Año nuevo y las ausencias que más duelen: una madre creó un grupo para acompañar a quienes están en duelo

Alejandra vive en Chos Malal, pero su hijo murió al caer de un edificio céntrico de Neuquén, durante un incendio. Desde ese momento, su vida se reinició y hoy busca compartir lo aprendido con quienes pasan por el mismo proceso.

Hace siete años, Alejandra Schouabs estaba en su casa de Chos Malal cuando recibió el llamado que rompió para siempre lo que hasta ese momento había sido su vida normal. Le dijeron que nadie encontraba a su hijo, Luis Fernando, de 27 años, que hubo un incendio en el edificio de la Galería Jardín donde vivía, que viaje urgentemente. La realidad era que el joven había caído del décimo piso cuando se asomó a una ventana tratando de evitar el humo, lo que supo en el hospital Castro Rendón. Al saberlo, como madre se puso a recoger cada pedacito de su vida, a armarla de nuevo y hoy, con el grupo «Mariposas Blancas» se ofrece para acompañar a otras personas en duelo y deja muchas herramientas para la llegada de las Fiestas de Año Nuevo, cuando las ausencias pesan especialmente.

Alejandra puede hablar sobre cómo murió su hijo y fue ella quien describió el accidente en una charla con Vos A Diario, por RN Radio. Pero llegar a ese punto le implicó transitar un proceso del duelo que nadie, asegura, debería evadir.

Recordó que a ella le avisaron que no encontraban a Luis Fernando, pero nunca pensó que estaba muerto. «Fue un quiebre en la vida tremendo, yo digo que el día que nació mi hijo me cambió la vida y el día que murió mi hijo, también», describió.

Alejandra junto a su hijo Luis Fernando.

Para Alejandra, el primer paso fue buscar ayuda. Estuvo acompañada por su psiquiatra y por un psicólogo que era logoterapeuta, que es una línea de terapia que ayuda a las personas a buscar el sentido a la vida, explicó. Para ella, la clave fue nunca quedarse quieta más allá de su tristeza.

Con la apertura que la caracteriza, compartió que para ella «fue durísimo, por momentos una piensa que no va a poder, que se va a volver loco, que no lo puede creer, pero son todos momentos del duelo que todas las personas atravesamos; a veces pensamos que estamos bien y volvemos a caer, y de pronto una fecha nos vuelve a hacer sentir que estamos mal, que estamos tristes».

Para Alejandra, ese proceso de dolor se puede capitalizar. «Los duelos son una oportunidad para conocerse (…) te vas tan profundamente en vos que es un buen momento para renacer», puntualizó.

Cómo hacer que el duelo lleve a una vida digna

Como madre, confesó que se preguntaba para qué su hijo había «puesto su vida» y se respondía a sí misma que no era solamente para que ella sufriera, sino para que aprendiera algo más grande. Remarcó que es una experiencia por la que no pasan la mayoría de las personas, pero que es posible volver a tener una vida digna, volver a disfrutar, que es una señal de un proceso de duelo bien transitado.

Alejandra contó que ella se puso «a trabajar». Hoy es coach ontológica, el año pasado se capacitó en programación neurolingüística y ahora está cursando una capacitación sobre suicidio. A la par, creó el grupo de acompañamiento para personas en duelo: «Mariposas Blancas fue algo que yo sentí que era como una misión, transformar el dolor en amor es un objetivo de vida, yo vivo hoy con ese sentido».

Para Alejandra, «Mariposas Blancas» era su misión.

Indicó que aunque muchas personas hacen como que el duelo no existe y no quieren hablar del tema, es necesario accionar al respecto. «Hay una frase que dice el tiempo lo cura todo, bueno, las personas creen que el paso del tiempo va a sanar el dolor y realmente no es el paso del tiempo, sino lo que uno hace en ese tiempo», remarcó.

Alejandra reconoció que a las personas les cuesta mucho volver a tocar la herida y esperan que el dolor se vaya a pasar solo. En las reuniones de su grupo de apoyo ha tenido una gran asistencia de gente que tenía esta expectativa, pero la realidad es que son espacios para ir a hablar y construir herramientas con otros que ya pasaron por lo mismo, que llevan tiempo de camino, aclaró.

Valoró además, la oportunidad que significan estos grupos porque muchas veces, en el entorno, se trata que las personas no hablen porque se angustian, pero «poniendo en palabras uno puede ir sanando».

Alejandra propuso hablar de cuál es la concepción de la muerte que se tiene, leer, formarse en cómo es el proceso del duelo y cuando no hay con quien hablar, escribir: «cuando vos escribís el cerebro hace un trabajo que libera emoción, también hay que registrar lo que a cada uno le hace bien».

Finalmente, instó a «no dejar de buscar, todas las personas tenemos algo que nos da paz (…) solo hay que parar la pelota».

Luis Fernando tenía 27 años cuando cayó del décimo piso del edificio en el que vivía.

Escuchá a Alejandra Schouabs, en “Vos a Diario”, por RÍO NEGRO RADIO. 

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