Triunfo de la conservación animal: criaron una especie de la Patagonia al borde de la extinción
Se trata de las Macá Tobiano. En 2012, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza categorizó a estas aves como especie “críticamente amenazada”, la categoría más alta antes de la extinción. Desde entonces, el Programa Patagonia Aves Argentinas comenzó un arduo trabajo para revertir esta condición.
Por primera vez en Argentina, ejemplares de una especie críticamente amenazada a nivel global fueron criados desde huevos hasta ser juveniles y fueron liberados en su ambiente natural dentro del país. Los pichones de Macá Tobiano nacieron en la Estación Biológica “Juan Mazar Barnett”, donde trabaja el Programa Patagonia de Aves Argentinas, y fueron liberados en el estuario del río Santa Cruz.
El Macá Tobiano fue descubierto recién en 1974, cuando el naturalista argentino Mauricio Rumboll lo encontró por primera vez en la Laguna de Los Escarchados, cerca de El Calafate, en Santa Cruz. En un principio, se creyó que estaba en grave riesgo de desaparecer, al conocerse apenas 150 individuos.
Sin embargo, en los 90 la información recabada por la Fundación Vida Silvestre llevó a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) a declarar que “lo inhóspito y alejado de su hábitat garantiza su protección”. Lamentablemente no fue así.

En 2012, el equipo del Proyecto Macá Tobiano obtuvo información que permitió a la UICN reevaluar el estado de estas aves y a recategorizarlo como especie “críticamente amenazada”, la categoría más alta antes de la extinción.
Los investigadores detectaron que estas pequeñas poblaciones remanentes crían en poquísimas lagunas de altura de las mesetas del oeste santacruceño y migran en invierno hacia los estuarios de grandes ríos, principalmente el del río Santa Cruz.
Desde 2010, el Programa Patagonia de Aves Argentinas intenta revertir esta situación, junto con organismos provinciales y nacionales, organizaciones civiles, universidades, Conicet e instituciones internacionales, a través del control de especies invasoras y medidas para mitigar el impacto del cambio climático.
De esta forma, se logró estabilizar las poblaciones. Pero desde hace una década un equipo liderado por la veterinaria Gabriela Gabarain trabaja en una idea audaz y desafiante: criar individuos de Macá Tobiano desde el huevo hasta la liberación. Un proceso sin precedentes no solo para esta especie, sino para todos los macás del mundo.
«En los últimos cinco años, la reproducción natural del Macá Tobiano ha sido prácticamente nula. Por eso, hace 10 años empezamos a considerar que la cría ex situ representa podría ser una buena esperanza para evitar su extinción. Hoy está más claro que nunca: es la mejor y, tal vez única, estrategia para salvarlo», indicaron los técnicos.

Aprendizaje de cero y paciencia infinita
En primer lugar, debieron aprender a realizar la recolección de uno de los dos huevos que cada pareja pone. El 97% de las parejas solo cría uno de los huevos, mientras que el otro, conocido como “huevo de reaseguro”, es abandonado. «La colecta -describieron- no es para nada sencilla, ya que los fuertes vientos, los fondos fangosos y la temperatura del agua hacen que aventurarse a alcanzarlos sea un desafío riesgoso -para los técnicos y para los nidos-, por eso se necesita personal altamente capacitado».
De esta forma, se aprovechan estos huevos que, de otra forma se perderían, y se los traslada cuidadosamente a la Estación Biológica donde se los coloca en incubadoras especialmente diseñadas que controlan temperatura, humedad y rotación. A los 21 días, cuando comienza la eclosión, los huevos pasan a las nacedoras. Pero el verdadero desafío empieza después.

Los pichones deben ser alimentados casi continuamente, día y noche, las 24 horas los siete días de la semana. Además, necesitan nadar para activar su digestión, lo que exige sincronizar los tiempos de alimentación y natación. «Fue casi una década de pruebas y más pruebas, de frustraciones convertidas en aprendizajes. En la temporada 2023-2024 se logró completar con éxito el ciclo con esta última especie, por lo que en la temporada siguiente comenzó con altas expectativas», comentaron.
Los primeros diez días son los más críticos porque aceptar el alimento es una barrera vital. Tras más de dos meses de cuidados a tiempo completo, tres juveniles alcanzaron el peso ideal para ser liberados: más de 350 gramos en hembras y 400 en machos.
Finalmente llegó el momento de la liberación. ¿Cómo?, ¿dónde? Y, ¿cuándo?. Se decidió ahorrarles su riesgosa primera migración, liberándolos directamente en los sitios de invernada, es decir, en el estuario del río Santa Cruz, junto a otros adultos que ya estaban allí.
Los juveniles fueron marcados con anillos rojos numerados lo que permitirán hacer un seguimiento cuando regresen a las mesetas.

Un punto de inflexión
La cría en cautiverio puede cambiar el destino de la especie. Si bien la reproducción natural hoy es casi inexistente, los huevos no suelen faltar -aunque el viento suele impedir su desarrollo-. Los especialistas consideraron que «recolectarlos y criarlos en condiciones controladas podría generar cohortes anuales de más de 50 juveniles, un refuerzo clave para la población silvestre«.
Esta estrategia ya ha mostrado ser la solución a la conservación de otras especies en el mundo, como el Oso Panda o el Cóndor de California. Pero consideraron que, «como en esos casos, para que esta estrategia aplicada al Macá Tobiano sea sostenible, es fundamental fortalecer los recursos disponibles y el entramado de alianzas entre las instituciones involucradas, es decir el Programa Patagonia de Aves Argentinas, el Consejo Agrario Provincial de Santa Cruz, la Secretaría de Estado de Ambiente, la Municipalidad de Puerto Santa Cruz, Conicet, Fundación Bariloche,entre muchas otras».
«El camino no está asegurado, pero por primera vez en mucho tiempo, hay una esperanza concreta de evitar la extinción del Macá Tobiano, un símbolo de Santa Cruz, de la Patagonia y de toda Argentina», concluyeron con un orgullo evidente.

Por primera vez en Argentina, ejemplares de una especie críticamente amenazada a nivel global fueron criados desde huevos hasta ser juveniles y fueron liberados en su ambiente natural dentro del país. Los pichones de Macá Tobiano nacieron en la Estación Biológica “Juan Mazar Barnett”, donde trabaja el Programa Patagonia de Aves Argentinas, y fueron liberados en el estuario del río Santa Cruz.
Registrate gratis
Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento
Suscribite por $750 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
Comentarios