Marianela, la neuquina que une en un QR a Cerdeña y Argentina: su historia de migración
La neuquina Marianela Fava Signorni viene de una familia con una fuerte raíz migratoria. Su espíritu aventurero y su sueño de conocer el mundo la llevaron a crear un puente digital entre el país en el que nació y su herencia sarda. Otra historia patagónica por el mundo.
A veces migrar se lleva en la sangre. Obvio, no es literal pero hay familias que tienden a moverse para encontrar nuevas oportunidades. Hay historias de desarraigo o espíritus aventureros los impulsan a explorar nuevos horizontes que, tal vez sin querer, se van transmitiendo de una generación a otra. Esta es la historia de otra patagónica por el mundo: Marianela Fava Signorni, una joven de Neuquén, con pasado familiar y presente propio, en mucho movimiento.
Marianela Fava, de comunicadora a socorrista
Marianela tiene 37 años y vivía en la capital neuquina antes de irse a España. Su familia está integrada por Silvio (su pareja), su perra y ella. Se recibió en la Universidad Nacional del Comahue de Comunicadora Social, profesora en la materia, tiene una especialización en Culturas Contemporáneas e hizo una diplomatura en Redes Sociales en Tucumán. Durante muchos años trabajó creando contenidos.
Hace dos años vive en Alicante, y aunque está al borde del mar, le hace acordar mucho a Neuquén porque «tiene barda, es chiquito, pintoresco, lindo». Comercializa seguros de salud y, desde el año pasado, trabaja como socorrista en un parque acuático en Benidorm, a casi 50 km de su casa.
«Cuando yo era chica con mi familia fundamos el Círculo Sardo en La Plata y hace pocos años atrás en Neuquén, el «Domus Sardinia». Desde acá los ayudo en las redes del círculo. En 2023 hice un proyecto, que lo gané, que se llama Sardegna QR con la idea de generar un puente que una a Neuquén y Argentina con la isla. Es una comunidad de Whatsapp, muy completa, tiene muchos seguidores, estoy muy contenta, que brinda información para los que quieran migrar allá«, explica.

Durante la pandemia trabajó intensamente en varios lugares como prensa institucional. Con su pareja tenían un emprendimiento de ropa deportiva y participaban en ferias. «Siempre con pluriempleo, mucha actividad, también estuve dando clases en Plaza Huincul fue hermoso como docente pensar en mundos posibles en el aula y en contextos virtuales», recuerda.
Para ella la idea de armar las valijas empezó como un sueño: «me llegaba la renovación del pasaporte italiano y yo dije ‘tengo que hacer algo con esto, quiero migrar, quiero la experiencia de vivir fuera del país, qué se siente, conocer mundo, soy muy aventurera, quiero viajar. Le dije a mi pareja, él ‘se subió a la moto’ y planificamos la migración. Una familia de amigos españoles nos hizo el aguante, nos ayudó a alquilar una casita en el campo, un auto, para instalarnos allá».
«Habíamos sacado los pasajes súper low cost, empezamos a vender todo, llevamos la perra a una guardería, comprando el transportín, averiguando las vacunas que tenía que tener, el chip, todos los requerimientos del Senasa. Además de sentimientos te dispara mucha organización. Nosotros tuvimos la suerte de que nuestra migración fue muy acompañada pero fue muy loco, rápido y raro. Si bien lo planificamos todo un año antes, migrar es durísimo. Una parte de la familia en todo momento dijo bien pero la otra no tanto. Me decían qué te vas a ir a España a lavar copas, si estudiaste toda la vida. Y por qué no, decía yo, si soy felíz cualquier trabajo es digno mientras te traten con respeto. A nosotros nos gusta aunque es un cambio de vida superradical«.
¿La única salida está en Ezeiza? La respuesta no es tan simple: «A veces me pregunto por qué no migré de más chica. Economicamente por lo que hablo Argentina está mal, hay gente que no tiene para comer, está muy polarizado. Hoy la veo como una posible solución. Yo tenía tres empleos y no llegaba a fin de mes. Era un problema pagar el alquiler, comer carne o usar el auto por el precio de la nafta. En la cabeza lo que me maquinaba a mí era no tener una tranquilidad con tener un empleo. Uno necesita ahorrar para irse de viaje, ayudar a la familia, hacer cosas, es difícil. Para mí, hace dos años atrás, estaba complicada la situación pero igual yo no migré porque tenía una necesidad pero sí lo vi como una salida posible a la estabilidad mental y a cumplir un sueño: conocer otras partes del mundo».
Migrar es más que desplazarse de un lugar a otro
Migrar es tener paciencia. Marianela aconseja informarse en foros, grupos de Whatsapp y comunidades, planificar, vender las cosas y ahorrar plata. «Si no tenés un colchón o amigos que tiendan una mano, ayuden con los papeles y la documentación, es más difícil. Hay que tomarlo con mucha calma yer pacientes porque además de ser extranjeros todo trámite es con cita previa», indica.

Migrar es aprender cosas nuevas. «Mi aprendizaje mayor es el vínculo con la familia y los amigos, seguir tendiendo puentes. No dejás todo atrás. Es difícill, yo tengo mi vida repartida entre Neuquén, Sardeña y Alicante, es complicado pero no imposible. Te deconstruís y reconstruís todo el tiempo. Hay un momento en que empezás a soltar Argentina», confiesa, «sigo extrañando como el primer día, te replanteás volver y después decís tanto sacrificio y tanta tranquilidad que tenemos… Es laburar mucho y durísimo. Yo estoy super agradecida a España porque me topé con gente buena, y gente mala también, pero tuve lazos, tuve puentes, redes de contención«
Migrar es descubrirse a una misma. «Te empezas a conocer también. Yo nadaba en Neuquén en el CEF pero nunca en la vida se me ocurrió que iba a ser socorrista de un parque acuático. Es muy loco pero me pone felíz», afirma, «y eso que tardo cuatro horas de viaje porque queda lejos. Es un sacrificio pero me cambió la vida. Siempre añoro la comunicación social y por eso administro las redes del Círculo y el proyecto de Sardegna QR gracias al cual pude canalizar la migración».
Un código QR como un puente con Cerdeña
El proyecto Sardegna QR, ideado por Marianela Fava Signorini, busca crear una comunidad digital que conecte a los sardos y sus descendientes en Argentina, Italia y el resto del mundo. La iniciativa fue posible por un programa «Talent in Sardinia» de Crei – ACLI (el movimiento obrero cristiano) Sardegna, que premia proyectos innovadores de jóvenes emigrantes o descendientes sardos.
El programa apoya iniciativas culturales, turísticas y de promoción socioeconómica, ofreciendo fondos para su desarrollo y una estadía en Cerdeña para fomentar la formación e intercambio de experiencias, publicó el sitio de noticias italiano IlGlobo.com.
Marianela fue la ganadora de la edición 2023. Describe Sardegna QR como un «puente para unir a los sardos de la diáspora con su tierra de origen, pero también para dar información y apoyo a quienes emigran hacia la isla».
Al conectarse, los usuarios reciben un código QR que les permite acceder a la comunidad a través de una aplicación administrada por Marianela. La plataforma ofrece información turística, de trabajo y alojamiento. También hay «acompañamiento terapéutico, porque la migración es un proceso muy exigente también desde el punto de vista psicológico», destacó.
En Sardegna QR «la información se construye en colaboración con las contribuciones de todos y se pone a disposición». Y también va más allá de lo formal. Hay una sección que se llama «Matecito», un espacio informal para el encuentro entre sardos y argentinos con cursos de idiomas gratuitos facilitados por el ACLI de Cerdeña y el Circolo Sardo de Neuquén.
A veces migrar se lleva en la sangre. Obvio, no es literal pero hay familias que tienden a moverse para encontrar nuevas oportunidades. Hay historias de desarraigo o espíritus aventureros los impulsan a explorar nuevos horizontes que, tal vez sin querer, se van transmitiendo de una generación a otra. Esta es la historia de otra patagónica por el mundo: Marianela Fava Signorni, una joven de Neuquén, con pasado familiar y presente propio, en mucho movimiento.
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