De Tailandia a la Patagonia: 40 días varados y ni un dato de cuándo volverán

Entre los 450 argentinos que no pueden volver al país desde el sudeste asiático, hay al menos seis neuquinos, dos rionegrinos y seis chubutenses. Crónica de una odisea con final abierto.

¿Qué harías si soñaste y planificaste un viaje durante mucho tiempo y en el medio te sorprende una pandemia, se cancela tu vuelo y te quedaste varado hace 40 días en el sudeste asiático? ¿Y si en la urgencia por volver compraste un pasaje más en otra compañía por recomendación oficial, no te dejan regresar y cuando de metés en las redes leés que te pintan como si de la pandemia hubiera emergido una extraña mutación, el «monstruo cheto egoísta irresponsable» que exige repatriación gratis cuando hay otras prioridades y pone en riesgo a todos por traer a bordo el maldito virus?

¿Qué harías si cerró la embajada, corrés el riesgo de quedarte sin trabajo, si pagas alquiler allá y acá, no sabés hasta cuándo renovar allá y tenés que financiar ya más de un mes de gastos no previstos pagando el 30% del impuesto PAÍS? ¿Qué harías si después de no poder usar ni el primer ni el segundo ticket te dicen que la chance es comprar un tercero en otra empresa a un costo de u$s 3.000 por persona para volar hasta San Pablo y de ahí volver por Aerolíneas por 300 más y otros 80 de una noche de hotel en el aeropuerto?

De los 20.000 argentinos varados en el mundo, en Tailandia hay unos 400 (entre ellos al menos seis neuquinos, seis chubutenses y dos rionegrinos) que buscan la respuesta a esas preguntas. Y no es fácil encontrarlas, mientras los días pasan, la angustia crece y el canciller Solá afirma que el problema con los varados del sudeste asiático (son 450 con los de Laos, Camboya y Myanmar) es que las aerolíneas no quieren volar porque volverían vacíos desde Buenos Aires y por eso piden fortunas y las empresas lo desmienten, responden que la Argentina no autoriza los vuelos.

En Bangkok rige el toque de queda entre las 22 y las 4. Fuera de ese horario se puede circular con barbijo. En los comercios hay que utilizar alcohol en gel. Hay controles de temperatura. Suman 1543 los casos de coronavirus y 23 muertos. Y en toda Tailandia, con 70 millones de habitantes, 3.000 casos y 55 muertos, con un promedio de 45 casos por cada millón.

En medio de este caos, para hoy está previsto que aterrice en Ezeiza un vuelo de repatriación de Aerolíneas Argentinas proveniente desde San Pablo.

Entre los pasajeros hay 55 argentinos que embarcaron en Bangkok el 6 de mayo en el primer viaje permitido desde el 26 de marzo. Son en su gran mayoría los que tenían pasajes con Qatar Airways o los pocos que accedieron a pagar esos 3.000 u$s ó 2.400 por el tramo desde Doha hasta la ciudad paulista a pesar de tener tickets con otras aerolíneas.

Argentinos varados en Tailandia.

A eso hay que sumarle los 300 dólares más hasta Ezeiza. Y los 80 del hotel en el aeropuerto. En estos días de paradojas y nuevas grietas, se suma una ironía: Qatar Airways ofrece pasajes en promoción por u$s 876 para volar ida y vuelta entre Buenos Aires y Bangkok en enero y febrero del 2021.

La historia de la familia Bogni de Esquel es un caso testigo que sintetiza el de muchos otros para entender esta trama compleja. Juan Cruz y Catalina llegaron a Asia el 26 de febrero (cuando no había ninguna restricción) con sus dos hijos y los padres de Juan.

Debían regresar por la misma compañía (American Airlines) el 25 de marzo desde Bangkok, pero les avisaron que se reprogramaba para el 26 por Qatar Airways (miembro de la misma alianza).

La mayor parte de los varados en Tailandia tiene pasajes con Ethiopian Airlines.

Cinco días antes, esa compañía les informó que la ANAC, el organismo que rige la aeronavegación comercial en la Argentina, no autorizaba el vuelo. Entonces, la embajada les recomendó que compraran pasajes por Ethiopian Airlines, que sí tenía autorización para volar hasta el 30 de marzo a San Pablo. No es Ezeiza, pero después de todo está a 2231 km de Buenos Aires, mucho más cerca que los 16863 desde Bangkok: tras abordar el último vuelo que partió desde la capital de Tailandia, muchos lograron volver por tierra desde ahí antes del cierre de la frontera.

https://twitter.com/argvarados/status/1247138358393880577

Como muchos otros argentinos, el 30 de marzo los chubutenses estaban en el aeropuerto con el check in hecho y en la fila para despachar equipaje cuando los empleados les dijeron que no podrían abordar. Sí los brasileños, sí los chilenos (estaban acompañados por su embajador), no los argentinos: por una nueva disposición, Brasil no permitía pasajeros en tránsito de países con fronteras cerradas.

Desde entonces están varados en la capital de Tailandia, en un departamento alquilado, con dos pasajes y la intención de hacer valer al menos uno de ellos y volver lo antes posible. “Esto es desesperante”, resume Juan.

Si hubieran optado por regresar en ese vuelo de Qatar (ya no se permitía el endoso a pesar de ser de la misma alianza) en total hubieran gastado 30.000 dólares entre los pasajes ida y vuelta originales y la segunda tanda solo para volver, más esa tercera tanda de seis tickets. “Una locura imposible”, dice.“Hay que tener en cuenta que en condiciones normales hacer Buenos Aires Bangkok ida y vuelta cuesta 1.800 dólares. Nadie pide que nos vengan a buscar, solo que dejen aterrizar los vuelos que ya pagamos”, agrega Juan.

Los datos de la encuesta al 25/4.

Sin embargo, ahora, como muchos otros espera que se confirme el rumor de que Latam volaría desde Bangkok por 1.500 dólares en fecha a confirmar para ver si dan los números para volver por fin a casa, en especial por la edad de sus padres y la falta de medicamentos para sus enfermedades crónicas. Es otra pregunta que se hacen muchos y no es una cuenta sencilla de hacer: ¿cómo comparar en su caso esa tercera inversión en pasajes con la plata que gastarían si se quedaran en Bangkok sin un dato certero sobre cuándo será el próximo vuelo de los que ya pagaron? Serían 140 las plazas disponibles que se otorgarían siguiendo el protocolo sanitario de prioridades.

El neuquino Lucas Gómez también estaba en el aeropuerto ese 30 de marzo que no los dejaron embarcar. Cuando vio venir el vendaval adelantó su pasaje por Ethiopian Airlines para ese día e integra desde entonces el primer lote de varados.

“Tratamos de alquilar de a cuatro, de a seis o de ocho para bajar los costos”, explica. Es parte de los grupos de WhatsApp en los que se organizaron al principio, aunque siempre aparece una cara nueva: también quieren volver los que vivían allá y prefieren soportar la pandemia en su patria o los que se quedaron sin trabajo.

Lucas menciona que en muy pocos casos (conoce cuatro) la embajada entregó vouchers para hacer compras en supermercados a quienes habían completado los formularios para pedirlos. Y que entre los varados está el caso de una embarazada de cuatros meses con quien la representación diplomática se comunicó para ofrecerle el vuelo de Qatar. “Cuando hicieron la simulación de compra y les salió el precio de u$s 3.000 lo dejaron porque no podían pagar eso”, afirma. Y resume la situación así: “Excepto los que se fueron por Qatar, el resto, más de 400, no tenemos ningún dato certero ni propuesta concreta para poder volver”.


“Muchos salimos cuando esto era una epidemia en China que había llegado a Italia y la OMS no había declarado la pandemia -dice el psicólogo Juan Cruz Bogni-. Más allá de eso, nadie se fue de ilegal, salimos haciendo Migraciones sin que hubiera ninguna restricción. Creo que esto de demonizar a los que viajaron al exterior como que son los que traen el virus es funcional para cubrir la falta de antelación y de ordenamiento para resguardar a la población. El Estado perfectamente podría haber hecho controles sanitarios eficientes sobre los que retornaban al país. Hay que enfrentar lo que haya que enfrentar sin abandonar a nadie”.


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