Vender manzanas para escuelas, una esperanza ante la crisis

Se ajustan detalles para llevar 15 toneladas de fruta al año a Buenos Aires. ¿Por qué no se distribuye en la región?

En un contexto de crisis y desfinanciamiento de la actividad frutícola, el plan de colocar una manzana por estudiante es la alternativa que se potencia tanto para ganar una fuente de ventas como para promocionar el consumo de fruta. Mientras que la Federación de Productores de Río Negro y Neuquén aceita el operativo para distribuir manzanas en los establecimientos educativos de Buenos Aires, la posibilidad de impulsar un programa similar en las provincias productoras comenzará a ser tema de debate esta semana.

La ministra de Educación de la cartera provincial, Mónica Silva, adelantó que el próximo lunes se concretará una reunión junto al Ministerio de Producción y representantes de la Federación de Productores para avanzar en posibles acuerdos. “La idea es que podamos trabajar la provisión de peras y manzanas para los comedores escolares. Ya tenemos provisión de peras y manzanas, voy a compartir los datos con ellos sobre cómo hacemos las compras y qué cantidades compramos. El Ministerio tiene convenios específicos con cooperativas que producen varios productos, entre ellos manzanas”.


La lógica del presidente de la Federación, Sebastián Hernández, es que “el crecimiento del consumo hará que crezca la producción en vez de caer”. Asimismo, consideró que los productores para equilibrar su gran oferta con la demanda, deben apostar a la comercialización directa.

“La única manera de lograr independencia es conseguir lugares de comercialización directa y que no pase por ninguna mano más que la de los productores, el empaque y la federación”, amplió.

En ese marco es que la veta de alcanzar acuerdos para insertar su producción en escuelas crece como opción.

El tema no es ver sólo como se comercializó la fruta este año, sino como se promocionó. Ese es el punto para mejorar nosotros”.

Sebastián Hernandez, presidente de la Federación de Productores de Río Negro y Neuquén.


Según se estimó, entregar una manzana por día a los estudiantes de Río Negro implicaría vender una escasa porción de la producción actual, por ello es que se apuntó primero a desarrollar el programa en Capital Federal.

“Hoy es un 2% en Río Negro, pero seguramente que quedándonos con una sola provincia es difícil tener un negocio activo. Por eso es que el principal punto que queremos empezar a distribuir es en la provincia de Buenos Aires, después avanzar hacia Córdoba y Santa Fe”, adelantó Hernández .


El proyecto


La voluntad de la Federación y los productores es llegar a todas los estudiantes con una manzana. Un problema que se plantean ante la geografía de ésta provincia es cómo llevar en forma periódica con fruta fresca a escuelas ubicadas en localidades distantes y con una baja matrícula. “En Buenos Aires es diferente porque está todo muy pegado y es mucha cantidad de fruta”, justificó Hernández.

En cambio, para Silva la distribución no sería un obstáculo. “Es lejos, son muchos kilómetros, pero cada vez está mejor la conectividad”, resaltó haciendo referencia a la pavimentación de rutas provinciales.

En todos los casos cada manzana deberá contar con garantía de calidad e inocuidad, por lo que es indispensable su paso por el empaque. Incluso se comentó que llevan adelante reuniones con el INTA para avanzar en el armado de un plan de curas especial.


Para llegar con la fruta a los estudiantes porteños se explicó que aún restan alcanzar definiciones comunes entre los productores, el Ministerio de Educación y el de Desarrollo Social dependientes de la provincia de Buenos Aires. El principal pendiente es el tema de la logística de distribución.

Para el programa se requieren unos 12 millones de pesos. “La provincia nos estaría financiando para empezar a comercializar en dos etapas, un aporte no reintegrable para avanzar en lo edilicio e infraestructura, y lo restante se irá incorporando a un fondo rotatorio, así a medida que se va devolviendo, se va reutilizando”, explicó Hernández. Se apunta a contar con un centro de logística en Buenos Aires con una cámara frigorífica, en donde concentrar la fruta para luego distribuir a ferias, comedores y escuelas.


Promoción, otra clave


Apostar a promocionar los beneficios del consumo de la manzana por su aporte nutricional es su desafío. “El chico incorpora un hábito saludable y se va acostumbrando al consumo de fruta que ha caído muchísimo. El consumo interno debería alcanzar los 12 kilos por persona al año y estamos en 4 kilos. Es fuerte el trabajo de promoción del consumo que hay que hacer”, apuntó Hernández, que propone “empezar por casa”.

En ese sentido, la ministra de Educación refirió a que “las nutricionistas (que integran su ministerio) están atentas a la posibilidad de cambiar el pan con dulce por una fruta o cereal. Es una cuestión cultural pero se van incorporando nuevos hábitos”.


Por otra parte enfatizó en que “creemos que es muy bueno que se compren productos locales” e incluso espera que se avance junto a los productores rionegrinos en “una idea respecto de cómo posicionar mejor su producto a partir de los beneficios de consumirlo”.


Análisis: un proyecto muy ambicioso


La posibilidad de poder colocar la fruta del Valle en forma directa en los establecimientos educativos de Buenos Aires, como se quiere impulsar desde la Federación y gobiernos provinciales, es algo muy complejo de ejecutar en las condiciones actuales del país. Los principales obstáculos se observan en los costos de transporte, logística y distribución para una escala muy baja de comercialización.

Distintas naciones desarrolladas han realizado con éxito este tipo de experiencia y hasta el día de hoy funcionan como una excelente salida para los productores que llegan en forma directa con su oferta a las distintas escuelas. Pero en la Argentina es común que muchos de los proyectos que funcionan en otros países aquí sean muy difícil de aplicar.

Tal vez algo menos ambicioso sea la posibilidad de armar este esquema del “productor a las escuelas” en las provincias de Río Negro y Neuquén. Por un lado, los problemas de transporte, logística y distribución serán mucho más manejables. Por el otro, existiría una mayor empatía entre los gobiernos, los productores y la sociedad del norte de la Patagonia al implementar este tipo de proyecto con la misma fruta que se produce en la región.

Pero para tener mayores certezas de éxito en este tipo de iniciativa, será clave la participación de los municipios como centro de organización y distribución de la oferta del producto para que llegue en tiempo y forma a las escuelas.


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