Plantas autóctonas: Matasebo, la popular especie de la región que se confunde con el Alpataco

La profesora e ingeniera agrónoma Adriana Bünzli nos explica cómo diferenciar a esta popular planta del alpataco, que se asemeja considerablemente. Similitudes y diferencias entre estas especies.

La Fitogeografía, que estudia el hábitat de las plantas relacionando la distribución según el suelo y clima y configurando mapas, denomina a la zona del Alto Valle de Río Negro y Neuquén como provincia “del Monte”.


Aquí, la comunidad climax se denomina “jarillal”, y se trata de una asociación de “jarillas” (Larrea divaricata, Larrea cuneifolia y Larrea nitida), “matasebo” (Monttea aphylla) y “monte negro” (Bougainvillea spinosa); además de otros arbustos y especies dominantes. El “matasebo” se encuentra desde Salta hasta Chubut. Puede encontrarse hasta 1500 metros sobre el nivel del mar, y crece en suelos rocosos.

A diferencia del alpataco, esta especie recibe el nombre vernáculo de “matasebo”, “matasebo macho”, “ala de loro” o “retamo”. El nombre “ala de loro” se originó por la semejanza que tienen las ramificaciones laterales terminales con la efigie o representación del “loro barranquero” en vuelo. Para interiorizarnos más sobre esta planta nativa de nuestra región, RÍO NEGRO consultó a Adriana Bünzli, ingeniera agrónoma, magister en Sociología de Agricultura Latinoamérica y profesora de la cátedra de Botánica de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNC.

“El matasebo es un arbusto de hasta 3 metros de altura, de color verde oscuro, ceroso y hasta pegajoso, cuyas ramas aguzadas llegan a ser espiniformes. Sus ramas tienen una cubierta de cera que se desprende en capas a la madurez”, explicó Bünzli.

Existe en el Monte otra especie cuyo nombre vulgar es “matasebo hembra”; sin embrago, corresponde a un género diferente: la Menodora robusta. “Esto significa que los nombres vulgares no designan a plantas femeninas y masculinas, ya que ambas constan de flores hermafroditas, es decir que poseen ambos sexos”, aseguró la experta.

El “arbusto” del matasebo, que luego se usa para leña.


El uso más conocido del “matasebo macho” es para leña. Es muy utilizado para calentar hogares o realizar asados improvisados; y se lo encuentra ocasionalmente en la barda. Los ranqueles la utilizaban en señales de humo, para transmitir ciertos mensajes. Los frutos y brotes tiernos se utilizan como forrajes para ovinos y caprinos. Tiene propiedades depurativas y es muy conocido en herboristerías utilizando ramitas y restos de tallos para hacer té.

Las hojas son pequeñas, con lámina en forma de lanza. Tienen de 2,5 a 3 milímetros de largo y viven durante 70 a 80 días cubriendo el ápice del brote en crecimiento y luego caen. Las ramas de color verde intenso realizan la fotosíntesis. Esta es una adaptación que presentan algunas plantas de la barda al ambiente seco: reducción del follaje a fin de reducir la pérdida de agua.

“Las flores son casi sésiles y están agrupadas de 2 a 5, en los extremos de las ramas. La flor tiene corola azul-violácea y es muy llamativa, mide 10 mm. de largo, pubescente en el exterior. Florece en primavera a partir de octubre y frutifíca en noviembre. El fruto es una drupa pubescente con una semilla. Esta especie pueden llegar a medir 3 metros y como la mayoría de las especies nativas viven muchos años”, cerró.


Diferencias con el alpataco



Es increíble su similtud con el popular alpataco (Prosopis flexuosa). que es una planta espinosa. La diferencia está en sus tallos, que no son espinosos. En ese caso las espinas provienen de las hojas, es decir son hojas modificadas en espinas. Para darnos cuenta a simple vista y diferenciarlo del “matasebo”, el alpataco tiene tallo marrón; mientras que el matasebo posee el tallo verde.

En cuanto a las hojas, el alpataco tiene hojas compuestas y la parte verde de la hoja está dividida en varios segmentos llamados folíolos, muy diminutos: es una estrategia de las especies nativas para disminuir la pérdida de agua en forma de vapor, desde la hoja hacia la atmósfera.

Otra de las cuestiones más notable a simple vista es el color de sus ramas y la forma en sí del arbusto, puesto que el del alpataco es un arbusto más bajo y ancho.


“En nuestra zona, el Prosopis flexuosa es de porte arbustivo, porque ninguna de las plantas de monte austral tiene porte arbóreo. En nuestra región no hay árboles nativos Prosopis; son todos arbustos y los diferenciamos porque se ramifican desde la base de la planta, en cambio el árbol tiene un tallo principal que se llama tronco y se ramifica para formar la copa”, explicó la experta.

En nuestra zona todos los Prosopis, los alpatacos, son arbustivos; mientras que en otras regiones del país son arbóreos porque tienen porte de árbol.


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