Néstor «Cuqui» Córdoba, el último sastre de Neuquén: 70 años de oficio que vistieron a todos los políticos
A los 87 años, Néstor Cuqui Córdoba abre cada día su taller en calle Brown, donde conserva la tradición de la sastrería artesanal y un sinfín de anécdotas.
Néstor “Cuqui” Córdoba lleva siete décadas entre hilos, agujas y telas. En Neuquén, vistió a todos los políticos, desde Felipe Sapag hasta Omar Gutiérrez, a personajes circenses, abogados y tripulaciones aéreas. A sus 87 años, sigue recibiendo clientes en su taller de la calle Brown, al que bautizó como “Clínica de Ropa”. Allí, en medio de planchas y percheros cargados de anécdotas, hace historia el «último sastre de Neuquén«
Néstor «Cuqui» Córdoba: sus inicios en Neuquén
Córdoba es parte de la memoria viva de Neuquén. Su historia empezó en Bahía Blanca, aunque él se reconoce neuquino. “Nací en Bahía Blanca. En realidad mi familia era de Neuquén, pero me llevaron a nacer allá porque cuando nací había dos médicos nomás en Neuquén». El resto fue historia.
La pasión por la sastrería y la enseñanza llegó temprano. “De a poco fui con un maestro que me enseñó lo que se hace en este oficio», recuerda. «Era todo con aguja, artesanal, no como ahora que es todo máquina. Era todo picado a mano, muchas puntadas», agrega. Rememora la exigencia de sus formadores, por eso «cuando alguien tenía mucha capacidad para hacer una buena obra de arte decíamos que era muy buena aguja».
Ese aprendizaje paciente lo convirtió en referencia. Pasaron por sus manos gobernadores, abogados, trapecistas y hasta payasos. “Hice muchos trajes, como 15 a Felipe Sapag y a todos los gobernadores», cuenta.

No solo eso. El sastre tiene años de trayectoria, pero para él es como si el tiempo no hubiese pasado. «Han venido clientes a los que le hice el traje de casamiento y años después les confeccioné el de sus hijos. No podía creer el tiempo que había pasado», dice con gracia.
Como conocedor de la moda masculina, Córdoba explica los cambios. “Desde hace años se impuso el traje de dos botones y desplazó al cruzado que era más elegante».
Los políticos neuquinos fueron clientes fieles. “Siempre buscaban trajes simples, clásicos», asegura. «El único que se destacó fue Sobisch, que para mí fue uno de los mejores vestidos. El cuerpo lo ayudaba porque era delgado, usaba siempre trajes cruzados. Lo que no pasaba con los demás”.

Néstor «Cuqui» Córdoba: anécdota con Sapag y su encuentro con Fangio
El oficio también lo enfrentó a desafíos que parecían imposibles. Recuerda uno en particular: “Felipe Sapag tenía una joroba. Cuando le vi el cuerpo dije: ¿qué hago acá? Me giraba todo el saco, era imposible de manejarlo», relata.
El sastre se pasó días pensando como solucionarlo. «Lo resolví en un sueño. El subconsciente me dio la respuesta», cuenta. Una experiencia onírica que refleja su pasión por le oficio.
Su vínculo con la sastrería lo llevó incluso al automovilismo. “Yo trabajé en Suixtil, una marca de mucho prestigio que tenía como presidente a Fangio. Trabajé en la sucursal y una vez fui a ver la fábrica. Así lo conocí», rememora. Además, asegura que «cuando él estaba, tuvimos las mejores prendas del país. Había un traje con tanta calidad que lo sacabas de la valija y te lo ponías”.
Hoy, Córdoba ya no confecciona trajes. “No los hago más. No hay telas argentinas, todo viene de Brasil». Así habla con nostalgia de las telas de antes. “Cuando se podían comprar las nuestras había una serie de marcas, todas de igual calidad porque se hacía con lana argentina, pero ya no hay más lana».
El último traje se lo hizo a un abogado. «Le hice tres, el cuarto dije ‘no más’, porque me da vergüenza entregar un traje de esta calidad. No va con mis principios”.
Aun con los cambios, no piensa en elegir otro camino. “Amo esta labor porque uno se compenetra tanto en el oficio y después termina siendo un desafío», dice. «Al poner el traje en el maniquí siempre estás buscando el detalle, tratar de mejorarlo. Ahí está la prenda exquisita”.
Aunque reconoce que el tiempo de la sastrería artesanal quedó atrás, mantiene su esencia intacta. “Muchas veces me propusieron cosas, como trabajar para alguien, pero yo siempre seguí en lo mismo. Yo soy mío”, resume el último sastre de Neuquén, el hombre que vistió a gobernadores, artistas y generaciones enteras con la misma aguja que lo acompaña desde hace 70 años.
Néstor “Cuqui” Córdoba lleva siete décadas entre hilos, agujas y telas. En Neuquén, vistió a todos los políticos, desde Felipe Sapag hasta Omar Gutiérrez, a personajes circenses, abogados y tripulaciones aéreas. A sus 87 años, sigue recibiendo clientes en su taller de la calle Brown, al que bautizó como “Clínica de Ropa”. Allí, en medio de planchas y percheros cargados de anécdotas, hace historia el "último sastre de Neuquén"
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