Estiman que los ríos seguirán altos durante dos o tres semanas más, tras la crecida en Neuquén y Río Negro

Es una estimación que se mantendrá siempre que las precipitaciones que se esperan caigan en forma de nieve y no de lluvias en el norte neuquino.

La gran cantidad de agua que todavía baja por el río Neuquén hacia el complejo hidroeléctrico Los Barreales obliga a mantener los caudales hacia la Confluencia de Neuquén y el Alto Valle de Río Negro en niveles muy altos. Los especialistas estiman que habrá dos o tres semanas más con serios problemas en los barrios ribereños. Eso, siempre y cuando las precipitaciones que se esperan caigan en forma de nieve y no de lluvias en la zona norte de la provincia.

Aunque parezca una situación extrema, el río Neuquén no llega a Vista Alegre, Centenario o Cipolletti con los niveles que debería tener en esta época del año y con esta contingencia. El desvío de una parte de esa masa de agua hacia desde el dique Ballester el canal principal de riego, que en esta época del año no está operativo, alivia el peso de la apertura de compuertas sobre las poblaciones ribereñas, que en estas ciudades son en reglas generales familias de bajos recursos que fueron ocupando tierras.


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Hacía 17 años que no era necesario una operación así de los caudales del río Neuquén. Es un tiempo considerable para que cualquiera considere la orilla como tierra ganada.

Para el máximo referente en temas hídricos de Neuquén, Elías Sapag (hijo), esto es consecuencia en buena medida de la falta de obras aguas arriba de Cerros Colorados. Como impulsor de la presa Chihuido, salió ayer a protestar con sentida amargura la falta de inversiones nacionales.

El secretario de Fiscalización de la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC), Julio Porrino, le dijo ayer a diario Río Negro que tardarán entre dos y tres semanas en conducir toda el agua que está,  por encima de un nivel de alarma, en los embalses Los Barreales y Mari Menuco hacia el río Neuquén.

Calles que se transformaron en lagunas (Foto: Flor Salto)

Esa planificación se haría añicos si en la zona norte de la provincia de Neuquén regresaran las lluvias intensas. Se trata de un área cordillerana casi sin lagos ni bosques, que son lo que en el otro río importante de la cuenca, el Limay-Collón Cura, suelen absorber estos temporales.

La perspectiva más optimista es que esas precipitaciones sean en forma de nieve en vez de lluvia porque quedarían contenidas en las altas cumbres.

Como se ve en la siguiente infografía, Los Barreales está 2,33 metros por encima de lo que se llama “franja de operación normal”, que es el nivel que debe tener el embalse en esta época del año para poder absorber, precisamente, situaciones como las de esta semana.

Una consulta con especialistas permite establecer que con este caudal entrante y el saliente, el embalse bajaría entre 1 y 2 centímetros por día. La ecuación matemática entrega que harían falta 12 días para regresar a la normalidad, pero la hidrología es mucho más que simple aritmética.

Las consecuencias de esta apertura de compuertas hacia los valles se hacen cada vez más complicadas para cientos de familias que hacen lo que pueden por estos días para proteger sus casas, sus animales y sus pocos bienes.

El norte neuquino tiene cerros muy altos y condiciones mucho más secas que la zona sur.

“El 70% al 75% de las lluvias en esa zona se da entre mayo y agosto”, apuntó Fernando Frasetto, meteorólogo de la AIC.

Explicó que esta crecida extraordinaria tuvo su origen en las temperaturas más cálidas acompañadas de lluvias en cotas de las montañas por encima de los 1.500 metros sobre el nivel del mar, donde ya había acumulación de nieve, que se derritió y colmó arroyos y ríos.


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Vemos nieve y mucho frío en condiciones normales. Estamos bien. Vemos una cuenca tranquila, pero con un año de El Niño, con condiciones oceánicas cálidas, hay que hacer una vigilancia permanente”, advirtió Frassetto.

Las normas de manejo del agua de la cuenca forman parte de las leyes y los contratos de las privatizaciones de las hidroeléctricas. Hace 20 años que los caudales se manejan con criterios de generación.

Neuquén y Río Negro pretenden que en agosto, cuando comiencen a vencer esas concesiones, las provincias tengan mayor injerencia en los manejos del agua. Tal vez esta contingencia sirve de ejemplo.


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