Atención inversores: esta es «la joya de la abuela» bajo la lupa del mercado

Desde el pre-feriado, ha habido un aluvión de consultas derivadas de riesgos crediticios excedidos de mucha deuda corporativa sin sustento.

Redacción

Por Laura Pereyra y Franco Marín*

Posteriormente al blanqueo de capitales de septiembre pasado, el mundo de la renta fija corporativa no dejó de recibir grandes capitales que buscaban rendimientos aceptables a su riesgo crediticio.

Sin dudas, el primer semestre de este año será la anécdota de la volatilidad que tuvimos en los mercados. Comenzando con la guerra arancelaria internacional, con correcciones en activos locales y extranjeros, leve rebote del riesgo país (que hoy ya se encuentra nuevamente sobre los 650pb) y turbulencia en los mercados de renta variable. 

En el medio, salida de cepo cambiario. Y como si todo esto fuera poco, los activos afectados ahora son los de renta fija corporativa; es decir, las obligaciones negociables.

Los activos afectados ahora son los de renta fija corporativa; es decir, las obligaciones negociables.

Repasemos conceptos: Un bono de una empresa te convierte en acreedor. Una acción en su socio (de sus ganancias y de sus pérdidas). Por eso no es lo mismo seleccionar YM34O (obligación negociable) que YPFD (acción) cuando quiero invertir, por ejemplo, en la empresa YPF. 

Son “tickers” diferentes, para diferentes perfiles y horizontes de inversión. El primero me convierte en acreedor de la compañía hasta 2034 y el segundo me asocia con el futuro negocio de la empresa de manera indeterminada.

Las obligaciones negociables y el mundo de la renta fija

La renta fija es un instrumento de rendimiento conocido. Al incorporarla en la cartera el inversor sabe cuál será el premio que recibirá por prestar su capital a una empresa. 

Cuanto mejor balance y perspectiva futura tenga una empresa, menos riesgo corre quien lo posee. Y a menor riesgo -ustedes inversores ya saben- menor es la rentabilidad

Considerando el pago de cupones y el pago de amortizaciones de capital, una persona puede saber a ciencia cierta cuánto recibirá al final de su inversión. Con una acción esto no pasa. No sabemos a largo plazo cuánto será el rendimiento final.

Si la empresa tiene negocios futuros sólidos, eso se trasladará a su flujo de caja. Significa que no debería tener problemas en afrontar la deuda que contrajo para, por ejemplo, poner en funcionamiento una central térmica nueva, o expandirse en su mercado, ganar mayor porción respecto a competidores, etc. 

Obligaciones negociables: la «joya de la abuela» bajo la lupa

Como los inversores minoristas no pueden en su mayoría entender en profundidad los números de todas las compañías cotizantes es que existen las “Calificadoras de Riesgo”. Una especie de árbitro que se ocupa de auditar las cuentas financieras y, a través de diferentes análisis (resultados, deudas, ingresos, impuestos, riesgos futuros, etc) le ponen una nota al crédito que estamos afrontando. Esa nota va desde, D (Default o incumplimiento en curso) a AAA que es la máxima calidad o de “riesgo insignificante”.

Las calificadoras de riesgo en Argentina (tanto locales como internacionales que operan en el país) utilizan escalas similares a las internacionales, pero adaptadas al contexto local y reguladas por la CNV (Comisión Nacional de Valores). Estas escalas se usan para evaluar el riesgo crediticio de emisores (empresas, provincias, Nación) y sus instrumentos (bonos, obligaciones negociables, etc.).

En este sentido, se pusieron de manifiesto algunos análisis algo flojos de sustento al presentar riesgo de default compañías como San Miguel, Celulosa y Gemsa. Y esto contagió a todo el segmento de renta local.

Se pusieron de manifiesto algunos análisis flojos de sustento al presentar riesgo de default compañías como San Miguel, Celulosa y Gemsa. Y esto contagió a todo el segmento de renta local.

Nos preguntamos en el equipo de Research de PIN Capital por qué está pasando esto. El día 30 de abril, la empresa generadora de energía Generación Mediterránea del grupo Albanesi solicitó el uso del derecho al plazo de gracia de 30 días para poder pagar sus intereses de la deuda, declarando estar en una situación crediticia crítica. 

Como si esto no fuera poco, Celulosa Argentina también presentó un formal comunicado a la Comisión Nacional de Valores, indicando que no iban a poder solventar los pagos de cheques de pago diferido (instrumento de corto plazo) y los intereses de las obligaciones negociables con vencimiento en mayo.

Se cuestionó mucho el rol de las calificadoras de riesgo, puesto que calificaban a estas emisoras como “riesgo estable” y un día antes del default las declararon en “estado crítico”. Extraño proceder.

Esto empezó a generar mucha incertidumbre en el ámbito de renta fija corporativa y los inversores retail empezaron a ofrecer sus tenencias en el mercado secundario, al margen de cuál sea la emisora y su situación crediticia. Así hubo de repente en las ruedas siguientes una especie de “contagio” en papeles de todos los rubros.

Se cuestionó mucho el rol de las calificadoras de riesgo, puesto que calificaban a varias emisoras como de “riesgo estable” y un día antes del default las declararon en “estado crítico”.

Para el equipo de Research de INVIU la mirada sobre ON´s se colocó en ver cuál es la tolerancia al riesgo que tienen algunos clientes a este tipo de eventos y evaluar cada papel sobre el sector al que pertenece

“No significa que recomendemos desarmar posiciones en forma masiva dentro del universo de ONs, sino más bien realizar una adecuada gestión del riesgo, ajustada al perfil de cada cliente, y tomar las precauciones necesarias”, advierte Mateo Reschini, CFA y Head of Research de Inviu. 

Aprender de que la posibilidad de un incumplimiento es parte del riesgo y aceptar la propia codicia que ha hecho que algunos inversores tomen mayores riesgos de los que están dispuestos a tolerar. 

“En este sentido, a nivel local, compañías del sector energético con apalancamientos controlados —incluso inferiores a los de sus pares regionales— nos parecen créditos sólidos y sumamente atractivos, aun cuando en el corto plazo puedan verse afectadas por la volatilidad de los precios de los commodities”, suma Reschini en su informe. 

Siempre hablamos de los distintos niveles de riesgo, esto aplica a diversos tipos de obligaciones negociables ya que aquellas con peor salud financiera ofrecerán tasas más altas, a costa de incertidumbre más alta, mientras que están aquellas con menor tasa pero mayor seguridad, y en estos papeles ingresamos nosotros evaluando la salud financiera de las emisoras y tomando decisiones estratégicas del riesgo crediticio que asumimos.

La moraleja, no todas las obligaciones negociables son seguras por el hecho de ser “renta fija”. Es indispensable saber analizar en qué crédito estamos tomando postura y principalmente cual es el plazo de nuestra inversión.

(*) PIN Capital.


Posteriormente al blanqueo de capitales de septiembre pasado, el mundo de la renta fija corporativa no dejó de recibir grandes capitales que buscaban rendimientos aceptables a su riesgo crediticio.

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