Recomendados de la Ruta 40: el Mirador de los cóndores en Junín de los Andes

A 30 km de la ciudad de la cordillera neuquina, los reyes de los cielos invitan a detenerse para contemplarlos. Ideal para tomar unos mates, estirar las piernas y maravillarse con la naturaleza en la mítica ruta.

A solo 30 km de la ciudad de Junín de los andes en la cordillera neuquina, camino a «La Rinconada” se encuentra emplazado este mirador. Hay un espacio amplio para estacionar, ideal para bajar y estirar las piernas si venís desde Zapala o Piedra del Águila, o una primera parada en camino hacia estas localidades, para armar el mate y probar el avistaje de los maravillosos cóndores.

La plataforma de observación. Foto: Patricio Rodríguez.

La amplia plataforma, de unos 10 x 10 metros, tiene una rampa de acceso muy cómoda, barandas de contención y cartelería informativa en ingles y español, en donde podés conocer aspectos generales de la zona y en especial de las magnificas aves rapaces que anidan en las cumbres del cerro que se eleva al frente, el “Planicie”.

En esta estupenda porción de la estepa patagónica, destaca el mallín de la base, con sus coirones y neneos, las cortaderas y el michay, pero en su geografía extraordinaria, de origen volcánico, impactan la formación de la pared de piedra toba y los estupendos riscos de basalto pintados por miles de años por el majestuoso cóndor andino.

Con paciencia y tiempo, fue posible ver grandes machos con su característico cuello blanco, como una “polera” y sus crestas, algunas hembras y ejemplares jóvenes, ya que hay numerosos nidos entre estas formaciones milenarias.

La hermosa ruta 40. Foto: Patricio Rodríguez.

También pude registrar un águila mora de buen tamaño en interacción con estos ejemplares.

Mientras esperaba el regreso de los gigantes rapaces, se acercaron a curiosear algunas aves típicas de esta región, como el comesebo, seguro buscando algunas migajas de alimento.

También vi pasar unos jabalíes, a gran distancia, y es habitual la presencia de algún zorro y ciervos en la noche.

Un Comesebo en la baranda de la plataforma. Foto: Patricio Rodríguez.

La parada es un convite a la admiración, se hagan o no presentes los dueños de los cielos o no, ya que el paisaje invita a la introspección, aunque sea por un rato. Diría que es una gran antesala a la maravillosa Patagonia de los lagos.


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