Una historia de amor en 2×4: son de Roca y su sueño es llegar a la final del Mundial de Tango
Tienen una fiambrería y todo lo invierten en su pasión: bailar. Marina es estudiante universitaria; Diego, solía correr carreras de caballos. Son pareja y compiten en las pistas del país. Hoy pelean la clasificación en una Preliminar en Cipolletti.
Atienden a la clientela y en los ratos libres le sacan viruta al piso. Marina Millalen y Diego Pichimil de Roca son pareja de baile y de vida, hace ocho años. Tienen un comercio en pleno centro y todo lo que ganan lo destinan a sobrevivir para despertarse al día siguiente y seguir haciendo lo que aman: bailar tango.
Ella tiene 32 años y está a dos finales de recibirse de Profesora en Ciencias Económicas y en la recta final de Contadora Pública en la Universidad Nacional del Comahue (UNCo). Buena parte de su vida transcurrió entre milongas y viajes a la facultad en Neuquén. Trabajar, rendir y siempre, bailar y ensayar.
Diego nació en la ciudad de Neuquén, pero se crió en Colonia Fátima, Cervantes, donde solía correr a caballo de carreras. Durante diez años fue empleado en una reconocida fiambrería hasta que se quedó sin trabajo. “En medio de eso conocí a Marina y ella me llevó al tango, por ella empecé a bailar”, cuenta.

Ahora la pareja de bailarines profesionales se prepara para competir en tango pista en las Preliminares del Mundial de Tango que se llevarán adelante a partir de hoy viernes durante el fin de semana en Cipolletti, con 58 parejas de toda la Patagonia.
El evento internacional tiene cuatro instancias: clasificatorias, cuartos de final, semifinal y final a la que llegan solo las mejores 40 parejas del mundo. Ellos participan en la categoría oficial: Tango Pista, Vals y en Milonga.
Luego de clasificar a la semifinal del Mundial en 2023 tras ganar la preliminar en General Pico (La Pampa) siguen firmes en su deseo de ser los mejores del mundo. Ese año quedaron entre las 170 mejores parejas del planeta, ahora quieren estar entre las 40.
Se esmeran a diario para lograrlo, ensayando en cada minuto y trabajando para sostener la profesión artística que no se paga, pero que necesitan practicar por pasión desde aquel primer 2×4 juntos en 2018.

“La mayoría de las parejas se dedican de manera profesional al tango, viven de dar clases y exhibiciones en Buenos Aires y el resto del mundo”, reconoce Marina y agrega que ese es el sueño de los dos. Mientras tanto son comerciantes y ella estudia para tener un futuro mejor.
Saben que el tiempo de dar todo es hoy: son jóvenes y tienen la energía para bailar en todas las pistas. Intentan ensayar mínimo dos horas por día, si no llegan, practican entre los mostradores de la fiambrería, escuchan música 24/7, los 365 días del año viven la pasión de a dos y se esmeran por ser mejores, por superarse y pulir la técnica, con el sentimiento como estandarte.

“Bailar tango es un abrazo en movimiento, un abrazo por momentos más dulce, por momentos más fuerte, más rápido. Depende de la música, es una sincronicidad que a veces cuesta muchísimo”.
Marina Millalen, bailarina profesional de Tango en Roca.
En abril de este año, la joven pareja volvió a ser premiada en la preliminar de Comodoro Rivadavia, donde se quedaron con el 3° puesto de tango pista y el 1° en Vals.
Una historia de amor y unión por el tango
El tío de Marina fue el responsable de que ella conociera el tango. Vivía con estrés y contracturas; y él le sugirió empezar a bailar tango. “‘Acompáñame los domingos’, me dijo mi tío. Arranqué con él, me llevó a las milongas. Iba a mirar y veía cómo era. Así empecé a tomar clases”, cuenta la joven.
“Cuando nos conocimos (con Diego) yo le dije: mirá, yo soy bailarina y no me gustaría dejarlo. Y no tengo tiempo para tener novio”, recordó Marina entre risas. A eso, Diego le respondió que le gustaría aprender y empezó clases de tango a la noche cuando salía de trabajar, en el Teatro de la Estación.

Desde ese entonces se fundieron en un abrazo sin final. El tango «Patético» de Osvaldo Pugliese, les recuerda a la genésis del amor cuando aprendían juntos una coreografía.
Sus comienzos fueron en el Ballet de Tango de la Ciudad de Allen en 2017, a cargo de Cyntia Palacios, Campeona Mundial de Tango 2022. Otra maestra en común fue Laura Bombardieri, luego Yamila Herlein, profesora a cargo del Taller Municipal de tango de Roca, quien terminó siendo una referente fundamental en sus trayectorias.
“Poco a poco nos empezó a gustar más el tango y nos dimos cuenta de que quizás siendo autónomos, podíamos tener otra libertad horaria y hacer lo que nos gusta”, dice Marina. Fue entonces cuando decidieron abrir una fiambrería para ser sus propios jefes.
Si bien empezaron su formación en la danza en 2018, años después decidieron ir por más e ingresaron al mundo de las competencias. “Nos da risa recordarlo porque éramos muy novatos, y quizás quedar ante últimos para nosotros era una alegría, un logro”, recuerda Marina sobre sus primeros pasos como amateur en 2019.

En 2022 dieron un salto. Empezaron a ensayar con un grupo de tango “Fulgor del Sur” dirigido por Yamila Herlein. Empezaron a organizar eventos en Roca como la “Milonga El Puntazo” y a aprender de maestros no solo en la región sino de otras provincias.
Un hito fue la competencia como principiantes en Paraná (Entre Ríos). Los movilizó la devolución del jurado. «Si bien faltaba perfeccionarnos porque éramos muy nuevos, nos dijeron que había mucho tango en nosotros”, relata Marina. Y en cada certamen “dábamos un paso más”, agrega Diego.
“Nos dijeron varias veces que somos genuinos, que no hay nada fingido. Es lo que sentimos y lo pasamos al baile. Hay una conexión”.
Diego Pichimil, bailarín de tango de Roca.
El primer viaje a Buenos Aires a conocer el mundo tanguero fue un antes y un después. Quedaron fascinados, conocieron maestros, personas y competencias de todo tipo. Es tan atrapante el tango para ellos que hasta admiten que se parece a un vicio: “Necesitamos ir a la milonga aunque sea una vez por semana”,
Vivir de lo que aman, el tango
“No es fácil vivir del arte. Creo que todos aspiramos a ser campeones mundiales o estar dentro de los primeros diez mejores del mundo para poder trabajar afuera, que es bien cotizado”, agrega Marina.

El obstáculo para vivir de lo que aman es siempre “la economía”. En su caso, llevar adelante un negocio. “Te viene un millón de pesos de luz, hay que pagar sueldos, carga social, hacer refacciones. En invierno baja la venta en la fiambrería, cuesta llevarlo”, explica Diego. Y agrega: “Es el único ingreso que tenemos y lo invertimos en tango. Va 100% al tango”, dice.
Sin embargo, la fortaleza de esta pareja es que los une el amor y la pasión. “Nosotros seguimos siendo los mismos compañeros de tango y de vida y eso es importante porque creo que atenúa las dificultades”, cierran.
Parejas
- 150
- parejas de tango hay aproximadamente en todo el Alto Valle, desde Neuquén hasta Villa Regina.
El Mundial de Tango en Buenos Aires
Cada año, en agosto se realiza el Mundial de Tango en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Se trata de un gran evento que mueve a parejas de todo el mundo. En la previa, se llevan adelante distintas instancias preliminares, unas 20 a nivel internacional.
En 2024, participaron 600 parejas de todo el mundo de las cuales pasan a la siguiente fase 140, más las que clasifican en preliminares que son cerca de 20 en todo el mundo, por eso llegan a ser 170 parejas aproximadamente. De esas, solo pasan 40 a la final.
Campeones
- 5
- parejas oriundas del Alto Valle resultaron campeonas de Mundiales de Tango, de Cipolletti y Allen.
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