La otra pandemia para los niños: sobrepeso y mala alimentación

Mientras se sigue demorando la sanción de la Ley de Etiquetado Frontal, los menores sufren las consecuencias de la mala alimentación: cuatro de cada diez jóvenes de entre 5 y 17 años tienen sobrepeso. ¿Cómo prevenir problemas a futuro?

“Se están cruzando dos pandemias: la del Covid-19, que nos tomó de sorpresa; y la obesidad, que pasa delante de nuestras narices”. La nutricionista barilochense Julia Ferrer Valdes aseguró que el sobrepeso y la obesidad se agudiza tanto en la población adulta como en los más chicos y adolescentes.


Según especificó la profesional, antes de la pandemiauno de cada diez niños menores de 5 años registraba exceso de peso. Al mismo tiempo, cuatro de cada diez jóvenes de 5 a 17 años y siete de cada diez mayores de 18 años tenían sobrepeso.

A lo largo de todos estos meses de pandemia, muchos chicos han llegado a aumentar su peso entre 6 y 10 kilos. “Esto es una barbaridad, y ni chicos ni padres se han dado cuenta”, aseguró la vicepresidenta del Colegio Rionegrino de Graduados en Nutrición.

Por otra parte, la profesional consideró que “la situación ya era grave. A eso se suma que hoy los jóvenes no pueden salir a correr, a jugar, al colegio o practicar actividades. Estamos viviendo semiencerrados. Y el camino más cercano es a la heladera”.

Con las recientes restricciones por la pandemia, volvieron a suspenderse varias de las actividades deportivas, y lógicamente esto trae sus consecuencias.

Muchas veces, por acceder al pedido o al capricho de los menores, los mal acostumbramos con la alimentación.


“El cuerpo está moviéndose poco, hay músculos que no se están trabajando, no se están desarrollando ni elastizando. Pero también, desde el punto de vista psicológico, incide mucho esta situación porque somos seres sociales y necesitamos el contacto con el otro para formarnos”, indicó Ferrer Valdes.

¿En qué momento se llega, por lo general, a consultar con una nutricionista? Según afirman las profesionales, demasiado tarde.

“Cuando el chico manifiesta molestia porque se ve gordo a sí mismo y no quiere, los padres responden llevándolo a la nutricionista. Es importante que el nene quiera un cambio porque si la consulta llega como algo impuesto, no se logra y es más difícil el abordaje”, explicó la nutricionista barilochense.

Además, Ferrer Valdes agregó que “se trata de orientar en alimentación saludable en diferentes situaciones. Cada hogar es un mundo. Hay que evaluar a esa persona en su espacio, en sus posibilidades de tiempo, de gustos y en su capacidad económica”.

Las jornadas de alimentación saludable que se llevan a cabo habitualmente son fundamentales.


Julia rescató que, durante el “encierro”, muchas familias volvieron a cocinar en casa, una tendencia que se observó sobre todo en aquellos primeros meses y ahora en la segunda ola. “Eso es bueno. Sería ideal incidir en los programas de cocina que terminan exacerbando lo que ya existe para que incluyan una mirada desde lo saludable. De esta forma, tendríamos un hándicap a favor para incidir en la modificación de hábitos”, agregó.

La profesional consideró como un agravante la ausencia de legislación “que proteja al niño de la publicidad de determinados productos con exceso de grasa, azúcar y calorías”. Al respecto, vale recordar que aún se espera la media sanción restante para la Ley de Etiquetado Frontal de los alimentos, que permitirá tener una mayor información a disposición del público general y que, entre otras cuestiones, prohibirá la publicidad infantil de alimentos que tengan excesos en nutrientes críticos. Es fundamental que sea aprobada.

La nutricionista habló sobre el tema, que significaría un paso importantísimo para fomentar la alimentación saludable, y aseguró que “muchas veces, la información nutricional que figura en el producto no es clara para nadie. No se sabe qué tiene. Hay países donde esto se ha legislado y funciona”. En ese sentido, Chile es un ejemplo perfecto.

Sobre este tema, una investigación reciente dio cuenta que los niños y adolescentes inciden en un 60% en la compra de alimentos de un hogar. “No es extraño si se piensa en el ‘Mamá, comprame’. Por otro lado, muchas veces los papás preguntan que quieren comer a los más pequeños. Y los chicos van a pedir patitas o milanesas con puré, nunca un pollo a la parrilla con ensalada”, explicó.


A la vez, Ferrer Valdes puso como ejemplo que, muchas veces, “se lleva el kiosco a la casa. Resulta más barato comprar una caja de golosinas en un mayorista que comprar un paquetito individual en un kiosco. O una caja de helados para tener. De esa forma, puse al acceso de mi hijo esa golosina para que la coma no de vez en cuando, sino en todo momento que se antoje”.

¿Cómo revertir el sobrepeso? La nutricionista es contundente: con alimentación saludable y ejercicio pero también con kioscos escolares con alimentos saludables y con educación alimentaria en las escuelas.


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