Reclamo de un jubilado

Por Carta de lector

Cayetano Osvaldo Ruggieri., DNI 4.566.766 (texto reducido)
Viedma

Más que una carta de lectores, es una apelación a la doctora Karina Alonso Candis titular del Juzgado Federal de Primera Instancia, donde hace muchísimos años mi pedido de reajuste por haberes jubilatorios mal liquidados, duerme el sueño de los injustos. Orwell decía que todos somos iguales, pero uno son más iguales que otros. Nada más cierto. Y para demostrarlo mencionaré algunas disimilitudes

Usted tiene asegurada a partir de los 60 años una jubilación de privilegio y es casi seguro que no paga impuestos. Y hasta que haya estudiado en establecimientos públicos que mis impuestos ayudaron y ayudan a mantener.

Me jubilé a los 65 años con 67 de aportes (Crónica, Ferrocarriles Argentinos, AFA, Radio Nacional). Durante casi un cuarto de siglo tuve dos trabajos al unísono. Me desestimaron otros 5 como monotributista para no bajarme el promedio. Aporté para subirlo, pero era para bajarlo. Quizá María E. Walsh pueda explicarlo mejor que yo.

Pero hete aquí que los 67 son muchos más: en Crónica, durante casi 10 años, todos los sábados y domingos trabajé doble turno porque me hacía cargo de Deportes, por lo que los aportes se extendieron bastante. Por ejemplo cuando volví del Mundial de México, cobré medio año. Todo en blanco y con los aportes e impuestos correspondiente. En una cuenta rápida diría que inicié mis trámites con más de 71 años de aportes. Pero no es todo. Después de jubilado trabajé en blanco más de seis años, con aportes que vaya a saber adónde fueron a parar. A mis actuales ingresos, no.

No sé si leyó a Orwell, lo seguro es que a mi expediente ni siquiera le echó un vistazo; tanto es así que aceptó sin rechazar “in limine” un burdo argumento de la Anses, alegando que como cobro la pensión de mi fallecida esposa, no corresponde hacerme ajuste alguno. Es mi deseo que alguien de su entorno familiar o del núcleo de sus amigos alguna vez le pregunte si usted avala semejante iniquidad.

Tengo 83 años y debido al reciente Mundial me voy a permitir a hablarle en términos futbolísticos: ya jugué el primer tiempo, ahora estoy en las instancias finales del segundo pegándole de punta y hacia arriba tratando que la pelota no baje nunca. No pretendo dar lástima, ni recoger limosnas. Solo le pido, le exijo que no me regale nada, pero que haga justicia. Y ya.


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