Jardín vertical: lo que hay que saber antes de hacer una pared verde

Los edificios que parecen integrados a una selva, las paredes vivas, han ganado protagonismo. Pero hay una serie de factores a tener en cuenta antes de comenzar a idear uno de estos bellos jardines. La arquitecta Liliana Barion, de Regina, los explica.

Los jardines verticales no son nuevos -de hecho, antiguamente los babilonios lo usaban – pero por esas cosas de la moda toman ahora un nuevo reposicionamiento urbano, como complemento de la arquitectura y como un verdadero elemento de diseño, a través de su principal impulsor, Patrick Blanc. El botánico francés es el máximo referente en arquitectura verde gracias a sus jardines verticales urbanos, que forman parte de numerosos proyectos de afamados arquitectos en los cinco continentes desde que creó su primer muro vegetal en la Ciudad de las Ciencias y de la Industria de París, en 1988 .

Patrick Blanc, el botánico frances e impulsor del jardín vertical.


“Diseñar un jardín, nos lleva a pensar de antemano en varias cosas: dónde se ubica, si interior o exterior; el entorno; el ambiente, si es natural o artificial; su orientación solar; el clima; el recurso hídrico que contamos; su dimensión; función; mantenimiento, y el costo, entre otros factores”, explica la arquitecta Liliana Barion, de Regina.


Según Barion, diseñar un jardín vertical, nos desafía a pensar en un soporte o estructura artificial y en el sustrato de anclaje del vegetal, que ya no es el suelo natural. Por todo esto, hablar de diseño en jardines verticales es abordar un pensamiento creativo y sistémico donde no es solo una sumatoria de elementos, sino su interrelación”.
“Lo recomendable es utilizar plantas tapizantes, que generen formas, manchas, texturas, que muestren colores, que la composición contemple estacionalidad -un atractivo en cada época del año- donde la pared vertical es un revestimiento vivo”, especifica la profesional.
En este punto es donde debemos ubicarnos en el contexto patagónico en el que vivimos, y además tener en cuenta conceptos teóricos como el tipo de clima -seco, ventoso, cargado de polvillo, con temperaturas extremas – donde el mayor problema de estas estructuras es la deshidratación; y, en el caso del invierno, las heladas.
La paleta vegetal se restringe ante la evaluación y elección de los elementos a emplear, que debe ser cuidadosamente estudiada antes de concretar el vergel.


Los nombres de algunas de las plantas recomendadas para realizar un jardín vertical son las especies de suculentas y crassulas, echeverrias, kalanchoe, sedum, cineraria para contrastes, helechos, spadagueras, hiedras y festucas que pueden dar volumen y texturas.


En cuanto a los elementos compositivos de un muro vertical verde, son una estructura portante de madera o de aluminio preferentemente, una placa rigidizante impermeabilizada de PVC, una manta geotextil de fondo, que será la que almacene la humedad y permita el enraizamiento, una estructura de riego por micro goteo o gote, y una manta geotextil con bolsitas “canguro “, donde se irá ubicando cada unidad vegetal, con el distanciamiento y distribución, de acuerdo al diseño elaborado.
En estas bolsitas se agregan sustratos que ayudan a enraizar y dar anclaje al vegetal Spagnum, es una materia orgánica que retiene el agua 20 veces más que su peso en seco. En términos generales es lo necesario para crear un muro verde, según explica la arquitecta.


Barion afirma que “la utilización de estos vergeles verticales ofrece sin lugar a dudas, ventajas ambientales concretas como la humedad del aire, la oxigenación- que es un elemento o pantalla acústica – además de generar visuales agradables”. En cuanto a sus desventajas se trata del costo de mantenimiento, montaje y la sanidad del sistema porque tiene su gasto.
“El desafío está planteado y en el mundo del diseño, todo es posible y hay mucho por hacer y experimentar, en estas zonas australes”, concluye Barion.


“Si alguien quiere experimentar en cuadros de 1 metros por 50 cm por ejemplo, es una cosa, pero hacer un muro o jardín vertical es pensar y hacer algo de la dimensión de un jardín y en eso hay que involucrar la estructura de cuatro partes (la estructural propiamente dicha, la parte de las mantas, el riego y la cobertura vegetal). Eso, en dimensiones grandes y en la Patagonia es difícil de llevar a cabo por razones concretamente de clima, ubicación, orientación y la posibilidad de hacerlo artificial, con costos elevados”, opina.
Los muros verticales naturales se ven en México, o Barcelona, donde la humedad ambiente facilita ese microclima que necesita, pero acá con el viento, tiene que tener elementos de hojas muy chiquititas y sustratos o suelos muy ricos. “


Esa combinación natural no existe, entonces ir en contra de la naturaleza de la zona hace factible un fracaso. Ahora si se hace sumamente artificial generando un microclima en un patio interno, temperatura artificial, poniendo un patio interno artificial, lógicamente que se puede lograr pero a un costo altísimo. Como todo, es cuestión de evaluar”, aconseja.


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