehabilitar otros tipos de cáncer«. 

Celebrar la vida

Rossana se sumó a la asociación civil Nahuel Rosa a principios del 2020, en plena pandemia. En ese momento, trabajaba en la Comisaría de la Familia y en una charla, le comentó a una mujer que había concurrido a la institución que era sobreviviente de cáncer. Supo que esa mujer también lo era y que además, remaba desde hacía tiempo en un bote Dragón. Le generó curiosidad y decidió acercarse. 

«Me sirvió para recuperarme. Más allá del remo, se trabaja en equipo, hay risas y energía. El contacto con el agua cambia la energía, entonces eso hace que pueda salir adelante en un montón de cosas. Al bajar del bote, compartimos experiencias. Es como un grupo de autoayuda con deporte incluido», señaló. 

El médico canadiense Donald McKenzie comprobó que los movimientos cíclicos y repetitivos del remo actúan como drenaje linfático natural. Foto: Marcelo Martínez

¿Cuál es la importancia de los encuentros nacionales? Todos coinciden en el objetivo final de celebrar la vida. «Hay muchas mujeres y hombres que pasaron por la misma situación y que reman día a día. Esto es unión, es alegría, es compartir, conocerse y saber que en todo el país hay gente que la lucha», dijo Epuñan. 

Sandra integra la asociación Rosas de Limay de Neuquén y tres veces por semana, suele remar en bote Dragón en la Laguna La Perla, junto a su madre, de 83 años, que la acompaña. 

Al igual que sus compañeras, se sumó al encuentro nacional y mientras tomaba mate a orillas del lago, mencionó: «Somos todas recuperadas de cáncer de mama y sabemos que el remo ayuda al linfedema. Cuando te operas de un cáncer de mama, hay que recuperar los ganglios y el movimiento de los brazos y el remo es maravilloso, amén de que somos mujeres que hemos pasado por lo mismo y estamos bien, celebrando«. 

El encuentro anterior se hizo en Mar del Plata. Foto: Marcelo Martínez

María Eugenia Montero es profesora de educación física y trabaja como voluntaria de una asociación civil conformada por mujeres que transitaron cáncer de mama que nació 6 años atrás en Olavarría. «Hace un año, compramos un bote Dragón que se llama Margot y remamos en el arroyo Tapalqué dos veces por semana, pero también trabajamos en lo que es la concientización y la sensibilización de la prevención del cáncer de mama», comentó.

Montero fue convocada porque la actividad del remo requiere de toda una preparación física. «Siento mucha admiración por estas mujeres, pese a que no transité cáncer, ni quimioterapia ni radioterapia. Hoy me emociona verlas a todas juntas con tanta capacidad de superación, con tantas ganas de seguir vivas y honrar la vida», indicó al tiempo que valoró que los encuentros son «sumamente enriquecedores».

Algunos hombres también están presentes en el encuentro de Bariloche. Sergio Herrera, de Córdoba, fue diagnosticado con cáncer de mama años atrás. Luego, atravesó un cáncer en el recto.

«Yo creo que la parte más difícil es aceptar el diagnóstico. No estamos listos para escuchar que tenemos cáncer. Una vez que lo aceptaste, es más fácil encararlo y llevarlo adelante. Tuve el segundo episodio en 2020 con un cáncer de recto, pero gracias a Dios, también sin cirugía, solo con quimioterapia y rayos, lo saqué adelante», contó. 

Destacó que participar en los encuentros nacionales, permite conocer tantas historias de vida que «cambian la cabeza y la forma de ver las cosas. Te posibilita sentir esos abrazos tan especiales porque acá, todos hablamos el mismo idioma, pasamos por los mismos miedos, dudas e incertidumbres«.


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