Secuestros de estudiantes durante la dictadura en Neuquén: una baldosa para no olvidar
La señalización de las víctimas del Terrorismo de Estado en el microcentro de Neuquén se llevó a cabo con la presencia de sobrevivientes a las cárceles de la dictadura. Varias de las asistentes, fueron secuestradas entre el 9 y el 15 de junio de 1976
«Sirve para que no vuelva a suceder nunca más, agarrársela con los estudiantes, con los jóvenes; espero que sirva para eso, que no suceda nunca más», dijo Silvia Tronelli, hermana de Mirta, secuestrada en 1976 de la oficina de Acción Social que funcionaba en la ex Galería Española, al lado del Cine Teatro Español, de Neuquén capital. Fue durante la colocación de una baldosa de la Memoria, una herramienta de recuperación del pasado reciente prevista en la legislación de la ciudad.
La actividad se realizó en pleno centro, frente a las casas comerciales que prestaron su acuerdo para que en la vereda, se colocara una baldosa con el nombre de Mirta Tronelli, oriunda de Barda del Medio, estudiante de Trabajo Social de la UNCo y presidenta del centro de estudiantes de su facultad en 1976.

De las oficinas públicas gubernamentales fue subida a la fuerza a un auto con el grupo de tareas que esperaba en la confitería «El Ciervo», que aún conserva su nombre y llevada en vuelos clandestinos hacia Bahía Blanca, donde otras secuestradas la escucharon por última vez en el centro clandestino que funcionaba en el V Cuerpo del Ejército y que tenía el mismo nombre que el de Neuquén «La Escuelita».
Silvia describió que su padre Orlando, que buscó incansablemente durante muchos años a Mirta por todo el país, le pidió que volviera de Córdoba, donde también ella se había ido a estudiar. Cuando llegó al Alto Valle, supo que su hermana estaba desaparecida. «Este acto es muy importante para mi, para mis padres; ojalá alguien de todos los que participaron de este secuestro, se animen a hablar y digan la verdad», planteó.
Como todas las hermanas y familiares de desaparecidas y desaparecidos, Silvia sigue exigiendo saber dónde está su hermana. En los juicios por delitos de lesa humanidad que se desarrollaron en Neuquén, se responsabilizó penalmente de su secuestro, tortura y muerte a los jefes de los centros clandestinos tanto de Neuquén como de Bahía Blanca; y a los cabecillas de los grupos de tarea de la zona. «Dónde la llevaron a Mirta y dónde la mataron, ella fue secuestrada y la mataron, que alguien diga la verdad, que cuente», peticionó.

Una de sus compañeras de militancia y de estudios en la UNCo, Elida, destacó que Mirta tendría en la actualidad 73 años y que es improbable conocer cómo habría desarrollado su carrera y su vida familiar luego del secuestro «pero lo que estoy segura, es que si a Mirta no la hubieran desaparecido, estaría en la calle, junto a nosotras y nosotros, resistiendo y luchando», planteó.
Sobrevivientes de las cárceles de la dictadura, integrantes de la APDH, de Jóvenes por la Memoria, del foro Memorias Que Persisten, autoridades de la municipalidad, ex compañeras de trabajo y del secundario de Mirta Tronelli participaron de la actividad que se inscribió en la agenda de actividades que hubo en la ciudad con motivo de las razias y secuestros masivos que ocurrieron en Neuquén entre el 9 y el 14 de junio de 1976.
Los secuestros continuaron hasta después de 1978 en el Alto Valle. «A casa fueron una segunda vez a allanarla; me apuntaron con un fal en la espalda en casa, los militares rodearon toda la cuadra de Barda del Medio, como si fuéramos asesinos», recordó Silvia Tronelli.
Lucas Materre, de la subsecretaría de Derechos Humanos, Diversidad y Pluralismos de la comuna, destacó que las actividades se realizan en conjunto con la participación tanto de los organismos como de los familiares que se acercan al municipio para poner en vigencia mecanismos como las baldosas.
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