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¿Si el MPN ganó, quién perdió en el partido provincial?

El silencio oficial deja al descubierto las heridas en la lista Azul de Gutiérrez y Sapag. El maquillaje al triunfo de Figueroa, aceptado por el propio ganador, buscan resaltar los números totales de una interna que sufrió la participación externa.

En este MPN lleno de metáforas futboleras se juega más a la segunda pelota que al tiki-tiki. Se veía venir incluso en las semanas previas. La segunda pelota es pensar en la jugada a partir del rebote, a partir de una primera acción que ya está definida, y las encuestas al oficialismo del partido provincial le anticipaban una derrota. La reacción fue doble: pensar el 13 como el primer día de convivencia con un resurgido Rolando Figueroa y ajustar las tuercas del aparato.

Lo segundo falló. Por eso el oficialismo perdió, como suelen decir sus dirigentes por un voto es perder, y también perdieron Omar Gutiérrez y Jorge Sapag, como líderes de la Lista Azul.

Claro que la política tiene matices y en el oficialismo se pegaron en la frente 35,5% de los votos acumulados. Al igual que Juntos en Río Negro, fueron los únicos partidos provinciales en imponerse. La incógnita de si podrá mantener los 130 mil sufragios, surgidos de una interna que tuvo intervención foránea, pocos se animan a responderla, pero sí reconocen que no tenían más votos.

No fueron pocos.

Pero también suena a justificación por falta de movimiento que se vio el domingo. Por las mesas flacas del oeste donde 55 votos suele ser el piso y el 12 fueron un techo.

La lista Azul ganó por apenas un punto en la capital neuquina, donde despliega quizá su mejor coreografía. El resultado, por el que no se señala a nadie, deja dudas para las elecciones de concejal en las que el intendente Mariano Gaido busca, además de un referéndum, plebiscitar su gestión y medirla contra la sombra del fallecido Horacio Quiroga.

Cambia Neuquén sintió el domingo que puede animársele.

La segunda estrategia, la convivencia por obligación, no limará las asperezas entre Gutiérrez y Figueroa, pero pondrá a prueba -otra vez- cuánto están dispuestos a ceder por sostener la gobernabilidad del MPN.

En apariencia, el primer impacto estaría amortiguado: Rolo ganó con lo justo y eso lo obligaría a un tono conciliador. Sin embargo, el primer encuentro poco tuvo de eso. Figueroa se metió casi sin invitación a la Junta de Gobierno y el anfitrión no tuvo más remedio, previo intento de evitar la foto, que recibirlo y hacerle pagar con espera su llegada.

Para el gutierrismo no hubo voto castigo. Creen que les faltó tiempo cuando la campaña comenzaba a tomar ritmo. “Nos faltó el cara a cara que la pandemia no nos permitió para activar la estructura, eso que ustedes (por los periodistas) llaman aparato”, explicó una fuente.

Incluso remarcan que la figura del gobernador y la intensidad aplicada en la última semana sirvió para recortar las diferencias que, según sus encuestas, daban una diferencia más holgada para el exvicegobernador y candidato confeso a la gobernación en 2023.

En el oficialismo del MPN sobran los silencios. Más allá de los números que manejaban, muchos guardaban la secreta esperanza de que el aparato haga su trabajo. En la política no es como para la gente de a pie, los rencores se olvidan rápidamente aunque no se superen. Pero el silencio oficial puede buscarse por dos puntas esta vez: por los que intentan despegarse de la derrota y por los que celebran sin hacer mueca alguna.

Para estos últimos, la convivencia con un gobernador sin reelección y un aliado con ánimos reservados será casi tan sigilosa como vigilada.

“Nos pone muy contentos haber este proceso electoral con tres listas y que Rolando, al frente de la lista F, se haya llevado la victoria”.

Guillermo Pereyra, titular de Petroleros y líder del sector Azul y Blanco del MPN.

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