Dos semanas del brutal crimen de Julián Dobra en Roca: avances claves en su celular y en la balística
El caso de Julián Dobra en Roca cumple dos semanas desde la aparición del cuerpo. Con cinco detenidos, todas las miradas ahora están en las pericias balísticas y el análisis de su celular.
Cinco detenidos por el brutal asesinato de un joven, una foto enviada por WhatsApp y un revólver calibre .22. La Fiscalía avanza sobre un rompecabezas de vínculos, silencios y muchos datos. El celular de Julián Dobra, dicen uno de los abogados querellantes, «tiene mucha información». Las pericias balísticas y los rastros en los dispositivos móviles podrían ser el giro en una historia donde nada termina de cerrarse.
El cuerpo apareció en las bardas, frío y solo. A dos semanas del hallazgo de Dobra, la investigación se vuelve más densa, más espesa, como si cada prueba abriera nuevas preguntas.
Una foto y un silencio: el comienzo del caso
Lo que complicó a uno de los imputados empezó con una imagen: un adolescente al volante del auto de Julián, enviada por WhatsApp. Esa fue la primera señal de alerta.
Julián Dobra fue visto por última vez con vida días antes. Su familia denunció la desaparición, pero -según la querella- el caso no se activó de inmediato. Tomás, llevó nombres, pistas, testimonios. Sintió que no fue escuchado. Hasta que los allanamientos del jueves pasado marcaron un antes y un después, en una investigación que transitaba entre cuatro paredes, pero salió a las calles con: cinco detenidos, entre ellos tres mayores de edad y dos adolescentes, y una primera reconstrucción del horror.
Las pericias en el celular: «Hay mucha información»
El abogado querellante Oscar Pineda, que representa a la familia Dobra, confirmó que las pericias sobre el teléfono del joven podrían arrojar información significativa. «Hay muchos datos en el celular, movimientos, conversaciones, pistas que tendremos que ver», aseguró.
Aunque el contenido específico aún no se reveló, los abogados creen que este análisis puede demostrar datos importantes. “Quizás escuchó o vio algo. Y eso lo puso en la mira. No hay pruebas de que estuviera vinculado a ningún delito. Estaba en el lugar equivocado”, había dicho Pineda apenas se constituyó en la causa.
El revólver, las zapatillas y las motos
Durante los allanamientos, la policía secuestró un revólver calibre .22, compatible con las balas que mataron a Julián. También se recogieron pares de zapatillas para cotejar con huellas halladas cerca del cuerpo, teléfonos celulares y rastros de motos.
Uno de los imputados tenía en su historial siete llamadas seguidas al celular de Julián en los días previos al asesinato. Luego, silencio. Nada más. El auto del joven fue encontrado incendiado en las bardas, a pocos kilómetros del lugar donde apareció su cuerpo. Las marcas en el terreno presumen que el crimen ocurrió en otro sitio.
El análisis balístico: pericias en Cipolletti y Viedma
Mientras tanto, los peritos balísticos trabajan en Cipolletti y Viedma. “Hay análisis anatómicos y balísticos que van a incorporarse al expediente en breve”, detalló Pineda. Los investigadores quieren saber no solo qué arma se usó, si es que corresponden con el revolver secuestrado, desde qué distancia y si hubo más de un tirador.
La querella considera que los resultados podrían cambiar el rumbo del expediente. Si se prueba que hubo planificación, el delito podría reconfigurarse y sumar agravantes.
¿Y el departamento?
Uno de los puntos más críticos para la familia fue la preservación del departamento donde vivía Julián. Ese lugar podría haber contenido pruebas clave. Pero no fue preservado a tiempo. “Eso fue una falla enorme”, dijo Pineda.
Hasta ahora, hay datos de una disputa previa entre Julián y uno de los detenidos, Julio Salgado. Según contó el padre de la víctima, Salgado ya lo había robado antes. El conflicto tenía nombre propio: una exnovia, una relación violenta, una serie de amenazas.
Se habló de un disparo con rifle de aire comprimido, semanas antes del crimen. Sin embargo, la querella no descarta que el trasfondo sea más complejo. «La calle habla», dijo Pineda. Y pareciera que su celular y el arma que secuestraron, también.
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