Fue a esta joya del norte neuquino cuando caía la nieve y filmó esta maravilla

Mientras nevaba en Los Bolillos, Martín Muñoz se acercó con su cámara desde Varvarco para filmar estas hermosas imágenes en una joya de la Patagonia ideal para descubrir en una escapada.

Los Bolillos, impresionante formaciones rocosas esculpidas a través de miles y miles de años por el viento a 19 km de Varvarco.

Cada vez que caen las primeras nevadas, Martín Muñoz no puede resistir la tentación de ir a ver cómo se posan los copos blancos sobre Los Bolillos, esos maravillosos tótems naturales esculpidos por el viento en las rocas durante miles y miles de años. Ahí nomás se crió antes de radicarse en Varvarco, a 19 kilómetros, en este norte neuquino bendecido por su belleza sobrenatural. Ahí vuelve cada vez que puede, acompaña a los arrieros y sus piños, registra el vuelo de los cóndores, se sorprende otra vez por tanta naturaleza entre picos nevados, ese cielo puro y los puestos de los crianceros, mientras busca los mejores ángulos para hacer lo que más le gusta: compartirle al mundo la belleza de su tierra, esa que conoce tan bien, primero como guardafauna y después como fotógrafo.

Y la última vez no fue la excepción, porque apenas vio que nevaba se subió al auto para avanzar con cuidado por la ruta 43 para registrar estas espectaculares imágenes.


Cómo llegar a Los Bolillos en el norte neuquino


Al final de un camino de ripio que serpentea entre puestos de invernada y piedras, Los Bolillos invita a viajar en el tiempo en ese santuario de los tótems naturales del norte neuquino.

Para llegar a ese territorio donde cayeron fragmentos de erupciones volcánicas hay que hacer unos 15 kilómetros desde Varvarco por la Ruta Provincial 43, a esa altura un camino de ripio que zigzaguea entre montañas. Y desviarse donde indica el cartel unos cuatro kilómetros hacia la izquierda.

Ya desde donde dejás el auto, sobre una loma, la vista es estremecedora: una sucesión de rocas con forma de agujas, conos y domos que viran del rojo al ocre. Detrás, los campos de los crianceros y los álamos y pinos que protegen los puestos en el valle del río Varvarco. Más allá, entre las nubes, se recortan los picos nevados de la cordillera. Una panorámica incluye más maravillas en forma de piedra tallada a derecha e izquierda, bajo el cielo celeste de una soleada mañana otoñal en la Patagonia.

Sólo hay que descender unos 100 metros por la leve pendiente de tierra y arena para empezar la recorrida entre pequeños arbustos, mientras el viento que baja de las montañas mece las matas y el eco de su soplido es la banda sonora de un paseo de película.

Un cálculo aproximado indica que las rocas y los macizos de arenisca están esparcidos en unos 400 metros de largo por unos mil de ancho, sobre una pequeña porción de las 92.000 hectáreas del Área Natural Protegida Domuyo. Vista en escala, no se trata de una zona extensa, pero pelearía hasta el final para encabezar un ranking de proporción de belleza por metro cuadrado.

Los Bolillos, a 19 km de Varvarco en el norte neuquino. Guarda en sus entrañas la historia del llamado cementerio de la peste. Foto: Martín Muñoz.

La primera parada es la formación conocida como Los Monjes, gigantes de unos 15 metros de altura que se ganaron su mote por la semejanza con un grupo de religiosos parados con capucha y sotana. Ocupan el centro de la escena y es inevitable que concentren las miradas iniciales.

Vale la pena caminar hasta una pequeña colina para contemplar el lugar desde un punto panorámico opuesto al del acceso. Desde ahí los monjes parecen estar en procesión y la perspectiva de ese valle de apariencia lunar es aún más asombrosa.

A partir de allí no hay un orden preciso: hacia donde vayas te vas a sorprender con las geoformas de los macizos.

Además de en vehículos, hasta aquí llegan viajeros en bici y otros aventureros como parte de un trekking.

Todos destinan un buen rato a perderse entre esos gigantes o se organizan para verlos con la luz del amanecer, la puesta del sol y las noches estrelladas.

También es tierra de leyendas: los lugareños cuentan que en el siglo XIX famosos bandoleros chilenos que buscaban un refugio aislado enterraron un fabuloso botín.

Si está oculto debajo nadie pudo comprobarlo aún, pero sobran evidencias de que sobre la superficie hay un verdadero tesoro.


Cómo llegar a Varvarco


Si vas a ir, siempre hay que chequear el pronóstico y el estado de las rutas en el parte diario de Vialidad Provincial Neuquén.

¿Cómo llegar? Si tomamos como referencia Neuquén capital, hay que ir por la ruta nacional 22 hasta Zapala, empalmar con la mítica ruta nacional 40 hasta Chos Malal (podés cargar combustible) y ahí tomar la espectacular ruta provincial 43, pasar por Andacollo (también podés cargar combustible), Villa Nahueve y Las Ovejas, donde termina el asfalto. Seguís por el ripio y unos 18 km más adelante, la 43 dobla a la derecha hacia Varvarco. En ese punto nace la también espectacular Ruta 54. Son 21 km más hasta Manzano Amargo, también un gran plan.


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